Mi nombre es Elías y me encontraba en la mesa del comedor con mi familia, acabábamos de tener una pequeña discusión por el último pan de la merienda. La cuarentena que estamos viviendo ha hecho que la comida sea escasa y muy sobrevalorada, aunque en este día hubo suficiente pan como para volver a repetirse dos piezas de pan para cada persona en una familia de cinco miembros.
Por la mañana, la señora de la panadería tal vez se confundió al contar la cantidad de pan o fue aquella ¨YAPA¨, que antes del Covid era el arma más poderosa de los comerciantes ecuatorianos, era aquel incentivo, aquel regalo con el cual mejoraban su oferta de venta y hacía que los compradores regresen felices por ese pequeño detalle. Un gran detalle.
Recuerdo que terminamos de comer y nadie se levantó de su puesto, estábamos pensando en qué hacer con la última pieza, todos en silencio como si se formularan la mejor excusa para ser la persona indicada que deba comer el último pan. Por mi lado, en mi cabeza vagamente volaban fragmentos de la discusión que había dado lugar en aquella mesa por aquel pan. Inconscientemente recordé un momento de mi vida, aquel recuerdo llegó a mi como otro sueño más.
Vivimos en un mundo en el cual existen jerarquías, personas que están debajo de otras personas y que son consideradas inferiores. Aunque vivamos en un mundo de igualdad, aquella igualdad es una falta de respeto en diferentes grupos o para diferentes personas. Aquella jerarquía la encontramos desde tu trabajo hasta la estructura de tu familia. Esto es muy importante porque al igual que yo, algunos de ustedes se identificarán con esta estructura de jerarquía.
La estructura de la que les hablo, es una que existe en cada parte del mundo; la familia.
En un caso completo existen familias conformadas por un papá, una mamá e hijos y en otros una mamá e hijos, un papá e hijos, dos mamás e hijos, dos papás e hijos, un hermano mayor/una hermana mayor encargados de sus hermanos pequeños o simplemente un encargado/encargada que cuida de una persona menor, en fin, existen diferentes estructuras de familias y la estructura de mi familia es la siguiente; una mamá, un papá, dos hermanas menores y mi persona con el papel de hermano mayor.Mi papá es la cabeza del hogar, es quien está sobre todos nosotros incluyendo a mi mamá, ha vivido con una sola idea la cual con el paso de los años poco a poco ha ido cediendo al cambio.
En mi remembranza recuerdo que era un almuerzo, un almuerzo de fin de semana con carne asada, gaseosas y música a todo volumen. Recuerdo que yo había preparado una pierna de pollo y la había puesto en la parrilla, la había cuidado como cualquier pirata que cuida de su tesoro, era la pierna de pollo mejor preparada, la mejor presa del almuerzo. Aquella presa estaba dorada a cada lado y sin ningún rastro de que estuviera cruda. —Obviamente desde pequeño eh sido bueno en la cocina y siempre procuro que todo me salga bien. —Afirmé en mis pensamientos—.
Recuerdo que me encontraba en la parrilla; cuidando aquella pierna de pollo. Mi papá la veía con los ojos de la criatura más hambrienta del reino animal y entre bromas decía: —Esa es la presa que yo voy a comer.
Al momento de servir el almuerzo, yo esperaba ansioso mi pierna de pollo bañada de una salsa que casi siempre hacía mi mamá para acompañar la carne asada, una salsa que solo a ella le quedaba exquisita. El momento esperado llegó, mientras mi mamá traía la bandeja de presas en sus manos, yo no podía divisar la pierna de pollo que preparé.
Todas las presas venían en una gran bandeja y como siempre, mi papá fue el primero en ESCOGER las presas de su gusto. Recuerdo que regresó a verme y agarró la pierna de pollo que yo había preparado. Por un segundo pensé que lo hizo de chiste y al momento recordé ¨él es el papá, él es la cabeza, el señor de la casa, él puede comer lo que él quiera y cuanto él quiera¨.
Intenté luchar por mi presa, pero lo único que recibí fue un fuerte grito el cual interpreté con mis palabras ¨no comeré la presa que yo preparé¨. Como olvidar que él se sirvió las dos piernas de pollo, la mejor chuleta, los mejores chorizos, los botones más crujientes, las yucas más suaves y a los demás nos tocó lo que sobró. Mi presa fue una pospierna, quería repetirme el ala del pollo, pero mi papá fue quien primero la agarró mientras yo me quedaba con el deseo de probar aquella ala de pollo. También quedé con el deseo de probar el fruto de mi esfuerzo realizado en aquella pierna de pollo.
En los años que he vivido con él, yo aprendí sus códigos, su manera de ser y no lo justifico, pero también recuerdo a su papá, mi abuelo.
Cuando íbamos a la casa de él, mi abuelo siempre escogía la mejor presa y a veces comía demasiado, que no sobraba para las demás personas. En su casa él es el que más importa, el resto es nada incluyendo mi papá. La actitud de mi papá en nuestra casa era la misma que la de su papá en su casa y siempre fue así; escoger lo mejor, comer cuanto él quiera sin importar si alguien se quedaba sin comer. Él es el hombre de la casa y por ende él puede comer lo que se le plazca.
Han pasado años y gracias a la comunicación que tuve con mi papá; su actitud cambió. Con alegría puedo decir que ahora todos comemos igual, respetamos nuestro esfuerzo realizado en la cocina cuando preparamos algo con mucha dedicación. Hay momentos en que él se sirve más y lo entiendo, porque no es fácil cambiar de la noche a la mañana y más cuando él estaba acostumbrado a comer demasiado y también; él tiene un gran apetito.
Debemos respetar la comida al momento de comer, no porque seas el hombre de la casa o seas la persona que está a la cabeza de tu familia significa que debas comer mucho más, que tengas el derecho de dejar sin comida a los demás. Déjame decirte que no tienes el derecho de escoger lo mejor y dejar lo peor, no eres nadie para decidir quién come y quién no. Comparte y permite que también tu familia disfrute de la comida junto a ti.
No recuerdo cuanto pasó, en el mundo de los sueños y de los pensamientos el tiempo es tan complejo, crees que pensaste por unos 3 minutos, pero en realidad solo pasaron tres segundos.
Mi conciencia volvió a la tierra y me encontraba otra vez ahí, en la mesa, pensando en quien dará la primera palabra para ser quien coma el último pan de la mesa y tal vez estés pensando en que mi papá será quien lo haga, por un momento yo también lo pensé cuando vi que el agarró el último pan, pero dejé de hacerlo al notar que partió el pan en cinco partes iguales y lo repartió con los miembros que estructuransu familia.
FIN
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EL ÚLTIMO PAN DE LA MESA
Short StoryUn día mas en esta hermosa cuarentena. Lunes 27 de Abril del 2020 - 21:17 pm