Y ahí estaba él... Liam Smith con una pequeña caja de pastillas en la mano que sacó del cajón de su padre, si, su estúpido y jodido padre, encerrado en el baño justamente sentado en la esquina, ¿quien lo diría, no? con tan solo 13 años y la primera vez que probó la droga es su vida, esa deliciosa y adicta droga que para él hoy en día era la única forma de estar bien con el mismo y escapar de todos esos problemas que tanto le llenan la puta cabeza y le jodian la vida, tomó una gran cantidad de pastillas llevándolas a su boca tragandolas con ayuda de agua, claro, respiró unos segundos y abrió los ojos... todo estaba diferente, él se sentía diferente, todo en su alterredor estaba tranquilo, prefecto, relajado, ya no sentía los gritos de su padre ni mucho menos los golpes bruscos a la puerta, Liam estaba bien, mientras él estaba atrapado en su hermosa y sonora burbuja por horas, su padre lo golpeaba en el estómago para que estupiera todo lo que había consumido, el efecto aún estaba en el pequeño, por lo que se le hacía imposible no ver brillos por todos lados y todo el puto ambiente feliz, aún que sea.. solo unos minutos, él estaba feliz..
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