Fanfic - High School DxD - Fate: Un Reencarnado

Prólogo: Origen

Desde la antigüedad, 7 hechiceros batallaban en una simulación de guerra, donde el vencedor obtendría la gloría y un artefacto sin igual. Esas sangrientas luchas no solo se llevaban por los humanos excepcionales, sino había algo más: la presencia de 7 poderosos espíritus, que, bajo contrato, liderarían la línea frontal por sus propios deseos, o eran forzados contra su voluntad por el mundo. Esos poderosos seres, llamados "Servants", eran la cúspide del poder, héroes de sus épocas; los cuales, por sus hazañas, dejaron gravados en la memoria de la historia, marcas como grandes mitos y leyendas.

Para muchos la gloria lo era todo, para otros era el poder, y para unos cuantos las decisiones pasadas o fantasías que sobrepasaban lo que se podría considerar como virtuoso, eran cadenas que forzaban el seguir luchando por causas incompletas, desviadas o erróneas. Eran, sin importar el motivo, seres que sobrepasaban el poderío de la misma humanidad, eran seres que transcendieron por los hitos que en vida realizaron, eran el ideal de cualquier hombre que eche un vistazo al pasado: eran, llamados por la propia humanidad, espíritus heroicos, y en algunas ocasiones, divinos; cuyos mitos, para muchos eran meras epopeyas, cantares o cuentos que pasaban de generación en generación, y que, para muy pocos, sirvientes usados para batallas descritas como únicas e insuperables.

Sin embargo, el mero hecho de invocarlos sin las condiciones apropiadas, podría acarrear severos daños al suministro mágico del maestro; y ese sería el menor de los problemas, dado que, en tal circunstancia, la potencialidad del sirviente mermaría de forma drástica, perjudicándolo en el combate. La solución ante tales predicamentos, es limitar el poder de los mismos en siete clases ordinarias, focalizando las mayores competencias en categorías, como: Saber, Lancer, Archer, Rider, Assassin, Caster y Berserker. Y, además, que otra fuente externa proporcioné la energía necesaria para su llamado; así mismo, y como último requisito, que el hechicero tenga grandes reservas de mana para mantenerlos.

Y todo esto, solo para conseguir un artefacto, el cual concedería cualquier deseo del maestro y sirviente. Tanta violencia, para enmendar los errores del pasado, para cumplir con las ambiciones, para construir un mundo semejante a los principios propios. Ese artefacto, era ni más ni menos que el Santo Grial, una copa, donde el primogénito de Dios bebió en la última cena. Un cáliz que era deseado por muchos reyes y aventureros, uno que le daría el poder de hacer cualquier cosa, uno que le daría, sin discriminación alguna, la gloría definitiva. Dicho objeto idílico, no era posible de encontrar, su paradero era incierto, y posiblemente inexistente en el mundo de los mortales.

Pero debía existir, porque si no tal guerra no tendría propósito alguno. La respuesta que uno puede hallar, no es solo una, dado que al carácter voluble es permanente a su existencia. Y así, al desconocer el verdadero, se optó por las creaciones menos poderosas, pero efectivas a la hora de cumplir deseos. Dentro de esas tantas soluciones, nos encontramos con una familia de notable fama en compañía de otras, los cuales construyeron un Santo Grial artificial para recuperar lo que habían perdido hace cientos de años.

Este es un breve resumen de un mundo fantástico, uno que realmente me gusta, y que incluso me gustaría pasar mi pluma por aquellas historias que me motivaron el escribir. Un muchacho, bueno, un joven metido en sus veinte años con ninguna aspiración ni deseo de grandeza; alguien simple, que solo desea vivir la mayor tranquilidad que este mundo le pueda ofrecer. Y así, con esa filosofía de vida, he estado sumergido tantos años en ella, donde la conciencia del yo pudo haber nacido; ciertamente, tuve mis altibajos, muchas decepciones y sentimientos de vacío, pero era consciente que la vida no eran arcoíris ni flores hermosas: he sabido de la crueldad, de la hipocresía, de la propia incoherencia y necedad humana desde la infancia.