𝐂𝐀𝐑𝐃𝐈𝐆𝐀𝐍 | 𝐉𝐢𝐤𝐨𝐨𝐤.

Cardigan.

Aclaraciones:
🖤Personajes: Jungkook. Omega / Jimin. Beta.
  🖤Género: drama, romance, intento de fluff.
🖤OS inspirado en "Cardigan" de Taylor Swift.

Única parte.

Jeon Jungkook detestaba ser omega.

No por el hecho de cómo se comportaba su lobo, su anatomía o su actitud frente a las cosas, sino porque siempre lo menospreciaban a donde iba. Así había sido su vida desde los dieciocho años cuando su padre le había echado de su hogar por haberse presentado en el linaje más débil.

Jungkook en ese tiempo no sabía a dónde ir; no tenía un lugar en dónde dormir o qué comer. Tuvo que dormir en instituciones públicas para personas sin hogar. Incluso una noche fría con ventisca fue cuando un alfa trató de aprovecharse de él en uno de los camarotes localizados en la tercera planta, al lado del restaurante comunitario y solo a unos metros de la puerta que le podía guiar a una salvación. Pudo salvarse de las manos ásperas que le habían halado de los muslos para poder profanarlo, mientras aullaba y rasguñaba al alfa que se reía de su desgracia.

Esa noche, conoció al viejo Kwan. Un señor que pasaba los setenta años y quién fue el único en auxiliarlo de una violación. Desde ese momento, Jungkook se aferró y se protegió bajo los brazos del alfa anciano, que aunque no tenía siquiera un penique para sobrevivir, para el omega significó la persona más valiosa del mundo.

Ambos trataban de ganarse la vida pidiendo dinero en la calle e incluso Jungkook tuvo que robarle a una señora de la alta alcurnia para poder conseguir lo suficiente del día a día. Aquello no le hacía sentir orgulloso, pero cuando el viejo Kwan comenzó a enfermar, Jungkook tuvo que buscar algo más recursivo para poder costear los medicamentos.

Pero no fue suficiente. Dos años después Kwan, quien era el único que había aceptado a Jungkook como era, falleció. Aquella noche el omega se aferró a los recuerdos del alfa, al igual que sus dedos se hincaban en la camiseta de cuadros que usaba el hombre. Las lágrimas bajaban por sus mejillas como una torrente de agua.

Se sentía solo.
Se sentía perdido.
Se sentía temeroso.

Luego, como resultado de su propia desesperación, comenzó a trabajar en un burdel como mesero, en donde podía conseguir lo suficiente para comer, pagarse un lugar de mala muerte y mantenerse vivo. Sin embargo, no pudo mantenerse a salvo.

El jefe del burdel, Min Juwon, se llevó su inocencia sobre el escritorio de roble con aroma a tabaco y alcohol, dejándole a un lado unos cuantos billetes de valor significativo, aun cuando el valor propio para el omega se había desmoronado desde ese momento. Había accedido por la necesidad de que le adelantara su pago. Luego, el alfa siguió atormentándolo cada vez que se cruzaba en su camino, diciéndole que si no accedía, juraba tirarlo a la calle.

Jungkook tuvo que aceptar, cerrando los ojos y tratando de desconectarse de su cuerpo cada vez que estaba con el alfa.

Se sentía sucio.
Se sentía usado.

Un día, cuando estaba atendiendo una mesa de hombres petulantes con dinero en sus bolsillos y dientes amarillentos por el tabaco, uno de los hombres trató de sobrepasarse con él, fue cuando Jungkook se sintió mareado y se dirigió hacia el baño sucio del recinto para devolver lo poco que había comido en la cena.

Sus piernas temblaban al igual que sus manos antes de lavarse el rostro y mentalizarse que el turno estaba por terminar. Podría ir al pequeño cuarto lleno de humedad en donde residía y tomar una siesta, si es que su jefe no mandaba llamarlo a su oficina.

Jungkook observó su reflejo desolado contra el espejo sucio, empañado y lleno de calcomanías. Hacía mucho tiempo que dejó de verse porque le afligía el darse cuenta lo perdido que se encontraba. Sus ojeras eran profundas y obscuras, sus labios ahora reflejaban una fina línea y seguramente había perdido demasiado peso. Dejó de verse al sentir asco de sí mismo cuando se dio cuenta de los fuertes chupetones que adornaban su piel pálida.