• Un collar de cascabel

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Algo empieza a vibrar y  al instante una corriente eléctrica recorre mi cuerpo. Abro los ojos de golpe e intento orientarme, pero solo encuentro oscuridad. La vibración cesa y miro hacia abajo, entornando los ojos para captar algo de luz, pero sigo sin ver nada. ¿De dónde ha venido es-

La vibración comienza de nuevo y suelto un jadeo al notar el lugar, está justamente en mi centro. Muevo mi mano para atrapar ese extraño objeto, pero mi muñeca se frena en el aire con un sonido metálico. Cadenas. ¿¿Estoy encadenada?? No puede ser.

Hago el mismo movimiento con la otra mano y el sonido y el frenazo se repiten. Mi mente se va despejando poco a poco cuando la vibración cesa por segunda vez, y me voy dando cuenta de cuál es mi situación. Estoy descalza, arrodillada sobre algo que parece cuero a un poco de altura del suelo y esposada de manos y pies a algo que juraría que son varas de metal, con las piernas separadas. Siento gran parte de mi cuerpo al descubierto, y llevo una ropa interior suave con algo que parece encaje, pero tengo los pezones desnudos. Las esposas no son metálicas, más bien duras, como de cuero también;  y noto un collar apretándome el cuello con un cascabel. ¿Estoy soñando? Parece demasiado real para ser un sueño.

Me remuevo en el sitio para intentar forzar las esposas cuando el objeto vibrador estalla sobre mi centro y me hace gemir en alto, esta vez con más intensidad. Me estoy empezando a excitar y la temperatura va subiendo por mi cuerpo a medida que el artefacto sube y baja de intensidad. Alguien lo tiene que estar controlando.

— ¿Hola? ¿Hay alguien? — grito como puedo.

Me muerdo el labio inferior cuando el vibrador sube de intensidad de nuevo y los jadeos se escapan de mis labios con fuerza.

— ¡Esto no tiene gracia! ¡Soltarme!

El objeto deja de vibrar y yo inclino la cabeza hacia atrás con alivio, lo que hace que el cascabel suelte un suave tintineo. Entonces escucho una risita masculina y seguidamente algo delicado acaricia mi cintura, erizándome la piel del cuerpo entero. Se desliza por mi espalda lentamente, pasa por mis clavículas y desciende con cuidado de mi pecho al final de mi vientre. Yo suspiro irremediablemente y flexiono los dedos de los pies con fuerza, intentando controlarme.

— Por favor, dime dónde estoy... — gimoteo.

Lo que creo que era una pluma se aleja de mi cuerpo y escucho unos pasos y como algo mullido se hunde sobre el peso de un cuerpo, cuando aquel desconocido se sienta.

— Estás en el cielo y en el infierno preciosa, — la voz ronca y profunda me recorre los nervios y noto como se me endurecen los pezones — depende de lo que tú decidas.

Esto no me puede estar pasando, ¿Cuándo he llegado aquí? Ni siquiera recuerdo qué día es. Y esta situación es tan peculiar... tan excitante... ¿Podría aprovechar?

— ¿Qué vas a decidir? — el sonido de sus pasos se acerca a mi y noto sus dedos descubriendo mi cuello desnudo, apartándome el pelo de los hombros y acercándose a mi oído — Disfrutar y dejarte llevar... o volver a tu vida aburrida quedándote con las ganas.

Su presencia tras mi espalda, inclinado sobre mi cuerpo y susurrándome profundamente al oído hacen crecer mi excitación con rapidez, haciéndome sentir necesitada de contacto con desesperación. Su simple cercanía, a pesar de no verle, me impone tantísimo que mi boca se niega a emitir sonido alguno. ¿Quiero pasar por esta situación tan rara? Estoy super desorientada, la cabeza me da vueltas y sus caricias provocan estas cosas en mi... A la mierda.

Cojo aire y me decido. No sé si será un sueño, pero necesito un cambio en el sexo. Solo he pasado aquí menos de media hora y estoy más excitada que en mis seis años de relación...

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2023 ⏰

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Pasión al reloj ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora