La Muerte Negra

I

–pase doctor lo estaba esperando– dijo el hombre fumando un cigarrillo, al parecer era el presidente, un hombre obeso con lentes y de cabello corto, el encendió su cigarrillo y buscó un pañuelo en su traje elegantemente confeccionado para después de encontrarlo comenzarse a limpiar el espeso sudor que recorría su frente –permiso entonces– dijo el doctor haciendo caso al obeso hombre, el cual le señaló un asiento en una parte alejada del escritorio. El doctor sabía lo que significaba, debía tomar asiento –bueno doctor usted sabe para que esta aquí ¿no es así?– dijo el "alcalde" a nuestro doctor. El doctor asintió sin decir ni una palabra, la escasa luz de la habitación chocaba con la vista del doctor, el no veía nada pero los lentes de la máscara reflejaban la luz dándole un toque algo singular al doctor –dígame doc ¿Whisky o Bourbon?– preguntó el obeso alcalde a el doctor mientras servía un poco de ambos en dos vasos –ninguno, personalmente prefiero el vino señor– fueron las palabras de nuestro doctor al alcalde –es cierto disculpe mis modales, soy Antoine Harrison, el presidente del bello y creciente estado de Virginia– dijo el hombre obeso mientras terminaba el Whisky –un placer señor Antoine, soy Robert Hayden médico especialista en el tratamiento de la Peste Bubónica– dijo el médico poniéndose de pie mientras acomodaba su largo abrigo, el no tenía tiempo para más formalidades y levantarse era la mejor manera de apresurar las cosas –vaya, parece tener prisa. No quiero quitarle más tiempo, como sabe la muerte negra se extendió muy rápidamente por todo el País en muy poco tiempo, eso nos da una muestra de lo letal que puede ser, así que usted es nuestra salvación, yo le he de proveer todo lo que se acuerde aquí, yo le muestro en base a nuestros recursos su contrato– Antoine fue hacía su escritorio y sacó de los gabinetes un contrato. Como una polilla atraída a la luz nuestro doctor se acercó al escritorio y tomó asiento –vaya doctor usted si que tiene pasión por su trabajo– Antoine en un tono burlesco se dirigió a el doctor, el cuál a su vez frunció el ceño y miró con desaprobación a través de su máscara –bien doctor, es momento de que lea– el doctor asintió y comenzó a leer en una voz baja totalmente imperceptible, el listado tenía tanto el pago por hora, los horarios de atención, entre muchas otras cosas como el hecho de que iba a ser escoltado en caso de tratar a pacientes sin Peste, las sanciones por incumplimiento de las normas, no podía tener acceso a armas (a excepción de la que se le daría), viajaría en carruaje y tenía que acceder como requisito a tener un asistente para el cuidado y tratamiento de los pacientes (una enfermera o enfermero). Esto último no fue del agrado del doctor, eso y el pago miserable que tendría así que puso el contrato en dirección del alcalde y señaló con su dedo índice el rubro donde se esclareció el pago –¿no le es suficiente 12 dólares por hora?– el alcalde bastante confundido preguntó mientras veía al doctor tan inexpresivo como siempre –eso no me sirve ni para un ataúd decente– dijo el doctor irritado con un tono autoritario –bueno, 15 dólares– el alcalde se dió cuenta de lo que el doctor hacia, estaba usando la técnica más vieja "el regateo" –no– fue lo único que salió de la boca del doctor, el no iba a arriesgarse por unas cuantos billetes –30 y es mi última oferta– dijo el alcalde sudando más que un trabajador de una mina de carbón –me parece espléndido que hayamos llegado a un acuerdo– el doctor cambio de actitud drásticamente, no sería el mejor pago pero sin duda 30 era mejor que 12. El doctor volvió a su actitud y señaló el rubro que decía "el doctor en turno será acompañado en todo momento por un asistente capacitado" –vamos doctor, si necesita privacidad solo cierre la puerta del baño– dijo burlándose el alcalde, sus bromas eran de todo menos graciosas –no es eso, la privacidad no me molesta. Me molesta el hecho de que un inocente tenga que arriesgarse así– fue lo que el doctor dijo a el alcalde, eso dejo perplejo al mencionado. Nunca oyó algo así –lo lamento doc pero ese rubro viene de más arriba ¿comprende cierto?– Una vil blasfemia de el alcalde, el doctor en ese momento no pudo hacer nada, el estaba estrictamente indicado para obedecer órdenes, esos 2 meses y medio fueron los que más disciplina tuvo –esta bien pero ¿tiene personal capacitado– dijo el doctor totalmente sereno, estaba explotando por dentro pero no podía objetar nada –que si tenemos doctor claro que si, somos los mejores en personal médico capacitado– el doctor en ese momento pensó "vaya si con personal capacitado es el lugar con más casos no quiero ni imaginar como le irá a mis compañeros" pero fue solo eso, un pensamiento que ofendería al alcalde o tal vez solo se reiría de él pero lo mejor era no arriesgarse –muy bien, ¿le importa si les hago una entrevista personalmente– fue lo que el doctor cuestionó a su muy obeso superior –claro, solo tenemos que ir al hospital general de Virginia el "Commonwealth medical center"– el alcalde objetó al doctor, eso solo eran 2 horas en carruaje a trote lento –bien ¿podemos ir ya?– preguntó el doctor mientras veía al alcalde guardar sus cosas –lo lamento, no podré ir yo pero será acompañado por el que será su escolta en tratamiento de pacientes absueltos de la Peste ¡Frank!– el obeso gobernante no parecía mentir, su propio peso actuaría como ancla para el carruaje "lo rompería incluso" pensó el doctor de manera infantil –buenos días señor Antoine– dijo el susodicho Frank oculto en las sombras "cuanto lleva ahí ese tipo" pensó de manera rápida el doctor, no se había dado cuenta de su existencia "debo tener más cuidado" el doctor se había dado cuenta de que no debía bajar la guardia, solo lo hizo por un segundo y ya había alguien acompañándolos en la habitación –un placer doctor, soy Frank Hendricks Sheriff de el pueblo de "Bull valley" aquí en Virginia– fueron las palabras de Frank, el cual a su vez alzó su mano a espera de que el doctor la tomara...

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La vida sin tí no es vida...