En ese momento corro, corro, corro y aunque quiero dejar de hacerlo no puedo.
Me mueve una aterradora sensación de pavor, de la que hasta yo, desconozco el orígen.
Pese a que he conseguido dejar de correr y estoy oculto, esa sensación que me presiona el pecho, sigue torturandome.
No puedo dar con su causa, devido a que no soy capaz de recordar, ni mi propio nombre.Es por ello que escribo este diario, ya que tengo el escalofriante presentimiento, de que voy a necesitar un anclaje, que me recuerde lo que no debo olvidar.
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Diario de la confusión
Короткий рассказAhora mismo esto es sólo un borrador de mi primera historia.