¿Por qué? Si según tú iba a ser mejor conforme el tiempo pasara. Habíamos hecho tantos planes que ni siquiera nos daría tiempo a llevar todos a cabo. Yo me lo creía. Y lo interiorizaba. Una vida idílica al lado de alguien sin defectos, y que tampoco ella me los veía a mí. Íbamos a compartir experiencias que nos harían las personas más felices del planeta entero, pero nunca fue más allá de nuestra mente. Ganó lo que estaba en nuestra contra.
He pasado por personas que me han enseñado y descubierto cosas que hubiera tardado trescientas vidas en ver sin su ayuda. Tú has sido la última, y no sé qué razón me hizo creer que contigo iba a ser diferente.
No tengo ninguna duda de que la época que he pasado contigo va a ser la que recordaré siempre, y todo ese mérito lo tienes tú. Realmente mi vida durante ese momento se resumía en tí. Me levantaba acordándome de darte los buenos días o mandándote una felicitación típica de abuela que odiabas tanto. Me duchaba pensando en qué responderías, desayunaba con el móvil cerca por si recibía un mensaje tuyo antes de ir al instituto. Me escapaba en cada clase para recordar lo que habíamos hablado la noche anterior y los planes nuevos que hicimos, y cuando volvía a centrarme en lo que había dentro del aula me daba cuenta de que ya había perdido el hilo de las integrales, por lo que el círculo vicioso seguía girando cuesta abajo. Al salir de clase miraba el móvil porque tú ya habrías salido y te habrías acordado de mí.
Por la tarde hacía la tarea mientras me ayudabas haciéndome reír cada tantos minutos, pese a que siempre me obligabas a concentrarme en lo que estaba haciendo. Cenaba mientras leía tus mensajes y los respondía con la mano que me quedaba libre; ya quedaba poco tiempo para otra despedida y no podía desaprovecharlo. Me metía en la cama mirando a la pantalla y automáticamente el tiempo se paraba.
Si no fuera porque nos teníamos que levantar a las 6:55 la mañana siguiente, hablaríamos horas y horas sin que nuestro reloj avanzara. El tiempo que pasaba en silencio, con los pulgares a la máxima velocidad que podían funcionar, fue lo mejor que me pasó en los días durante tu año. Que me durmiese con una sonrisa en la cara parecía un milagro teniendo en cuenta la vida que tenía, y tú conseguías dibujarme una cada noche, cada tarde, y cada mañana. Por eso siempre diré que fuiste un ángel de la guarda para mí, el que salvó una vida. My only angel.Sentía como si nuestras vidas se hubieran acercado poco a poco hasta fusionarse en un solo camino. Tú eras la parte vacía que me quedaba dentro y yo la tuya. Nos completábamos mútuamente.
Te mentiría si te dijese que al principio no estaba enfadado o que no me sentí como la bolsa llena de basura tirada en el cubo más lejano para ser olvidado lo antes posible, aunque este segundo sentimiento no ha conseguido salir de mí aún. Un año maravilloso que pasó a un segundo plano cuando vi que me cortabas poco a poco el acceso a todos los senderos que nos habían unido previamente.
Luego entendí que, por muy extraño que me pareciera, era lo que tú habías decidido; y de las pocas cosas que me enorgullecen de tu etapa es que siempre respeté tus elecciones, las cuales me habían hecho aprender tanto que no me atrevería nunca a dudar de ninguna de ellas.
Nuestro problema fue el mismo que el de todas las etapas anteriores, tan fácil de detectar pero tan complicado de remediar. Y es que toda conversación se derrumba cuando la podría autocompletar el teclado.
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100 caras y 99 buenas
Short StoryUna historia de amistad frustrada. Basado en mi historia irreal. Los nombres de los personajes han sido modificados para guardar el anonimato de las personas implicadas y, de paso, evitar una denuncia. Cualquier similitud con la realidad es bastante...