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Hola, no me preguntes por que te escribo, me hundí en historias prestadas y logré hacer catarsis en este escrito, todo vale a la hora de inspiración.
En sus recuerdos revivía el escalofrío que le provocaron sus caricias, sus abrazos, sus besos, sus conversaciones. Lo pensaba desde aquel día en que coincidieron sus miradas en un solo secreto, aquel momento en que la ilusión les confesó una fantasía juntos.
El y Ella juntaron desde el primer día los contrastes que los separaban en aquel abismo de personalidades diferentes, y trataban de promover sus ideales, a instancias de escucharse y respetarse, para luego admirar lo diferente y seguir alimentando la ilusión de un amor compartido.
Este amor que imaginaban había logrado vencer el desencanto y la desesperanza de experiencias anteriores. Aquellas que los habían dejado marcados en lo más hondo de su ser, en aquella parte indivisible que percibimos como alma.
Cayeron ellos una vez más ante el querer, como si hubieran requerido con desesperación que alguien interpretara la soledad que habitaba en ambas esencias.
Ellos se conocieron y ambos quedaron recluidos de la realidad para descubrirse cautivos de un sentir particular. Amor o pasión o un te quiero, palabras que se manejan en la relación, pero que esconden para siempre en cada uno el sentir particular y el anhelo de lo que vendrá y que se grabará en la mente y en el alma para siempre.
Lo cierto es que en ese comienzo, en ese intento se instauro la relación que sintieron intensa, inconmensurable, soñadora.
El la abrazó como si presintiera cuanto ella necesitaba que abarcara su presencia, ella lo contempló como si supiera cuanto él quería sentirse admirado. Vivieron incontables momentos como aquel en los cuales el uno daba al otro lo que en ese momento requería, sin peticiones, ni suplicas, solo manejaban percepciones reciprocas.
Pero solo fueron momentos, hasta que el escenario de la realidad hizo un cambio para colocar un abrupto final, que al principio no quisieron aceptar como tal y recurrieron a mil artilugios para seguir con aquella fantasía que por momentos fueron reales, pero ahora solo estaban en su mente.
Y asi ella que sufría trataba de provocar de revivir encuentros sucesivos,
con mucha insistencia, y con muy buen resultado lograba crear esporádicos
instantes de fantasía, así inventaban ambos el amor a cada instante.
Ella esperaba que él cambie, que se defina, una palabra, que propusiera un viaje en cuyo camino transitarían juntos hacia un mismo lugar. Entre el deseo y el amor la definición de uno que no llegaba nunca.
Por esto no pudo ser, él se sintió apretado, reclamado, exigido por el afecto sobreabundante de ella, y con miedo huyó, primero hacia la indiferencia que crecía abruptamente, a la vez que se sumaban las excusas para evitarla, disuadirla, sacarla definitivamente de su vida. Y recurrió a un lugar común al cual asisten aquellos que no encuentran mejor opción que culpar al otro, y manifiestan: me das mas de lo que merezco, o te mereces mas de lo que te puedo dar. Y después de descargar la culpa de no sentir nada, cargando toda la responsabilidad en la otra, él consiguió entablar rápidamente otra relación. Ella comprendió las varias contradicciones que le hacían pensar que aún la quería, y sufrió. Empezó a buscarlo otra vez, a ver si encontraba en sus ojos aquella complicidad, aquella esperanza que acompañara a esa soledad que la invadía día a día.
Hasta que un día se decidió y lo citó nuevamente, las horas pasaron pero él no llegó, ese día deseó encontrar una forma mágica para convertir su dolor en alegría nuevamente, que le pusiera final a la tristeza que le penetraba el alma.
Reaccionó y supo que su ilusión había sido vulnerada, que su alegría había sido maltratada para que sufriera, que habían querido despojarla de futuras ilusiones, y decidió vivir a costa de ellas, ya nada era igual, él quiso que ella se retirara de los sueños, del derecho a volver a amar. Así, en el momento de sufrimiento que estaba padeciendo, un instante de lucidez la hizo recapacitar que él lo estaba logrando. Y decidió tenerlo en sus recuerdos como el amor que fue, pero no pudo realizarse, y siguió soñando con que podía ser posible otra nueva vida sin él.
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