CAPÍTULO 1

72 1 0
                                    

 ❀ ✿ ❃ ❁   ❀ ✿ ❃ ❁   PARTE I  - LA CASA DE LOS COLORES   ❀ ✿ ❃ ❁ ❀ ✿ ❃ ❁

❀ CAPÍTULO 1 

1927

Se dice que toda flor en el mundo tiene un significado especial, cada cultura se ha encargado de entregarle un valor que va más allá de la belleza que nos entregan; algunas son apreciadas por sus colores, aromas o propiedades curativas; otras tienen un valor espiritual y muchas han sido asignadas al día de nuestro nacimiento como si se tratara de un signo del zodiaco y basado en esto nuestra personalidad se envuelve del misticismo que esta flor nos ha entregado. Sea cual sea la razón por la que las flores son admiradas, para Isolina el valor de sus flores tiene un poco de cada cosa y es por ello por lo que su jardín parece estallar en diferentes colores cuando la primavera llega. Se ha encargado personalmente de recolectar y plantar cada una de las bellas especies que adornan la parte frontal de su casa y con tal esmero ha cuidado de ellas haciendo que el lugar sea admirado por las personas que viven en el pueblo. No es la casa de la familia Barría, es la "casa de los colores" y todas las mañanas se puede ver a su dueña trabajando entre los arbustos, conversando con las azaleas, riendo a carcajadas cuando florece el copihue, regañando con las calas y reflexionando con sus pensamientos.

Un cálido domingo de noviembre, la armonía en la casa de los colores se vio interrumpida por los gritos de María Mercedes, la Meche, como le decía Isolina a su bella hija de trece años, la que por extrañas razones había ocultado un embarazo y justo después del desayuno antes de la misa, había entrado en trabajo de parto sin dar tiempo a la golpiza que su padre, Rosamel, le habría dado si esta hubiese confesado antes lo que ocultaba bajo sus vestidos de encaje. Los gritos de la Meche se escuchaban desde la casa de los vecinos y el alboroto que se armó con el parto fue algo que nunca habían visto los hermanos de la niña que estaba por dar a luz. En el dormitorio, Isolina y una criada que le ayudaba temporalmente con los quehaceres de la casa, estaban intentando colaborar a que la criatura llegara al mundo como debía ser; un montón de sábanas sucias con sangre y unos tiestos con agua caliente rodeaban a la pobre Meche que rezaba abnegadamente por salir con vida, aunque no sabía si esa era la mejor opción luego de haber revelado su secreto junto con las primeras contracciones. Mientras las mujeres de la casa socorrían a la pobre muchacha, afuera en el pasillo, estaban los hombres esperando el desenlace; Rosamel se paseaba de un lado a otro con el ceño fruncido y los puños apretados, cada cierto rato regañaba a sus dos hijos que lo observaban aterrados parados uno al lado del otro casi sin respirar de la angustia al ver que la salida a la misa dominical se había convertido en el primer parto que veían. Ninguno era capaz de pronunciar una palabra ante las amenazas de su enardecido padre intentando indagar si estos conocían al muchacho que se había atrevido a deshonrar a su hija menor. No había muchos jóvenes entre los vecinos, por lo que fue nombrando uno a uno a los que venían a jugar con ellos por las tardes, pero sus intentos fueron infructuosos; ni German, el mayor de los hermanos, dijo una palabra ni mucho menos tuvo respuesta de David, el hermano del medio. Las piernas les temblaban al ver a su padre cruzarse de un extremo a otro echando chispas por los ojos cada vez que se escuchaba un alarido de la joven parturienta desde el interior de la casa. No fue hasta el momento en que el llanto de la criatura inundó la casa cuando la tranquilidad regresó por un instante y aprovechando que Rosamel entraba a ver cómo había salido todo, sus jóvenes hijos corrieron hasta el fondo del enorme patio, donde estaba la leñera, para tomar una gran bocanada de aire tras la impresión que se habían llevado.

—¡Estaba preñada! —soltó Germán casi sin poder respirar—Si yo le dijera a mi padre lo que vi, todo esto acabaría de una buena vez—su cara estaba enrojecida por la ira.

—Pero eso sería el fin de la familia —respondió David de rodillas en el suelo y apoyado en una sucia pared de la leñera con la respiración agitada. Su hermano se quedó en silencio, no había palabras para expresar sus emociones.

🌸El secreto de la flor ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora