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Así seguía todo, de nuevo, un pequeño niño de unos 8 años, cabello castaño oscuro con algunos tonos borgoñas, piel clara, variadas pecas esparcidas por su rostro y unos lúgubres ojos amarronados de un toque carmesí... siendo retenido en el suelo por su compañero de aula, sangre brotaba de raspones en sus rodillas y cara, y aquel infante con el que compartía curso y sangre le daba patadas en el abdomen para rematar.

"¿No puedes parar? ya estoy cansado..."

El pequeño niño llamado Cáncer, solo quería descansar, calmar un poco su perturbada mente y su adolorido cuerpo, lo pedía a gritos en su mente pero las palabras no podían salir de su boca ¿por qué el miedo siempre consumía a las víctimas? los victimarios las escogen muy bien...

-¿ya te pusiste a llorar? -preguntó el acompañante del abusón, que en realidad era el verdadero abusón, un niño que parecía más indefenso que los demás, de rostro angelical, cabellos de un brillante color rojizo anaranjado, con muchas pecas esparcidas por su rostro y ojos azulados, sí, ese "indefenso" niño era para Cáncer, el demonio de su corta vida: Piscis. Este se encontraba viendo la situación, algo apartado, a un lado.

El infante iba a contestar, pero al momento de abrir la boca y comenzar a pronunciar una sílaba, una patada llegó a su boca, lo que lo hizo soltar un chirrido seguido de sus ya habituales lágrimas que sólo aburrían a sus primos y ya hasta a su propia madre.

-ya... ya, no seas delicado, no es para tanto -gruñó ahora aquel compañero suyo que lo golpeaba tranquilamente, Escorpio, un niñito de cabello negro, ojos turquesa oscuro y piel pálida con algunos tonos rosas por sus rodillas, dedos, entre otros. Este al ver que su primo solo se le deformaba aún más la cara con el cada vez más fuerte llanto, comenzaba a perder la paciencia- ¡para de llorar, mierda!

Agarró a Cáncer del cabello, no lo golpeó contra el suelo, sabía que eso sólo lo haría llorar más, en vez de eso, lo miró a los ojos indicándole que se callara.

-¿pueden dejarlo o mejor dicho dejarnos en paz? ya me tienen cansados con sus estupideces, a mí y a todo el salón... ¡todos los años lo mismo!

Aquel niño de cabellos rubios, ojos de un verde claro y brillante, muy levemente pecoso y con una piel blanca se presentaba por primera vez ante aquel trío para resolver esos problemas, en los años anteriores de colegio se había dado cuenta de eso solo una vez, esos problemas sabían ocultarse bien en las sombras de aquella aula, por lo que estaba mintiendo y en realidad aún nadie se daba cuenta, pero ahora que volvía a tener la oportunidad de dar la cara por la víctima, no la desperdiciaría.

-ve a seguir tragándote los mocos mejor -lo insultó el pisciano, con unas vibras altaneras.

-pero Piscis, tu mamá te está llamando hace como casi media hora, ya ve con ella, me mandaron para decirte eso. No hace falta insultar -mintió el llamado Leo.

-su mamá no llega a esta hora -escupió Escorpio con una cara de obviedad.

-supongo que esta vez se adelantó un poco.

Piscis rodó los ojos de Leo hacía Cáncer, miró a su primo en el suelo, para luego volver la vista.

-no soy tonto, no he escuchado nada y sé cuándo ella está ahí.

El pelirrojo se acercó peligrosamente a Leo y este retrocedió un poco sin apartar la vista de él, Escorpio dejó a Cáncer, quién se quedó con cara de póker, mientras el ya mencionado se acercó por detrás al leoncito para empujarlo fuertemente hacía adelante haciendo que callera y se raspara sus rodillas, Piscis normalmente habría sonreído al ver como el pelinegro hacía lo que el pisciano deseaba, pero notó que otros dos niños que llegaban a buscar al pequeño rubio habían visto la escena desde la puerta.

-¡ohh! ¡los mato, pendejos! -advirtió o más bien, avisó, Sagitario, de cabellos caramelo y ojos castaños.

-yo también me meto. -sonrío un emocionado Aries, de cabellos terracota, ojos castaños de un toque violeta y algunas manchas blancas por su piel.

Ambos niños corrieron a la escena impulsivamente, Sagitario empujando a Piscis contra las mesas y Aries dándole un combo a Escorpio, para que luego aquellos niños comenzaran a devolverse entre sí las agresiones.

Todo era un caos y el aula comenzó a desordenarse cada vez más, Cáncer veía mientras sangre caía de su boca por la patada que había recibido por parte de su primo..
Hasta que aquel chico rubio le habló entre susurros para que aprovecharan de escapar de allí y evitar llamadas de atención de los profesores al ver esas escenas de guerra.

-vamos, quizás tu mamá está esperándote.

Sonriendo, el niño aceptó

-si.. sí, gracias.

Leo agarró la mochila de Cáncer la cual se encontraba pateada cerca de la puerta para devolvérsela, dejó que tomara su mano para levantarse y luego juntos corrieron del salón hacía el patio y las afueras del colegio, donde sus apoderados debían estarlos esperando...

Leo fue recibido por su madre, quién le preguntó por sus primos Aries y Sagitario, pero él solo dijo que tardarían un poco más, así que esperarían un algún rato.

La madre de Leo parecía ser una mujer dulce, al ver que su hijo había llegado junto a Cáncer, se acercó a este inicialmente para saludarlo, pero cuando vio sus variados raspones y boca de la que brotaba sangre, esas ideas cambiaron.

-¿qué te sucedió?

Cáncer no estaba muy seguro de que decir, cuando le hablaba a su madre sobre lo malos que eran Escorpio y Piscis, esta simplemente terminaba dudando, así que ya no veía mucho la gracia en decirlo, iba a decirle a la señora que no se preocupara, pero Leo lo interrumpió rápidamente.

-unos compañeros llamados Escorpio y Piscis le estaban pegando, mamá.

-oh, no había escuchado que a alguien le pegaran aquí, ¿quieres que le avisemos a tu profesor?

-no sé —sollozó algo angustiado el niño.

Leo lo miró y ambos se devolvieron miradas, el leoncito le miró seriamente y rogando con su mirada parecía decirle que todo iría mejor si no intentaba solo sanar sus heridas solitariamente, claro, todos necesitaban a alguien, y Leo quería intentar ayudar alguna vez en su vida.

-todos te apoyaríamos, las cosas mejoran con menos drama de los que uno cree —habló otra vez la madre del rubio, con una sonrisa que desprendía aquella confianza maternal que todos los niños deberían sentir hacía una madre, Cáncer amaba la idea de una madre amorosa, comprensiva y responsable... pero para su mala suerte la suya tenía algo distinto, o al menos así lo sentía él.

Se perdió entre pensamientos, hasta que Leo lo devolvió a la tierra con unas palabras.

-yo puedo decirle al profe por ti.

Cáncer sonrió un poco, la confianza crecía en su corazón en ese momento, y ya habiéndolo pensado, solo asintió como un niño algo asustado, Leo se le acercó y tomándolo de las manos para ayudarlo a avanzar antes de que se arrepintiera, fueron a avisarle al profesor asignado a su curso. Luego su madre lo había estado esperando y volvieron a casa, Cáncer se preguntó que habría pasado con Aries, Sagitario, Piscis y Escorpio, pero solo se distrajo mirando el paisaje por la ventana del auto y al final sus pensamientos solo concluían en algo: esperaba que esa no fuera la única vez que hablara con aquel niño llamado Leo.

Esos meses, los abusos comenzaron a bajar gracias a las guerras de Sagitario, Aries y Leo, además de las llamadas de los profesores claro, Cáncer comenzó a llegar con menos golpes a su casa y aquel sentimiento de atracción hacía alguien comenzaba a manifestarse por primera vez en el niño, o eso pensaba, esperaba no confundirse...

Nunca había amado, podía equivocarse en su primera vez ¿no?

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1324 palabras.

prólogo, espero q haya salido decente :).

Heartpool - [Cáncer - Leo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora