Con las manos de Chelsea atadas a la cama y un embudo firmemente adherido a su boca con una máscara de alimentación, estábamos listos. Ella se retorcía con fuerza, molesta y visiblemente angustiada. Debido a la naturaleza de nuestra configuración, tuve que pararme sobre su cuerpo hinchado y gordo con el embudo, sosteniéndolo para que no se derramara.
Una parte de mí se sentía mal, pero no pude evitar tener una de las erecciones más difíciles de mi vida. Mirar a esta mujer peligrosamente obesa, que habíamos engordado hasta el olvido, me excitó como ninguna otra cosa.
Anna había preparado varios batidos para aumentar de peso, y estos eran de lo que llamamos nuestra "receta de muerte". Básicamente, era una mezcla de crema espesa, mantequilla derretida, manteca de cerdo, helado, azúcar, estimulantes del apetito y probablemente cualquier otra cosa de engorde que pudiera encontrar en nuestra amplia cocina. No es difícil entender por qué llamamos a estos batidos así, casi me sentí mal cuando los vertió por el embudo.
Después de la tercera sacudida, Chelsea estaba visiblemente adolorido. Las lágrimas corrían por sus mejillas, su respiración era irregular y su vientre parecía que podría estallar en cualquier momento. Ella estaba agarrando las sábanas con tanta fuerza, sus nudillos estaban blancos y sus uñas casi se rompían.
Anna notó mi erección.
"Vaya, bebé, lamento que no puedas deshacerte de eso tú mismo, ya que tienes que sostener ese embudo para la señorita 'cree que puede llamar a otras gordas' aquí. Déjame ayudarte un poco".
La sentí de pie detrás de mí en la cama, su vientre y sus tetas presionando mi espalda. Sus manos alcanzaron la parte delantera de mi cuerpo, una trazando mis abdominales mientras la otra me acariciaba.
“¿Está mejor, bebé? Solo concéntrate en mantener ese embudo, yo me ocuparé de ti". Cada pocos minutos, ella continuaba llenando el embudo mientras nuestra cerda luchaba por tragar, antes de volver corriendo hacia mí.
“Oye, cerda gorda, voy a hacer que se corra con fuerza en este embudo, y te vas a tragar hasta el último trozo. Si no lo haces, voy a obligarte a beber más hasta que se te reviente el estómago. Y eso es una promesa". Sus caricias se volvieron más rápidos ahora, tratando de que yo me corriera.
No tomó mucho tiempo, y mientras vaciaba mis bolas en esta impía mezcla de lodo que obstruía las arterias, casi me caigo, tratando de recuperar la compostura. Ella siguió ordeñándome hasta que me exprimió hasta la última gota en la boca de nuestra cerda.
Dos años después.
El tiempo pasó volando desde esa sección y fue inevitable que pasará factura.
Anna pesaba 300 libras, su ganancia era inevitable debido a la naturaleza de nuestro trabajo, pero de alguna forma había vencido su temor a ser tan gorda. A ella no le importó demasiado, llegando a aceptarlo con el tiempo, no podía negarme que cuando yo no estaba en casa solía tener alguna secciones de alimentación en sí misma. Es algo hipócrita a como era en el pasado, pero con el tiempo ya era algo de costumbre, pero aún así seguía como una depredadora que al regresar una vez de la cama me sorprendió vestida de lencería sexy cayendome por atrás dejando caer su obeso cuerpo sobre mí y tener las mejores rondas de sexo que hemos tenido en toda nuestra vida. Se sentía mucho mejor que Chelsea.
La pobre chica pesaba entre 700 y 750 libras ahora, y pasaba la mayor parte del día siendo alimentada por Anna. Llegó acostumbrarse a las secciones de alimentación con fuerza y hasta comenzó a sentir placer cada vez que lo hacían, aunque Anna la castigaba con embudo cada vez que ella bajaba la velocidad o se negaba a seguir comiendo, algo que hacía para evitar. Aunque era casi prácticamente inmóvil, no pudo resistirse, sus músculos se atrofiaron en polvo y su propio cuerpo la atrapó, aunque de vez en cuando Anna todavía la esposaba por simple placer. Si se llegaba a mover, era a cuatro patas y de una forma lenta, teniendo a sus tetas y vientre arrastrándose contra el suelo, algo que sumamente nos excito a los tres. Todavía teníamos relaciones sexuales entre los tres, después de una alimentación pre-sexo, solo para usar el inmenso y obeso cuerpo de grasa de Chelsea como cama y ella gemir bajo el cada vez más pesado cuerpo de Anna y las caricias y sacudidas que le dábamos a su cuerpo.
Aunque esto era nuestra rutina ahora, sabía que Anna no dejaría de alimentar a Chelsea, y aunque ambas se acostumbraron a esto, no podía dejar de pensar hasta donde llegaría esto, posiblemente hasta que Anna deje de ir al trabajo al ponerse tan obesa y solo comer y engordar y alimentar a Chelsea, y esta haga una grieta al suelo de madera y se rompa, no lo sé.
Solo el tiempo lo diría.
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Engordaras Para Mí
FanfictionUna pareja de alimentadores y su complicada relación con su comedora. Historia original y perteneciente a Yeet95