capítulo único.

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"Quédate conmigo... si quieres" Crowley se movió un poco, como si estuviera incómodo. Aziraphale lo miró, al principio totalmente incrédulo, pero sus facciones se relajaron a una expresión de consideración.

"No creo que mi bando esté de acuerdo" Trató de razonar, aunque lo que más quería era correr a aquel oscuro apartamento en Mayfair y abrazar a su demonio por horas.

"Ya no tienes un bando, y yo tampoco. Estamos de nuestro lado, ángel" Respondió el pelirrojo despreocupado.

Aziraphale no respondió, pero Crowley sabía que su silencio guardaba mucho más que una negación. Ambos dirigieron la mirada al final de la calle, donde un autobús con las letras "Oxford" se acercaba. El demonio se levantó e hizo una seña.

Ambos subieron al autobús, ignorando a las personas que volvían del trabajo o de un largo viaje desde Tadfield.

- Tengo miedo- Murmuró el ángel observando por la ventana aquella banca en la que habían estado hablando antes.

- No tienes porque tener miedo- El demonio puso su mano sobre la de Aziraphale, nervioso por su reacción, pero finalmente sintiéndose lo suficientemente valiente para dar un paso.- Yo te cuidaré. Y tú me cuidarás a mi-

Aziraphale enlazó sus dedos con los de Crowley, y apretó su mano en señal de apoyo. Ambos creían que iban a desincorporarse en cualquier momento, ya que nunca habían estado tan cerca. Después de seis mil años sentían que para un momento tan perfecto todo había valido la pena.

- Gracias, Crowley- dijo Aziraphale unos minutos antes de llegar a Londres.

- ¿Por qué?- Crowley sintió que el ángel apoyó su cabeza en su hombro, y las mariposas de su estómago comenzaron a revolotear aún más.

- Por no darte por vencido conmigo nunca. Pudiste haberte ido la primera vez que nos metí en problemas pero... Tu decidiste quedarte- Aziraphale se acercó de nuevo. Ahora podían incluso sentir el calor corporal del otro.

- Ángel yo... Estoy enamorado de ti- El demonio palidecio. No sé suponía que diría eso en voz alta.

- Oh- Las mejillas de Aziraphale se pintaron de un bonito color rosado, sin desviar su mirada de la de Crowley, se acercó lentamente.

Mientras tanto, el demonio estaba haciendo corto circuito, más asustado que cuando vio al mismo Satán en persona.

- ¡Última parada! ¡O se bajan o se regresan a pie!-Grito el chofer antes de que Aziraphale pudiera hacer más que rozar sus labios con los de Crowley.

- Vamos, querido- Aziraphale soltó una risita y jalo el brazo de Crowley, ya que parecía que el demonio seguía muy inverso en la situación como para reaccionar.

Corrieron como un par de niños entre los árboles que llevaban el camino hacia Mayfair, riendo.

Crowley chasqueo los dedos, y la puerta del apartamento obedeció de inmediato, dejando entrar al dueño de aquel aposento y a un acompañante poco común. Incluso las plantas temblaron de emoción, tal vez felices de tener a Aziraphale en la casa por segunda vez, ya que el ángel se dedicaba a apreciarlas y darles amor mientras Crowley no estaba en la habitación. Pero no sabían que la atención de Aziraphale estaría concentrada en... Algo más que plantas esta noche.

Cuando ambos entraron, fue cuando el ambiente regresó a ser algo incómodo, como si esa barrera que habían roto en el autobús ahora hubiera regresado más fuerte e insuperable. Ahora los dos tenían que supervisar cuidadosamente sus palabras y acciones, ya que a pesar de ser amigos desde seis mil años atrás, la tensión siempre estaba presente por esos sentimientos que se negaban a dejar salir a la luz.

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⏰ Última actualización: Jun 08, 2021 ⏰

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