The things we do × sookai ×

You're my best friend

—¿Me pasas el lapicero rojo?

Kai asiente distraídamente, tomando la delgada vara de plástico y entregándosela a Soobin, quien está sentado justo frente a él. Soobin le sonríe en un agradecimiento silencioso, e inmediatamente devuelve su atención al ensayo que estaba escribiendo, mordiendo su labio en un gesto inconsciente y balanceándose en la silla. Kai no puede evitar mirarlo por quizás más tiempo del debido, reparando en los detalles delicados de su cara, en sus labios rojizos y brillantes, en sus ojos grandes, su cabello recién teñido de azul, sus hoyuelos adorables...

Todavía brilla como una estrella.

—¿Pasa algo? —pregunta Soobin al notar la mirada del chico encima suyo.

Huening niega, sonriéndole a su mejor amigo antes de decidir que también va a continuar su ensayo. Le toma bastante trabajo poder pensar claramente en algo decente que escribir.

Kai tenía cinco años cuando conoció a Soobin.

Una fría noche de diciembre, sus padres habían decidido organizar una pequeña reunión con sus socios más cercanos del trabajo, y aunque al inicio había sido bastante divertido recibir a los invitados y comer un postre delicioso, a las tres de la mañana ya quería arrancarse la cabeza del aburrimiento.

El pobre niño no tenía ni una pizca de sueño, y como el resto de los niños presentes ya estaban dormidos, se había quedado sin nada que hacer, y ahora estaba sentado en la banqueta frente a su casa, manteniendo sus ojitos firmemente fijados al cielo estrellado, contando una y otra vez cada puntito luminoso y poniéndole nombres a cada una de las estrellas.

—Uh... Heeyeon. —murmura aburrido— Haechul... Jinhyun... No, Hyunjin...

—¿Qué estás haciendo?

Una voz infantil lo despierta de su trance, así que se incorpora lo más rápido que puede y observa a un niño que no había visto antes en la reunión. Está vestido con un adorable trajecito azul que combina con el suyo verde, y sus labios fruncidos en un rictus de aburrimiento.

—Estoy nombrando estrellas. —responde como si fuera obvio, pero siempre educado como su madre le enseñó.

—Oh... ¿Por qué?

—¿Nunca has pensado que quizás las estrellas nos ven a nosotros como puntitos en su cielo?

El niño parpadea, sin responder nada.

—¿Y cómo les pones un nombre?

—Sólo... Las miro y les pongo el primero que se me ocurre.

—¿Cómo llamarías a esa? —señala a una estrella particularmente grande, aunque ambos estaban en diferentes lugares así que Kai no podría ver a cuál se refería exactamente.

—Haces muchas preguntas.

—Sí, por eso me mandaron a salir. —explica el niño triste— Me llamo Choi Soobin, ¿y tú? ¿Eres de por aquí? Tus ojos son extraños.

—Me llamo Huening Kai.

—Oh... Ya veo. —asiente— ¿Cómo llamarías a esa estrella? —insiste.

—Soobin. —dice luego de varios segundos.

—¿Qué pasa?

—La llamaría Soobin.

—¡Como yo! —dice contento— ¿Por qué?

Huening Kai se mantiene en silencio, escaneando cada una de las facciones del niño como analizando.