.•.°•*Nuestro encuentro*•°.•.

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El bosque podía ser un lugar hermoso, pero también aterrador. Con el contraste perfecto de todos los colores que existen y realzan su belleza. Aunque si no sabias moverte por el, este podía no tener piedad. Además de sus conocidos peligros, la gente afirmaba que ahí habitaban criaturas, no de este mundo. Desde Brujas aterradoras y duendes ladinos, hasta hadas escurridizas.

El bosque era traicionero, más para Ruben Doblas, el niño tonto que no hizo caso a su madre y se alejo demasiado.
Había estado dando vueltas sin encontrar el camino a casa, cada vez se adentraba más y ya empezaba a anochecer. Las horas pasaron y se detuvo a tomar un descanso. Debía recuperar fuerzas y seguir, pero cada vez comenzaba a hacer más frío y sentirse más cansado. Hasta que finalmente calló rendido...


A cientos de píes de altura, justo encima de su cabeza, alguien lo observaba. No cualquier persona que se arriesgara a estar tan alto, observando a un niño pequeño como si fuese un acosador, no. Solo era una simple hada.

Un ligero cosquilleo en su nariz hizo removerse al niño, que abrió los ojos pesadamente. Se fijo que estaba cubierto por una fina pero cálida manta que parecía estar echa de flores y pasto verde.
El sonido de una risa traviesa llamo su atención, era más pequeña y aguda que otras que hubiese escuchado antes.
Y al alzar la vista vio a la diminuta personita con finas alas de un bellísimo color morado, cabello azabache oscuro y un finísimo traje negro con toques lilas. Un hada, la causante de tan risueño sonido.

-Un chico volador-Susurro asombrado con la vista fija y los ojos como platos.

El diminuto ser volvió a reír ante la inventiva del pequeño humano, mientras revoloteaba a su al rededor para llamar su atención.
Las leyendas contadas por los abuelos acerca esos seres mágicos narraban como estos secuestraban a los niños. Vengativos y enojados por los desastres provocados por la humanidad.
Aunque sin pensárselo un momento el pequeño castaño de ojos esmeraldas empezó a seguir al ser de luz que volaba frente a sus ojos y poco a poco le sacaba del espeso bosque.

El niño estaba fascinado, acercándose a paso lento, e intentando atrapar al hada, que se la estaba poniendo realmente difícil y parecía burlarse de el con razón. Finalmente descendió posándose en un muro de piedra y esperando que se acercase el humano.
Era su oportunidad. Estaba lo suficientemente bajo para atraparla. Fue con cuidado de no asustarlo, dio un gran brinco y zas!...

-Ojo! Le tengo!-exclamo

-Ruben!-el grito de su madre que corría hacia el llamo su atención.-Ruben mi pequeño, estaba preocupada!

-Mami?-Cuando había vuelto al pueblo? Bueno eso no importaba. Le mostraría a su madre su gran logro, en cuanto esta terminase de darle besos y abrazos.-Mami, mami! Mira lo que tengo!

Al extender la mano, esta se estaba vacía con excepción de un pequeño retoño de lilas.
Todos el pueblo estaba buscándole. Y nadie le creyó cuando contó lo sucedido, ni siquiera su madre, que solo reía ante las habladurías infantiles de su hijo.
Pero esta vez no mentía. Y lo probaría volviendo a adentrarse en el bosque el día siguiente sin medir las consecuencias.

.•.*.•.


El acercarse a la zona humana era algo prohibido e ilegal para aquella pequeña hada. No era un lugar seguro para su especie, sobre todo por las pocas que quedaban a causa del desequilibrio. El porque se había arriesgado tanto llevando a ese niño de vuelta lo tenia pensativo, pero cuando lo encontró, sintió que no podía dejarle morir así. Era el guardián de ese bosque y debía proteger cada vida que hubiese dentro de el, incluso si era un niño humano.

Los sonidos a su alrededor lo trajeron de vuelta a la realidad. Las aves cercanas volaron espantadas y los animales huían de la zona. En su idioma solo decían una cosa.

Legenden Om Feene ❀Rubegetta AU❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora