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El verano no siempre es paradisíaco. A veces no se disfruta sobre la arena con la vista hacia el mar turquesa. A veces el sol es cubierto por edificios grises en vez de palmeras. A veces el verano se vive en un cuarto pequeño con nula ventilación. A veces el verano es desagradable, pero a Mingyu le gustaba, porque en verano lo conoció a él.

El termómetro marcaba más de 30°C y el ventilador de pedestal se mecía de un lado a otro. El aparato ya estaba viejo y emitía un ruido metálico un poco más fuerte de lo normal.

"Se recomienda el uso de bloqueador, gafas con filtro UV y gorro en todo momento fuera de casa.", advertían en el noticiero.

Era lo mismo de todos los años, la típica nota que anunciaba lo que todo el mundo veía venir en julio: las eventuales olas de calor. Las tomas recicladas de siempre, gente caminando por las alamedas bajo el sol, planos detalle de gente bebiendo agua o tomando helado, y una que otra persona quitándose el sudor de la frente.

Mingyu dejó salir un suspiro y tomó el control para hacer zapping. La verdad no había nada bueno que ver. Con su pensión de estudiante, claramente no tenía dinero para pagar más canales y debía conformarse con lo que había. Finalmente sintonizó otro noticiero en el que hablaban prácticamente de lo mismo, las mismas tomas, pero diferentes ángulos quizás.

La televisión estaba simplemente de compañía, para tener algo de ruido en aquel apartamento pequeño, opaco y solitario.

Mingyu se levantó de la cama y caminó un par de metros para dirigirse a la cocina. Aún no cenaba y ya se estaba haciendo tarde.

La sorpresa fue encontrarse con el refrigerador deprimentemente vacío, tan sólo media cebolla envuelta en papel film y un six pack de cervezas incompleto. Había olvidado ir a comprar.

Una vez que cerró el frigorífico, se fue a duchar. El agua salía tibia y eso lo frustraba. Necesitaba una ducha helada, pero las viejas cañerías se habían calentado durante el transcurso del día.

Sí, a veces el verano le desagradaba. Era pegajoso y agotador, pero las noches más emocionantes se daban en verano.

En verano se encontró con aquel hombre de sonrisa cálida y ojos gélidos, como el contraste que se daba entre la sombra de un edificio y el asfalto hirviendo bajo el sol.
En verano conoció a Jeon Wonwoo.

Jeon era unos cuantos años mayor que él, rondaba los 30, mientras que Mingyu estaba a mitad de los 20. Aunque a simple vista parecían de la misma edad, tal vez Wonwoo lucía un poco menor.

Pero la edad no era más que un simple número como el que marcaban los termómetros. Y si era sincero, a Mingyu le gustaban mayores que él.

Cuando conoció a Wonwoo, sintió que todo el mundo se detuvo, y que sólo existía él. Se perdió en su cabello ondulado y su perfil pálido, como si el sol no hubiera tenido la oportunidad de acariciar su piel. Al contrario de Mingyu, que por lo general se bronceaba rápido a pesar de usar protector solar.

Lo que sí afectaba a ambos de igual manera, era el calor que hacía en ese minuto. Wonwoo andaba con unas bermudas de denim y una camiseta blanca holgada blanca, dando la ilusión de tener una complexión más grande de lo que era. Se encontraba de pie frente a una de las heladeras en la tienda, indeciso sobre qué sabor de helado llevar.

Mingyu no se dio cuenta de que había permanecido mucho rato perforándole la sien con la mirada al contrario, quien sintió el peso de su mirada.

Wonwoo asomó su rostro por la puerta empañada por el hielo, tan frío como sus orbes en ese instante.

El más alto sintió su corazón agitarse instantáneamente. No obstante, Wonwoo pareció no darle importancia. Pensaba que aquel joven esperaba a que terminara de decidirse, por lo que cogió rápidamente un pote de litro de helado de piña y cerró la puerta, sin voltear a verlo.

30°ᴄ - ᴍᴇᴀɴɪᴇ ᴏꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora