Demostrar Nuestra Inocencia (PAUSADA)

CAPITULO 1

CAPÍTULO 1: Culpables

Estábamos en la clase de ciencias, aburrida como siempre, cuando un oficial de policía entró al salón abriendo la puerta de un portazo. Parecía que la había abierto de una patada. Si eso hubiera pasado, me habría causado mucha gracia. Lástima que lo que dijo no era para nada gracioso.

—Leah Robinson, Becca Smith, Colden López, Miles García y Airis Castillo, quedan detenidos por el homicidio de Annalee Davis —soltó a la vez que otros oficiales entraban al aula dirigiéndose a nosotros para arrestarnos. Todos se nos quedaron viendo raro, mientras que nosotros nos hallábamos confundidos. Eso parecía una escena de Riverdale.

Bueno, creo que me adelanté mucho en la historia. Comencemos por el principio, un rato antes del arresto.

Hacía apenas 10 minutos había llegado a la escuela, era un poco temprano de la hora correspondiente, pero me gusta llegar a tiempo. Además, no tenía nada para hacer en casa. Guardé unos cuadernos en el casillero mientras vi a Miles acercarse. Tenía su casillero bastante cerca del mío, lo cual era bastante desagradable y molesto

—Buenos días Beckie —dijo con una falsa amabilidad mientras fumaba un cigarro. Me quedé observándolo con cara de asco, y al darse cuenta me ofreció de lo que fumaba.

—¿Querés? —preguntó burlón, levantando una ceja y sonriendo de lado. Y como respuesta, giré los ojos y volví a concentrarme en mis cosas. Soltó una pequeña risa a la vez que acomodaba su ondulado cabello negro de corte noen eubanks. El idiota tenía mejor pelo que yo, completamente envidiable.

—Beckie, ¿viste a Annalee? Tengo que darle algo —habló mientras hizo su más dulce sonrisa como para hacerse el inocente. Claramente sabía a qué se refería con "algo" y no me gustaba nada.

—No y no podría importarme menos —respondí secamente. En realidad, sí me importaba, pero Annalee siempre llegaba tarde así que no me preocupé mucho.

Cerré la puerta del casillero y en cuanto me di vuelta aparecieron por la entrada nuestros queridos amigos —nótese el sarcasmo— Leah, Airis y Colden. Atravesaron la puerta y caminaron por el pasillo los tres juntos. Leah iba en el centro, por supuesto, tomada de la mano de Colden a su lado y de vez en cuando se acercaban a sonreírse entre ellos como idiotas. Y del otro lado se encontraba Airis sonriendo y saludando a las personas a su alrededor, poco le faltaba para ponerse a firmar autógrafos y todo.

Todas las personas que estaban en el pasillo, se acercaron a saludarlos, como si fueran algún actor famoso paseando por la calle. De hecho, no son tan diferentes a eso. Tienen muchos seguidores en las redes sociales y participan en cada evento social que la escuela organiza. Y además parecen tener una vida perfecta sin ningún problema, y es claro que no es así. Por eso los llamo los tres hipócritas.

Cuando terminaron de atravesar el pasillo, sonó el timbre y la gente comenzó a moverse hacia todas partes. Yo hice lo mismo, dirigiéndome al salón de ciencias, sin saber que un rato después terminaría en la comisaría.

Bueno, ahora volvamos al momento importante.

Nos arrestaron y nos sacaron del salón. Mi mejor amiga había muerto, y me estaban culpando de su homicidio. A mí, a Miles y a los hipócritas de Leah, Colden y Airis. ¿Cómo nos conectaban a los cinco en la muerte de Annalee si apenas cruzábamos dos palabras por año entre nosotros? ¿Qué tipo de pruebas tenían? Y lo más importante, ¿cómo había muerto Annalee? ¿Por qué? ¿Quién realmente la asesinó? Estaba segura de que yo no había sido, pero del resto no tanto.

Se me formó un nudo en la garganta. Unas fuertes ganas de llorar que jamás había sentido antes se apropiaron de mi cuerpo. Un sentimiento de disgusto y angustia se formó en mi estómago. ¿Los hipócritas eran capaces de lastimar a alguien? ¿A Annalee? Me recorrió un escalofrío por la espalda. Quise llorar, pero no lo hice. No frente a ellos. Debía hallar la forma de desligarme de este lío.