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Desde el principio había sabido que era diferente, desde que tenía uso de razón. Lo sabía, me veía diferente a los demás, ¿eso era bueno o malo? Cada día que me levantaba de la cama para ir al instituto me miraba al espejo y cada día me veía igual, cada día me veía de la misma manera que el día anterior. Me miraba una y otra vez al espejo de mi habitación cada mañana y nunca veía nada distinto, nada anormal en mi rostro, ni siquiera una espinilla que por lo menos dijera que estaba en la adolescencia. Pero ni eso a mis 16 años, nunca, ni a los 12, ni a los 13. A menudo leía mitología griega,  era tanto mis libros favoritos como mi asignatura favorita (filosofía general) pero la parte que más me gustaba era la parte de la mitología griega. Me encantaba y lo más frustrante era no saber por qué. Pero por alguna razón me atraía de alguna manera que no lograba entender.

Antes de ir al instituto, siempre, me sentaba junto a las tumbas de mis padres, en el cementerio, y leía el enorme libro de mitología griega que llevaba a todas partes. Iba por el capítulo 10 de 50. Abrí el libro por la página 70 y lo primero que leí fue ''Medusa''.

-La terrible Gorgona.-Me dije a mi misma. Empecé a leer y me conmoví por todo hasta el momento en el que medusa convirtió en piedra a un humano. En ese momento cerré el libro con miedo de que con leerlo yo corriera la misma suerte. Me levanté y fui al instituto.

Me acercaba al instituto,  cuando iba a entrar unos chicos se aceleraron a entrar antes que yo y me empujaron haciéndome caer al suelo. Todos los libros cayeron conmigo, suspiré y reprimí la furia, me agaché a recoger todos los libros y cuadernos. Acto seguido entré en el instituto y fui a mi primera clase, Matemáticas. La clase fue aburrida, lo que peor llevaba era el álgebra. Sabía hacerlo pero siempre me equivocaba en algo; siempre aprobaba la asignatura, por los pelos, pero la aprobaba. Antes de dirigirme a la siguiente clase fuí a mi taquilla y metí los libros de texto que ya no necesitaba porque o no iba a tener esa clase o ya la había hecho, incluidos los deberes. Las siguientes clases fueron, inglés, ciencias sociales, lengua, naturales y al fin cultura clásica.

-Por fin.-Suspiré y me dirigí a la clase.

Entro y la mayoría de los alumnos no están todavía en clase. Me siento en mi pupitre, en la tercera fila en el centro y saco el libro y el archivador de hojas donde llevo todos los cuadernos de las asignaturas y el libro de mitología griega y sigo leyendo por donde lo había dejado. La página de ''Medusa'' es abrumadora, pero no es eso lo que me preocupa. Sino que no puedo dejar de leer como con su mirada petrifica a aquel que le mira y me sorprendo a la vez que me asusto de mí misma por llegar a gustarme ese sufrimiento, el sufrimiento de aquél que cae en su mirada. Me sumerjo en la lectura de tal forma que ni siquiera me doy cuenta de que el profesor acaba de entrar por la puerta.

-Hola Adara.-Del susto cierro el libro de golpe provocando un ruido que hasta mi misma me asusta. Miro al frente y veo a mi profesor de cultura clásica, el sr. Thompson. -¿Leyendo el mismo libro de nuevo? -Me pregunta.

-Sí.-Respondo poniendo una sonrisa tímida.

-Deberías cambiar de libro. ¿Cuántas veces te lo has leído, 10? Debes de sabértelo de memoria incluidas mis clases. Eres la única que levanta la mano.

-Supongo.-Digo tímidamente.- ¿Qué daremos hoy?

-Medusa.-Dice y recuerdo lo leído sobre ella en el cementerio.-Seguro que ya te lo sabes.

-Empecé a leerlo hoy de nuevo.

-Genial, así lo tendrás más reciente.-En ese momento una montaña de adolescentes entran a toda prisa en la clase.-Chicos llegáis tarde.-Dice.-Como de costumbre.-Dice y me mira con una sonrisa.-Está bien. Sentaos.-Dice y coge una pelota. Cuando todos se sientan se la lanza a uno que la coge al aire.- ¿Cuáles eran los doce trabajos de Heracles?-El chico le mira atónito y en seguida sé que no sabe la respuesta, y levanto la mano como una ansiosa.

Hija de medusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora