《 P A R T E 1 / 2 》

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□□□| S P O I L E R S   3 0 6 |□□□

– Listo Muchacho, la verdad es que es un milagro que sigas vivo, el daño permanente de tus brazos y en las manos es algo evidente en un par de descuidos más. – La habitación se volvió a inundar del mismo hiriente silencio, abrumador.

La mirada perdida del adoledcente consternaba al adulto profesional de la salud, nunca había visto ojos tan vacíos como los que presentaba ese joven tan herido.

Las paredes blancas parecían sollozantes, las ventanas pintaban sobre ellas con las sombras que las gotas de lluvia generaban.  Llovizna de primavera, le recordaba que abril estaba por llegar.

– Aunque, para alguien tan joven, no pierdas las esperanzas. – Le extendió el panfleto que traía en la bolsa de su bata. – Sé de casos que por tan solo no parar de ejercitar los músculos de las manos, conseguían que no se perdiera la movilidad. – Sus ánimos en serio no estaban dando resultado.

En un intento por calmar al doctor, el estudiante tomó el papel a como sus manos se lo permitían, estas temblaban como si su existencia se valiera de ello. No medía su fuerza y arrugó de más el folleto instructivo, generando en sí, un simbolismo pesimista y muy chocante para el de ojos esmeralda y para la impotencia del medico.

Llovió más fuerte.

–En la tarde una enfermera vendrá para cambiarte las gazas, una vez hecho, podremos enviarte a casa para que descanses, quizá debas estar seguro allí por un mes más si quieres volver con fuerza a la academia. – Revolvió con suavidad los rizos disparejos de la cabeza del menor. Este asintió.

El medico salió de la sala sin conocer la voz de aquél adolescente.

Estando por fin solo, miró su reflejo en la ventana de la sala. Se veía fatal, no deseaba que nadie lo mirase tan indefenso, de esa manera, justo en la que estaba en esa camilla. 

No quería echarse a morir, pero el ambiente y su alrededor no parecían querer ayudarle. Se sentía mal, incapaz, débil, con un frío inmenso, espera... ¿Frío?

Las cortinas se movieron lentamente, una brisa entró en la habitación, fría, le hizo estremecerse y buscar el detonante, observó su alrededor.

Quizá la temperatura le despertó inconscientemente, ya que después de pedir que cerraran las persianas, su mente se corrigió a su mismo. Él no era de los que se rendían. En un momento, intentó cerrar sus puños, concluyendo la acción, pero con una mueca, manifestando dolor que se aseguraría no repetir en un tiempo. "Todo estaba en su contra" concluyó sembrando más peso sobre su espalda.

Se mantuvo así, pensativo, recordando las palabras de los antecesores, sabía lo que debía hacer, aunque necesitaba un plan, sus heridas podían sanarse pronto si Eri entendía mejor sus poderes, había visto a Mirio en la pelea.

La pelea, la mayoría de las personas más importantes de su vida estaban ese día, Héroes muy importantes del ranking como Endeavor o Best Jeanist, Todoroki, Kacchan...

A pesar de ya existir el silencio junto con la sala, al nombrar el último personaje en sus pensamientos, su mente se vació, quedó completamente en blanco.

–Kacchan...– Lo recordaba, recordaba ese empujón con la cadera, su trabajado abdomen siendo perforado, su mirada indicando toda clase de suplicio.
Justo él, la persona que le acosaba, quien siempre lo miró por encima del hombro, su rival, su amigo, su amor no correspondido, ¿tenía que ser él quien se sacrificara?

Lo último que recuerda de su cuerpo, es que en un intento de ponerlo a salvo, Shoto tomó una de sus piernas en media caída, frenando el golpe y llevándolo de urgencia a la zona de heridos.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2023 ⏰

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