El chico del centro comercial [El Rubius y tú]

5 • Martes por la mañana.

Exactos 60 días habían pasado desde el último día que vieron a Ana, aunque para Rubén era diferente, para eran 50, ya qué todavía le costó 50 días sacarse a la novia que llevaba, 10 días de peleas y conversaciones que retrasaban un final inevitable para Ana; al ser la responsable de sus actitudes sabía que no tenía otra opción y por más que metió chantaje, manipulación y cantidades descomunales de llanto no logró que Rubén tomara la decisión de irse, sólo para empezar a trabajar para estar con ________, al declararse sus sentimientos en medio de una serena conversación 2 noches después de la pelea, dónde acordaron conocerse más y saber cómo se podían tomar más cariño. Todo le estaba sonriendo, hasta el momento.

~Narra Rubén~

–Rubén, que bueno que llegaste –Abrió la puerta, recibiendome con un abrazo.

–Tenía que estar aquí lo más antes posible, ahora si, siéntate y explícame, ¿qué pasó –Sacó un papel y me lo mostró –"Vas a empezar a pagar" ¿le debes algo a alguien?

–Claro que no Rubén, ¿crees que te llamaría si supiera por qué alguien me dejo una amenaza en la puerta de mi casa?

–Ya, ya entendí, pero es que esto para mi es re-normal, la gente ha encontrado mi casa, vivo en acoso constante. Me mudado 4 veces por lo mismo y creo que voy por la quinta. Ya para mi es un martes en la mañana.

–Pero, es que eso no es todo, dale la vuelta –Señaló y giré la hoja, encontrando una amenaza de muerte –¿Crees que es Ana?

–No, bueno, es muy extrema claro, pero no creo que llegue a estos niveles de andar amenazando gente cómo si fueran los buenos días.

–Es que no es la primera, acompáñame –Se levantó del sillón jalandome a su habitación. Entramos, dejando ver una caja en la cama. Se sentó sacando unos sobres, exactamente  15, todos con palabras similares o algunos dónde solamente venía la misma foto sonriendo, que seguramente sacaron de su facebook.

–¿Por qué no me lo dijiste? ¿Cuánto tiempo llevas así?

–Empezaron a llegar a principios de mes, pero no les di tanta relevancia, me empecé a asustar cuándo llegaron las fotos pero hoy desperté muy ansiosa y no tengo un buen presentimiento –La puerta sonó, dejándola dar un brinco, la primera señal de su nerviosismo –Es Roberto, le llamé para explicarle las cartas, dame un momento.

Se levantó dejándome ahí, con muchas dudas. En mi es normal y no es para nada desconocido pero que se lo hagan a ella me preocupa. Tomé otras 3 cartas que estaban en la caja, con las mismas palabras, dándome cuenta de otros artículos que estaban dentro. Mi instinto cotilla me orilla a revisarlas, había algunas fotos de ella, algunas de pequeña, dándome ternura por lo cachetona que estaba cuándo era pequeña.

–Oye, te habla –Sonó en la puerta haciéndome brincar del susto, era Mario –¿Qué haces precisamente?

–Estaba viendo, nadamás, nada del otro mundo –Sonreí nervioso.

–Si estás buscando algo importante está en la libreta del fondo, y de nuevo, te hablan _________ –Me hizo mala cara y se fué. Saqué pronto la libreta del fondo por qué por algo me lo dijo y la metí dentro de mis pantalones, tapándome con mi playera bastante holgada. Salí rápido viendo a todos sentados en la sala de espaldas, y me senté en un sillón individual. ________ tomó mi mano fuertemente, con lágrimas en los ojos.

–Brandon consiguió el amparo, y si perdemos saldrá la próxima semana –habló seria, mirando a la pared con un semblante lleno de coraje, sólo las lágrimas caían pero parecía no tener expresión.

–Pero, ¿cómo?

–Al ser una persona son ningún antecedente penal es más fácil que se le consiga libertad por fianza. ________ aceptó la indemnización que se le otorgó una vez que el jues la dictó y con eso llevo ventaja. Le iban a dar menos de 5 años y bajo un juramento, y al parecer otro abogado, logró salir.