プランダラ/Plunderer Copyright ©Suu Minazuki

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Este anime (no leo manga) me tiene fascinada, gran historia, excelentes personajes. Lo único que lamento es el ecchi, totalmente innecesario ciertamente, pero bueno.

Necesitaba escribir sobre Rihitō/Licht, lo necesitaba con urgencia tras apreciar su trágica belleza (mi fav junto con Jail *-*)

De antemano me disculpo por los posibles fallos y agradezco si alguien lee, comenta o vota.

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Lágrimas
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── 1 ──

Rihitō no recordaba haber muerto.

Sí que recordaba la lluvia, impía y ensordecedora, que les atascaba los pies en un lodazal cada vez más difícil de sortear. Recordaba los quejidos entre dientes de los refugiados del campamento, viejos y enfermos, mientras transportaban a la espalda pesados fardos de leña hacia el almacén. Recordaba el frío que le calaba la ropa, la piel, los huesos. Recordaba a Tokikaze con las manos alrededor de la abuela para ayudarla a sostenerse en pie. Recordaba el agotamiento que le hacía crujir todo el cuerpo con cada paso que daba, y recordaba a los soldados atizando gente inocente por enésima vez para que caminara más aprisa. Recordaba la rabia que lo invadió entonces y que lo empujó a gritarles como nunca antes había gritado en su vida.

Rihitō Sakai no recordaba haber muerto.

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── 2 ──

Rihitō no recordaba haber despertado.

No recordaba el dolor, ni la ira, ni el sonido nauseabundo que hizo la katana del dios caído cuando cortó las cabezas de los soldados, ni el olor de la sangre, el barro, la bilis que supuraba de la carne degollada. No recordaba los rostros horrorizados de su escuadrón, ni lo asustados que parecían. No recordaba haber visto llegar a Hina mientras vomitaba tras salir corriendo.

Solo recordaba sonidos estridentes de luces enceguecedoras con la necesidad irrefrenable de matar para evitar que el resto pase por la misma pena.

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── 3 ──

Durante meses, Rihitō solo conoció ese sonido junto con el frío de las agujas que tenía clavadas en las extremidades tras sus revisiones y el peso invisible de las cadenas que lo mantenían inmóvil en todo momento. Su propia existencia parecía una pesadilla larga e insufrible, diseñada para torturarlo eternamente. Notas y más notas agudas le perforaban los oídos en contra de su voluntad día y noche. Rihitō Sakai nunca había sentido la necesidad de llorar de desesperación, pero la furia salvaje que lo consumía como el fuego que destruye un bosque seco era lo único que le suplicaba que hiciera.

El tiempo pasó de forma abstracta, melosa e incómoda y, durante mucho tiempo, Rihitō solo experimentó la ira más absoluta y se sumergió en una oscuridad espesa de forma agónica sin ser consciente del paso de las estaciones, luna tras luna.

Rihitō Sakai no volvería a ser el mismo jamás. Licht Bach el As de Golpes Intermitentes es quien ahora estaba tras la máscara blanca que lloraba sangre.

Y tuvo que procesar tantas cosas de golpe que también quiso llorar. Pero los títeres no podían llorar, así que Licht tuvo que recoger como pudo los restos raídos que iba encontrando de su alma con manos temblorosas y los ojos secos mientras por dentro se inundaba, se inundaba, se inundaba.

Sabía que su hermano Tokikaze se culpaba, Sonohara se culpaba también pero solo deseaba seguirlo, y los demás se debatían entre compadecerlo y temerle mientras sostenían el cuerpo inerte de su hermano.

Licht Bach solo quería llorar.

Viniendo de un lugar en el que la excelencia le podía poner al servicio de un señor de la guerra violento y sin piedad, Licht siempre se había sentido en parte afortunado. Sin embargo, se había convertido en un monstruo con el que no estaba preparado para lidiar.

Que trataran de ocultar la verdad a su neblinosa memoria trescientos años después no sirvió de nada porque la gente no tardó en ponerlo al día en forma de leyendas en cuanto puso un pie en Althea junto a Nana. Nunca los reconocieron, pero no era difícil escuchar a mercaderes, vendedores e incluso niños hablar de las atrocidades que el Flash Baron, el As Legendario había cometido junto a su invencible escuadrón.

Nana le aseguraba que la mayoría eran exageraciones, pero Licht no sabía a quién creer. Si durante tanto tiempo no había sido consciente de sí mismo y había perdido el control, ¿cómo podía tener la certeza de que en ningún momento había hecho daño irreversible a gente inocente? Había ganado la Guerra del Despilfarro con sus propias manos, después de todo, así que nada le impedía haber cometido cualquier otra atrocidad cada que la sed de sangre se apoderaba de el.

(Su sangre caliente todavía le pesaba en las manos. Rojo, blanco, negro).

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── 4 ──

La Guerra se llevó todo lo que le quedaba. Tokikaze murió y el escuadrón se sacrificó por quienes aún prevalecían tras tanta destrucción y miseria, y Licht Bach lo perdió todo. En soledad durante más de un siglo solo pudo pensar, pensar tanto y de forma tan agónica que cayó en un profundo letargo. Una pesadilla fría, marmórea, inquietante y, sobre todo, interminable. Y Licht seguía sin poder llorarse a sí mismo, a su hermano, a sus amigos, a todo lo que fue una vez su vida y ya no existía. Porque las criaturas como él no debían tener sentimientos ni debían llorar. Por dentro, Licht Bach nunca dejaría de estar inundado.

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── 5 ──

Tiempo después, sonidos estridentes de luces enceguecedoras le volvían a perforar los oídos.

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