ocho.

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no había podido dormir en toda la noche, seguía temblado al igual que derramando lágrimas por mis ya hinchados ojos, desearía morir que estar aquí con él. ya eran las nueve de la mañana, no lo había escuchado desde hace unas horas y eso en cierto modo me hacía sentir mas tranquilo. la cama se hundió a mi lado y me estremecí al sentir sus dedos recorrer mi mejilla.

—lo siento -estaba llorando—, lo siento tanto mi amor —sollozó antes de abrazarme—. pero, si no lo hacía tú intentarías huir de nuevo... ahora tú nunca vas a amarme...

—n-nunca voy a amarte —susurré, sorbió su nariz mientras me abrazaba por detrás.

—por favor perdóname, pero yo te lo advertí...

—quiero tomar un baño.

me dejo ir, estaba sentado en la fría cerámica de la bañera mientras el agua corría sobre mi cuerpo, cepillé mi boca mas de quince veces y aún así podía sentirlo en mi boca, miré el espejo sobre el lavamanos viendo mi reflejo, no quería estar aquí. tomé la toalla del escusado envolviéndola en mi codo, golpeé el espejo tomando un trozo de vidrio entre mis manos, las heridas en mis palmas estaban sanando rápido. enrosque el vidrio entre mis manos levantándolo para tomar impulso.

—¿de verdad vas a hacerlo? —habló a mis espaldas —¿prefieres estar muerto que estar conmigo? s-si tú te quitas la vida, yo lo haré también —pude escuchar el seguro de una pistola y me giré viéndolo parado en el marco de la puerta con el cañón de la pistola apuntando su cabeza,— no podría vivir conmigo mismo, soy la causa de la muerte del amor de mi vida — lágrimas cayeron por su rostro.

solté el vidrio de mis manos, no podía quitarme la vida y mucho menos ver cómo él se la quita. caminé hacia él tomando la pistola y botándola al suelo. en realidad no entendía nada, sus ojos mostraban la tristeza profunda, me veían con dolor teñido de rojo. sus brazos me envolvieron apretando mi cuerpo desnudo al suyo.

terminé de ducharme y cepillar mi cabello, mi nariz detecto el aroma de un delicioso espagueti a la boloñesa, llegué a la mesa viendo dos platos bien servidos con dos vasos de limonada.

—yo... —el salió de la cocina con un bote de queso parmesano en su mano—cociné tu comida favorita... —me abstuve de preguntarle cómo lo sabía y solo tome asiento en la mesa.

—g-gracias... —tenía la costumbre de siempre agradecer por todo lo que me daban o cuando me hacían favores. al igual que siempre pedía las cosas por favor.

quería pedirle el queso pero me percaté de que nunca había mencionado su nombre, sequé mis manos en la camisa gigante antes de hablar.

—¿cuál es tu nombre? —dejó el tenedor en el plato y sus ojos se levantaron buscando mi mirada.

—MinGi —asentí lentamente para seguir comiendo, era un nombre raro, nunca antes había escuchado de alguien que se llamara así— mi amor —levanté la mirada— te amo.

no hubo respuesta por mi parte. 




 ૮₍ '• ˕ •' ₎ა  

kidnappè,  yungiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora