La oscuridad del mundo

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Miré al reloj al lado de mi cama, 3:00 A.M.  Suspiré, no he podido dormir en toda la noche, desde que llegue a casa esta tarde, supe que algo  estaba mal, pero ¿a quién decía? ¿La policía? ¿Mi mamá? No importaría, la imaginación de una chica de 16 años, solo quiere llamar la atención, esos serían los primeros comentarios que recibiría. Me volví nuevamente al reloj 3:02 A.M, la verdad es que desde que mi mamá se volvió a casar con Dimitri -porque nunca lo llamaría papá- todos creen que lo único que quiero es llamar la atención. Así que estaba atrapada.

No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando por fin sentí que mis parpados pesaban, un grito agónico resonó en mis oídos. Me incorporé de un salto y velozmente salí de la cama, antes de abandonar la habitación espere pues, no sabía si todo había sido mi imaginación, cuando estaba a punto de volver a mi cama un grito lleno de sufrimiento resonó por cada pared de mi habitación. Salí disparado y me apresure a las escaleras; a pesar de mi velocidad y de que mi vista se mantenía en el frente fui capaz de ver que en una de las paredes había manchas de sangre y en el medio la palabra ¨infierno¨, la barandilla de las escaleras no estaba mejor, se encontraba llena de sangre y dañada de una forma que solo podía significar una cosa: alguien se había aferrado a ella mientras algo o alguien forcejaba para arrastrar a esa persona; esta observación causó que una oleada de terror invadiera mi cuerpo, pero un momento después el terror fue sustituido por la furia. Nunca en mi vida dejaría que alguien lastimara a mi mamá o a Dimitri. Con este pensamiento apreté el paso.

Una vez en el primer piso los gritos y gemidos eran peores, pero no solo eso, también se le sumo una voz que era como miles de gritos en un bajo volumen. Comencé a caminar pero un segundo después caí, ahí fue donde me percate que todo era oscuridad, una profunda oscuridad, no veía nada.

Cuando comencé a incorporarme una oleada de poder invadió mi cuerpo, mis oídos se agudizaron, mi vista era perfecta y un extraño olor venía a mi nariz, era de hierro, sangre y… veneno.

Camine por los pasillos de mi casa, pero esa no era mi casa, era un laberinto, era… peligroso. Cuando creí que el camino nunca tendría fin, escuche algo que no esperaba.

-          Jessamine, no te acerques – ese era un grito, el de mi mamá. Corrí en dirección de su voz, en menos de un minuto estaba en lo que parecía la sala; ahí ella se encontraba en el suelo, su hermoso cabello rubio estaba cubierto de sangre, no paraba de gritar, estaba herida y cuando me vio su rostro se llenó de terror.

-          ¡Corre! – gritó ella.

Entonces la sombra de un hombre cubierto de sangre apareció, parecía un monstruo. No sabía que o quien era, pero al parecer él sabía quién era yo. La cosa exhalo.

-          La elegida, la suprema – dijo de manera espeluznante.

-          ¡NO! – gritó mi madre.

La sombra me atacó, pero, una espada la paro. Ahí estaba Dimitri. Se encontraba lastimado, pero sostenía la espada con fuerza. La criatura de un solo movimiento saco un puñal y se lo clavo en el estómago, haciendo que Dimitri cayera al suelo.

No estoy segura si grité, solo sé que un dolor atroz atacó mi cerebro.

-          Y… ahora es tu turno – dijo el monstruo, porque a estas alturas estaba segura de que lo era.

-          ¿Quién eres? ¿Qué eres? – le pregunté.

-          Veo que no sabes nada del mundo real. Bien. Antes de que te mate, te diré algunas cosas. Soy el infierno. El mundo no es como todos los humanos lo ven, no soy humano, tú no eres humana, tienes habilidades que no conoces. Pero no las descubrirás. Te matare primero – dijo con una sonrisa desquiciada.

En ese momento se me abalanzó, pero, yo ya no estaba ahí. El monstruo rugió embistiendo una vez más, de nuevo a una velocidad inhumana me moví. Fue ese el momento en el que supe que hacer. Ahora cuando el monstruo se lanzó hacia mí con su puñal en mano, le lancé una patada a este haciendo que volara por encima de mi cabeza, seguido de un mortal para atraparlo en  el aire. En cuanto lo tuve en mi mano, corrí hacia mi enemigo y le clavé su propia arma en el estómago, acto seguido hice lo mismo con el corazón dejando que se pulverizara a mis pies.

Me volví hacia mis padres, Dimitri estaba muerto y mi madre agonizando. Rápidamente corrí para arrodillarme a su lado.

-          Tratamos de protegerte, te amamos. El mundo es peligroso, pero sabes cómo defenderte, tienes habilidades que no conoces – hizo una pequeña pausa mientras acariciaba mi rostro y yo trataba de secarle sus lágrimas – buena su… - esas fueron sus últimas palabras, pues la muerte se la llevo.

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Desde ese día todo cambió, tengo habilidades asombrosas, se cosas que nadie sabe, pero también veo el mundo de una forma distinta. Cuando alguien ve la belleza, yo veo la verdad, y la verdad es oscura e inspira terror.

Desearía que todo fuera como antes de esa noche.

Jessamine Monroe. 

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