Capítulo 2

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Primero que todo, quiero agradecer a aquellos que han esperado, y lamento muchísimo no haber publicado antes. Han ocurrido muchas cosas, y no tenia cabeza para ponerme a escribir. No prometeré cuando será el próximo capítulo ya que con la vida atareada que llevo nunca se sabe. Y sin más que decir espero que disfruten del capítulo, tanto como yo lo disfrute escribiéndolo. —XOXO
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Ha pasado un año, y en el he avanzado más de lo que hubiera esperado. Sinceramente, me sorprendí a mí mismo, había logrado más de lo que hubiera creído en ese corto plazo de tiempo que había pasado.

Las cosas eran mejores, sé que estaba haciendo un cambio. No muy significativo, pero era un principio de algo por terminar, algo que yo terminaría.

Hoy era un día un tanto monótono.

Es placentero hasta cierto punto, me da en que pensar. Siempre lo hace, aunque no todas las veces sean de mi buen agrado.

Las cosas no han sido las mismas desde hace un año, se están poniendo más serias con cada paso que el régimen da, y a mí me está costando con gran esfuerzo frenar esos avances sin involucrar vidas inocentes.

Los campos de concentración son mi punto de enfoque, luego le sigue la guerra en la frontera.

El país está dividido en tres partes, están los nazistas, los que pretenden serlo mientras ayudan a refugiados a escapar, y luego están los que se quedan en un punto neutro. Es una lástima ver a un país que puede dar lo mejor de sí ser destruido por su mismo gobierno.

Hughlern es un dolor de cabeza, en todo su esplendor. Hace seis meses casi me atrapa con las manos en la masa, en ese tiempo todavía estaba en probación y a los novatos como yo no les daban toda la información, solo la menos importante e incompleta para ponernos a prueba. Pero Hughlern estaba a cargo de mí personalmente, esa información me salvo la vida, en pocas palabras, de él mismo.

No estoy orgulloso de decir que casi me atrapa, pero si lo estoy de decir que no lo hizo. Algunas veces me pregunto si mi final está cerca. Si no lo está solo espero vivir una eternidad, pero si es que lo está solo espero que sea una muerte indolora.

Volviendo a Hughlern las cosas iban más que bien por el momento. De hecho, en este momento me estaba encargando de los reportes de los nuevos prisioneros que estaban llegando al campo de concentración. Cada mes con numero impar llegaba un numero par y cada mes con un numero par llegaba un numero impar, uno tras otro con una inconsistencia que si no la buscabas y sabías donde estaba en los reportes no lo llegarías a notar. Eso fue una de las muchas pequeñas cosas que note, entre otras.

El numero par significaba que eran gemelos, en ellos se experimentaban cosas abominables. Los números impares significaban que eran "culpables" de homosexualidad, gitanería, u otra estupidez de la cual se les acusaba, el punto era que la mayoría de esas personas eran inocentes.

Algunas veces me pregunto si estoy haciendo alguna diferencia en sus vidas, luego me imagino en sus lugares y me doy cuenta de que soy dichoso, y que, aunque sienta que lo que hago sea poco, si estoy haciendo una diferencia y si continuo por este largo camino lleno de obstáculo y trabajo duro puedo hacer una diferencia más extensa de la que estoy haciendo ahora.

Mientras pienso en eso, bajo las escaleras y me dirijo hacia mi automóvil. Conduzco por las calles de Alemania buscando un lugar donde almorzar, y lo encuentro cerca de una librería. Aparco y entro al pequeño restaurante, el cual parece más acogedor por dentro de lo que por fuera se podría pensar.

—¡Pero mira que trajo el viento!— Exclama uno de mis compañeros cuando me ve entrando al local. —Parece que nos volvemos a encontrar, oficial Imre.— Vuelve a hablar, saludándome sarcásticamente.

Paso de largo sin envolverme en sus provocaciones, porque seamos realistas no vale la pena en absoluto inmiscuirme con un imbécil. Me dirijo a una esquina del local y aguardo por una mesera. Al llegar a la misma y sentarme, empiezo a ordenar.

La mesera no deja de temblar cuando llega a mi mesa y ve la insinia con la doble S que llevaba puesta en mi uniforme. —Que sea un spätzle vegetariano y una coca cola, por favor.— Termino de ordenar mientras veo como se marcha casi cayendo al ir tambaleándose por los nervios.

Al mi orden estar lista en menos de una hora llega otra mesera para entregar mi pedido y largarse rápidamente, mi uniforme militar tiende a tener ese efecto en las personas. Pienso mofándome, mostrando una pequeña sonrisa de lado.

Me tomo mi tiempo, disfrutando de la comida.

Después de degustar la comida dejo un par de marcos imperiales en la mesa y me dirijo hacia la salida, para encontrarme con un individuo que no había visto hace tiempo.

Unell, ese el nombre del individuo o mejor dicho individua que se había marchado sin articular una sola palabra para al menos decir que estaba bien o por lo menos viva como mucho.

—Hola Imre. ¿Cómo ha ido todo?— Pregunta.

—Bueno, considerando que aun sigues viva y yo también, creo que mejor que excelente.—Respondo, terminando con un,—Al menos por el momento, Ell.

Ella solo observa el ambiente y sonríe, contemplando con cuales palabras proseguir.

Finalmente encuentra las palabras y continua.—He visto, escuchado, y presenciado que las cosas al menos no terminaran por un par de años más.—Sus palabras se pausan por un periodo de tiempo breve, mostrando su angustia y desesperación, pero continua un momento después.—Imre, no creo que realmente esto termine bien para todos nosotros, he tratado de verdad, de encontrar una manera más viable...pero realmente por el momento debemos estar menos envueltos si queremos vivir hasta encontrar otra forma.—Vuelve a pausar, mirando su alrededor y finalmente decide que no es buen lugar para continuar hablando de estos asuntos.

—¿Qué tal si nos dirigimos a un lugar más privado?—Pregunto, mientras la guio hacia mi coche y le abro la puerta. Después de encontrarnos dentro del automóvil, vuelvo a preguntar.—¿Hacia dónde nos dirigimos?

—¿Bueno, si es algo privado que te parece mi departamento?—Cuestiona, para luego continuar.—Es uno nuevo, y no lo he puesto en mi registro, así que nadie conoce de el excepto yo y ahora tu.

—Tu departamento entonces, Ell.—Respondo a la pregunta en cuestión.

Desigualdad ComplementariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora