Capítulo único

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× Advertencias: Escenas sexuales, diferencia de edad, leve degradación, relación tóxica, angst, menciones de acoso.


"Me quito las manos y te las doy, pero tú no las quieres, así que las retiro y las pongo en el camino equivocado, en las muñecas equivocadas".

Richard Siken


Gojo Satoru es la luna

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Gojo Satoru es la luna. Siempre cambiante y radiante. Radiante de luz, incluso cuando no tiene la suya propia. Y al igual que la luna, partes de él permanecen ocultas en una oscuridad siniestra mientras te deja fría y sola en el enredo de sábanas, preguntándote por qué tu amante desaparece cada amanecer.

Lo conociste ya hace un tiempo, cuando entró por primera vez en la panadería donde trabajabas a tiempo parcial; deslumbrantes perlas azules en exhibición, mientras ordenaba todos los sabores de mochi del menú. No sabías cómo o dónde empezó; cuándo simples intercambios se convirtieron en conversaciones que duraron horas, y tu gerente prácticamente tuvo que ahuyentarlo para que dejaras de distraerte.

Te acostumbraste a que te visitara en el día durante el trabajo, sentado en el taburete cerca del mostrador de la panadería, hablando de las cosas más aleatorias mientras se llenaba la boca de mochis. A veces te preguntabas cómo es que tenías tanto en común con un hombre mucho mayor que tú.

No podías recordar exactamente cómo esas conversaciones inocentes se convirtieron en tú tirada sobre la encimera de mármol de la cocina de tu apartamento a las 3 a.m. El hombre alegre, se había convertido ahora en una bestia feroz mientras te devoraba por completo, separando tus piernas, lamiendo con su lengua entre tus pliegues con tal fervor que parecía como si fuera la última comida de su vida.

Honestamente, no sabías mucho sobre él, excepto por el hecho de que trabajaba en un instituto privado y viajaba a menudo al extranjero. Él sería tan silencioso como un ratón cuando salía de tu casa antes del amanecer en cada ocasión. Nunca te dijo por qué, y finalmente dejaste de preguntar: la calidez y la comodidad de su cuerpo eran demasiado adictivas como para tener que renunciar a la pregunta de "¿qué somos?" siendo respondida

Los días en los que te despertabas temprano, simplemente dejabas que tus ojos recorrieran los músculos de su espalda, adorando los hoyuelos en la parte inferior de su columna vertebral, memorizando cada imperfección, cicatriz y marca como si nunca las hubieses visto de nuevo. A veces te encontrabas deseando que se quitara la peculiar tela que cubría sus ojos; tu mente apenas podía comprender la sombra de sus orbes.

Sabías que él siempre estaba consciente de que estabas despierta. Pero no lo reconoció, ya sea por accidente o por elección, nunca se sabe. Así que cada vez que terminaba de ponerse la camisa por la cabeza, te alejabas, enfocando tu mente por la ventana, en la media luna que desaparece en lugar del peso aplastante en tu pecho.

Talking to the moon | Gojo Satoru | TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora