única parte

2.2K 156 88
                                    

—Vamos, Louis. Necesitas salir un poco, divertirte —vuelve a rogar Liam mientras destapa una botella de cerveza.

—No —contesta Louis, serio—, no tengo ganas.

Su mejor amigo suspira. Aquí viene la negatividad otra vez.

—Tú nunca tienes ganas —reprocha, rodando los ojos y dándole un profundo sorbo a su cerveza fría.

Ambos estaban acostumbrados a discutir siempre por lo mismo. A Louis nunca le apetecía salir de su departamento, a menos que sea para ir a la universidad, a su trabajo, o para ir en busca de comida.

Según su punto de vista, salir a bailar o a beber alcohol con amigos es innecesario. ¿Para qué salir de su casa si tranquilamente puede hacer todo eso, y mucho más, dentro de ella?

Su grupo de amigos solía calificarlo como el aburrido, pues a la hora de mover a Louis Tomlinson de su departamento, ni el mismísimo presidente de los Estados Unidos podía conseguirlo.

Pero ésta noche, según Liam, sería diferente.

Liam observa a Louis, quien mantiene sus ojos atentos a la televisión mirando un reality show en donde, al parecer, dos familias tienen que cambiar entre sí a un integrante de la misma por dos semanas.

Aburrido, piensa Liam.

Toma el control remoto de la televisión y la apaga, ganándose una mirada que sólo puede significar molestia y cansancio por parte de Louis.

—Maldita sea, Liam, enciende la televisión. Ahora —gruñe.

Por unos segundos, Liam piensa en obedecer a su mejor amigo, pues cuando Louis se enojaba, su carácter era igual o peor al del Grinch en épocas de navidad.

Luego de pensarlo mejor, decide que le importa poco poner su vida y su amistad en riesgo.

—No. Estoy harto de tu actitud negativa, Louis —se levanta del sofá, intentando intimidar a Louis con su estatura—. Levanta ya mismo tu culo de ahí, cámbiate de ropa y sal a conocer un poco más tu ciudad. Y no es una opción —lo apunta con su dedo índice—, es una orden.

Louis queda atónito ante tal reacción. Liam solía ser siempre el amigo comprensible, el que entendía las situaciones y te brindaba su apoyo cueste lo que cueste. Pero al parecer, hoy no sería así.

—Liam, entiendo que quieras salir a divertirte y todo eso, pero debes comprender que eso no es lo mío. No lo hago por darte la contra —suspira—, es sólo que no me siento cómodo.

—Te prometo que la pasarás genial, Louis. Por lo menos sal una vez en tu puta vida, ¿sí? Y si no te gusta... Bien, no te volveré a molestar para que salgas con los chicos y conmigo. Por favor...

Louis lo piensa. Quizás podría intentarlo... Es decir, si no le gustaba, él dejaría de atormentarlo con sus estúpidas salidas en grupo, eso se oía favorable.

—Bien —acepta. Ve cómo nace una brillante sonrisa en el rostro de su amigo.

—¡¿De verdad?! Oh dios, esto tendrán que escribirlo en el libro de los milagros mundiales —bromea Liam mientras le da otro sorbo a su cerveza— ¡Gracias, Louis! Te prometo que no te arrepentirás.

—Si, si, cómo digas —Louis hace un ademán con la mano, restándole importancia al asunto—. Dame cinco minutos, iré a cambiarme de ropa —se levanta del sillón, dirigiéndose hacia su habitación.

—De acuerdo, te espero en el auto. ¡No tardes!

(...)

—El olor a transpiración que tiene este lugar hace que quiera partirte la cara con mis propias manos, Liam —se queja Louis, intentando esquivar a los cuerpos sudorosos que bailan en el lugar.

sólo tal vez » h&lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora