Hoy estaba con mi cara de orto que llevo normalmente, aunque ésta vez tenía sus razones y era más seria todavía. Anoche me peleé con mi mamá y hoy a la mañana estaba re histérica, por lo tanto, me puso de mal humor a mí por lo insoportable que estaba.
Salí más temprano de mi casa para no soportarla y me agarré un paquete de galletitas para comer en el camino, caminaba lento y relajada, tratando de despejarme.
Era una mañana nublada, fresca, aburrida. Aunque era un buen día para estar tirada en la cama sin hacer nada. Seguro más tarde llovía, y la lluvia me gustaba porque me ayudaba a pensar. Me encantaba poner música y mirar la lluvia mientras pensaba en todo.
También me gustaba estar acostada calentita y escuchar el sonido de la lluvia, pero prefería los días lindos y soleados, en los que no me maquineo tanto al pensar.
Unos diez minutos después llegué a mi destino, así que entré al colegio y después a mi aula, dónde había poca gente, gracias a Dios.
Suspiré poniendo música y sentándome en mi banco, hoy llegué temprano y Malena me avisó no venía. En parte lo agradecía, ya que no tenía ganas de hablar con nadie hoy, así que espero que el tarado de Valentín no venga y me moleste, porque lo voy a dormir de una trompada.Me relajé al escuchar que Corazón Delator de Soda Stereo empezaba a sonar, me gustaba mucho esa canción y me tranquilizaba bastante.
Pero como mi felicidad dura poco, a mitad de la canción, me sacaron un auricular. Y cómo era de esperarse, el tarado de Valentín estaba ahí parado, mirándome sonriente.
"No estoy de humor para bancarme a pelotudos como vos, así que ahórrate la saliva y no me rompas las pelotas." hablé poniéndome el auricular que él me sacó.
Pero lo volvió a hacer, llevándose una mala mirada de mi parte.
"No quiero." dijo sentándose a mi lado y poniéndose un auricular en su oído, haciendo que lo mire confundia.
"¿Qué flasheas? Rajá de acá, dale." dije poniéndome mis auriculares y poniendo música nueva.
Escuché que murmuró un 'boludita' y se fué bufando, yo no le di importancia y agradecí que no me molestara, aunque seguro más tarde lo haría.
No entendía cómo no se cansaba de ser tan insoportable, ya lo aguanté lo suficiente cuando fuí a comer a su casa, y para colmo, mi vieja me dijo que íbamos a ir más seguido.
Yo estaba meada por un elefante, ¿justo de la madre de él, mi mamá tenía que ser la amiga?
En la cena la había pasado como el orto, fue incómoda y si no fuese por Isabella, creo que me hubiese ido a la mierda. Los padres eran re caretas, y claro, así les salió el hijo; un pelotudo.
Dejé de pensar en eso, me daba bronca acordarme de lo forros que eran los padres. Me concentré en escuchar música y relajarme, no pensar en nada.
Pero me olvidé que estábamos en el colegio, y al ver entrar a la profesora, bufé, saqué la música y guardé los auriculares.
"Buen día." habló, no respondí pero mis compañeros sí.
Siguió hablando pero yo no le presté atención, estaba mirando a la ventana, ya que se había largado a llover, y me parecía más interesante ver las gotas caer y chocando en la ventana del colegio.
Quedé así hasta que escuché unas palabras que me sacaron de quicio por completo, estaban hablando de los chorros, de la gente pobre e indigente.
Y cómo era de esperarse, para estos conchetos, que alguien sea pobre es un asco, y según ellos son todos chorros.
Escuché a un boludo decir que los chorros roban porque quieren, si total a nadie le falta nada, y no podía creer en la burbuja que sus papás los hacían vivir a estos chetos. No podía creer lo que había escuchado.
"¿Y quiénes son ustedes para juzgar a los demás? ¡Claro! es más fácil decir que robó porque quiso, pero ustedes no saben una mierda la realidad de la otra gente. Viven todos en una burbuja, piensan que la vida se basa en tener bien el pelo, ropa de marca, y plata. Pero a ustedes les falta amor, les falta cerebro y les falta ver la realidad." interrumpí la clase, parándome de mi banco. "La gente no roba porque quiere, muchísima gente roba porque no tiene un plato de comida en la mesa, porque tiene una familia y necesita darle de comer. Pero eso ustedes no lo entienden, porque vos, Bruno, comes sushi todos los días, todos tienen de todo. Pero les hace falta salir a la realidad, manga de imbéciles, piensen un poco." finalicé sentándome en mi banco nuevamente.
"¡Arregui! ¿Qué son esas palabras?" gritó la profesora con una voz insoportable.
Encima que no estoy de humor, hablan de éste tema que me enoja, por cómo se refieren a la gente de bajos recursos.
"¿Qué pasa? ¿Le molesta que diga la verdad? ¿Le molesta porque usted tampoco sabe la vida afuera de su country?" ataqué.
"¡Si no te gusta, te vas a dirección!"
Mis compañeros miraban atentos.
"¡Sí, me voy antes de morirme de un flikiti por escuchar las giladas que dicen!" grité saliendo del aula.
Algunas rubias me miraban asqueadas, Luciana y Brisa sonrientes. Valentín me miraba sorprendido y los otros igual.
Salí de ahí finalmente y me senté en unas escaleras que estaban cerca del patio, a mirar la lluvia y escuchar música.
Hoy no soporto a nadie, y menos a un cheto fascista diciendo boludeces. Me concentré en las gotas de lluvia nuevamente, mientras El Tesoro de El Mató a Un Policia Motorizado sonaba.
Me encantaba escuchar ésta canción cuando llovía o cuando necesitaba estar en paz. Comencé a tararearla, hasta que apareció alguien a mi lado.
Me saqué el auricular y miré a un costado, era Mateo. No habíamos hablado mucho, sólo cuando jugamos al Uno y tomamos mates en hora libre, era re copado el pibe.
"Sos re rebelde, eh." bromeó y reí.
"¿Viste? Alta chapita." reímos. "¿Qué haces acá, vos?"
"Dije que iba al baño." subió y bajó los hombros, restándole importancia. "Me caíste bien, colo. Hablemos más, vos no sos careta." sonreí.
"Vos también me caíste piola, Matein. Pásame tu Instagram." él me lo pasó y hablamos hasta que tocó el timbre.
"Después te presento a unos amigos, ¿dale?" asentí. "Traé a Malena."
"Bueno, picarón." lo molesté y me fuí con Luciana que me llamó.
Mateo tenia pinta de copado, cara de turrito y creía que Malena se iba a poner contenta por conocer a sus amigos, que al parecer, chetos no eran.
Al final, muchos chetos en mi curso no hay. Bueno, sí, pero hay gente normal con la que puedo llevarme bien y eso me gustaba.
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