El silencio es un sonido realmente dulce; la paz que evoca el sentir los oídos zumbar en un ambiente apenas decorado por la naturaleza que lo rodea, entre pequeños y delicados cánticos florales, dejándose interrumpir por la brusquedad de la fauna.
El mundo que Avión Juju era, de muchas formas, problemático e innecesariamente complicado, con un exceso de todo y una falta de explicación en mas de la mitad de las cosas, pero, de alguna forma, había conseguido crear algo hermoso. Aunque nunca se hubiese esforzado en describirlo correctamente, si lo pensaba, tenía suerte en que el mundo no fuese alguna clase de dibujo mal ilustrado o una especie de cuadro bizarro inspirado en Van Gogh.
Burlas de lado, el mundo era un lugar precioso, pintoresco, Shen Qingqiu nunca se cansaría de admirar el delicado bosque de bambú a través de la ventana de su propia casa, no podría tener suficiente del aroma fresco que traía la montaña ni de los tenues cánticos de las aves madrugadoras. No tendría suficiente de los brazos de su esposo tampoco.
El aire de montaña, como la lógica pintaba, era fresco y con un tenue aroma a tierra húmeda, silbaba frío en las noches y combinaba dulcemente con los rayos del sol en las mañanas. Bueno, realmente no era tan lógico, se suponía que a la altura en la que estaban debería hacer mucho más frío, haber nieve o, aunque sea, una clara falta de oxígeno; no va a negar que agradece la falta de detalle al respecto, pero, era un punto del que siempre discutiría mentalmente (y con el autor).
Sin quererlo, la mente de Shen Qingqiu se había desviado a aquel detalle apenas posó la vista en el exterior, pensamientos tontos que se vieron interrumpidos cuando aquel calor que le envolvía comenzó a removerse. No, Shen Qingqiu no se cansaría de los brazos de Luo Binghe, de la forma en la que el ambiente fresco de repente dejaba de afectarle entre los músculos del ser demoníaco, ni de cómo siempre parecía tener un aroma familiar, algo dulce mezclado con otros aromas cálidos, imposibles de identificar pero que finalmente se habían guardado en la mente de Shen Yuan con el nombre de “hogar”, aunque como sinónimo se presentaba “Luo Binghe” y “Café de la mañana” [sust. ver “Transmigración repentina” para más información]
¿Binghe olía a café? Probablemente, tal vez no, realmente no reconocía ya el olor a café y en ningún lado había tenido la oportunidad de beber uno, por lo cual, dudaba llegar a identificar su sabor, aunque lo tuviese en la boca.
Con orgullo puede decir que reconoce 3 tipos de té y cuál de ellos viene de tal hoja, pero, no le pidan que prepare uno pues la única vez que lo hizo, puso césped en su taza... ¡El pasado es el pasado! ¡Dejen de mirarlo así! Ahora tiene un esposo que lo hace por él incluso si no se lo pide, el té malo quedó atrás (adiós, adiós, no vuelvas nunca.)
Pensando demás, Shen Qingqiu vivía sobre pensando la situación y olvidaba lo fácilmente que cambiaba su entorno, por ello mismo no había notado los ojos ya abiertos de Luo Binghe, admirándole tan fijamente, en silencio incluso si veía los ojos del mayor claramente abiertos. Shen Qingqiu se dio un momento para acariciar la cicatriz en el pecho ajeno, suspirando tan bajo como podía, su mente bastante distraída con todo un poco antes de que tuviese nuevamente en cuenta el tiempo; solo entonces levantó la mirada, dándose con aquellos ojos.
- ¡Binghe! ¿Qué haces tan callado? ¡Vas a espantar a este maestro! – dio un golpe, delicado, sin fuerza ni intención de herir, a la frente ajena, apenas con la punta de los dedos, Luo Binghe solo sonrió, sus brazos apretándose alrededor del cuerpo que sostenían.- Este discípulo lo lamenta, pero Shizun parecía estar pensando en algo, y no quiso interrumpirle. –
Shen Qingqiu no se ahorraba en suspiros cuando de Luo Binghe se trataba, siempre le arrancaba alguno, de molestia, frustración, preocupación, cariño, cansancio... Unos suspiros de los que no tenía cara para hablar, sus mejillas ardían de solo recordar la razón de los mismos, la misma por la que ahora no había prenda que lo separara del cuerpo ajeno. Ahora mismo, soltó un largo y cansado suspiro, negando lentamente entre los brazos de Luo Binghe, solo entregándose a la vergüenza antes de hundir el rostro entre el cuello y hombro del protagonista, esperando mantener lo poco que le quedaba de cara ahí mismo.
- ¿Shizun? – llamó, caricias casi pecaminosamente suaves se repartieron por entre los cabellos de Shen Qingqiu, hasta tocar la piel bajo ellos, este mismo solo hizo un “Mm” en respuesta. Luo Binghe continuó - ¿Hay algo que le moleste? Este discípulo lo notó concentrado, además que tocó la cicatriz. –
Realmente no se había dado cuenta de este último detalle, la mera necesidad de distraer sus manos le hizo acariciar ese punto en la piel ajena, la textura desigual y la tonalidad distinta al resto del pecho, no podría olvidar su existencia ni dejar de prestar atención a la misma un millón de veces. Al menos no de nuevo, nunca jamás olvidaría revisar esa cicatriz de nuevo.
Shen Qingqiu negó tan pronto como su mente volvió a concentrarse en el hombre frente a él, los años quejándose y teniendo que recordar la estúpida trama le habían hecho propenso a desviar la cabeza hacia cualquier lado, ya no podía seguir una misma línea de pensamiento sin pensar en las otras 20 posibilidades y lo que el otro personaje podía estar pensando en hacer.
- ¿A Shizun le molesta? – acudió, nuevamente, Luo Binghe, ante el silencio del mayor – Este discípulo quiere conservar cada marca de su maestro, pero, si a Shizun realmente le molesta, puedo hacerla desaparecer. –
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[ERROR 404 - Villano no encontrado]
Fanfiction¡Masoquistas! ¡Todos son unos Sádicos al querer hacer sufrir al protagonista! ¡Y encima sufren ustedes también! ¡M! ¡Todos los lectores son M! _________ Después de un largo período de paz y silencio, el sistema ha hecho su vuelta triunfal, esta vez...