Cartels And Pleasure (l.s.)

XVI

Las cosas quizá podían estar como antes, pero realmente no lo estaban. De hecho, estaban demasiado lejos de estar bien.

Llegó la hora de dormir, donde evidentemente solo había una cama, porque se supone que era una habitación para una pareja, y había dos adolescentes tratando de ponerse de acuerdo si dormir juntos o no.

—No tengo ningún problema con dormir juntos, Louis- suspiró Harry, repitiendo la misma frase por quinta vez durante los últimos diez minutos.

—¿Te das cuenta de cómo me estás hablando? Me estás llamando Louis- hizo un puchero.

—Así te llamas- rodó los ojos.

—Harry, por favor, te prometo que lo primero que haremos al llegar a Londres será ir a casa y hablar de todo esto.

—¿Y por qué no ahora? Total, voy a reaccionar igual- se encogió de hombros.

—Por favor, amor, no me presiones.

—De acuerdo- murmuró y se subió a la cama. Giró su rostro mirando a Louis - ¿vas a dormir aquí o no?

—¿Puedo hacerte cucharita? - dijo apenado.

—Quizá, eventualmente me dormiré y tu podrás hacer lo que quieras.

—Harry...

—Mañana se me pasará el berrinche.

Louis sabía que eso no era cierto, pero de todas formas decidió acostarse a un lado de Harry.

—¿Aún seguimos siendo novios, Hazz? - dijo con algo de tristeza.

—Sí, aún lo somos. Los novios pelean, pero algunos novios no saben medir sus palabras.

—Bien- abrazó a Harry por la cintura pegando su torso a la espalda del rizado -te amo, y jamás quise hacerte daño. Perdóname, de verdad, no te quiero perder, eres lo mejor que tengo, y esta relación no es obligatoria, es un privilegio.

Harry no respondió, pero quizá, sólo quizá, sonrió un poco.

...

Despertó con un olor a panqueques, recién hechos. Confundido giró su rostro y vio el lado de Louis desocupado.

Frunció el ceño y se puso de pie para caminar hacia la pequeña cocina de la casa. Lo que vio le sorprendió.

Louis estaba haciendo el desayuno, por primera vez en la vida, veía a su novio cocinar panqueques.

El castaño volteó a verlo y sonrió.

—Buenos días, amor. Espero que no te haya despertado con algún ruido.

—¿Qué hora es? ¿A qué hora fuiste por todo eso? - apuntó los ingredientes que estaban a un lado del mayor.

—Oh, son las 10 de la mañana, me levanté un poco temprano para poder hacerte una sorpresa.

—Louis...

—Sé que llenarte de sorpresas y regalos no basta para que me perdones, pero al menos te haré un poco feliz.

—Tal vez tenías razón.

—¿En qué?

—Cada persona tiene un tiempo para hablar de las cosas que ha vivido y lo que pasa cuando nadie lo está viendo- dijo sonriendo un poco -Quiero que sepas que yo jamás te voy a juzgar, y que esperaré todo lo que me pidas para cuando estés listo para hablar de eso.

—Gracias, bebé- dijo Louis acercándose a Harry - ¿puedo darte un beso? Hace más de doce horas que no me besas.

—Un novio no tiene que preguntar por un beso, sólo lo da- rió -pero si, puedes dármelo.