Kabuto quedó agachado frente a Orochimaru, mientras iba secando su esbelto cuerpo.
Siempre intentaba evitar su parte íntima, pero sabía que llegaría en algún momento. La seco con disimulo, tratando de no mirarla o tocarla demasiado. Pero esta vez fue diferente, su miembro se estaba levantando, haciendo que kabuto se sonrojara mientras orochimaru esbozaba una media sonrisa.
-Kabuto...me gustaría que hicieses algo por mi
-Como mandé, mi señor
-Ya sabes que desde la batalla con el tercer hokage no puedo usar mis manos para nada, ni siquiera para...ya sabes...y llevo demasiado sin descargar y empieza a doler. ME pregunto si podrías echarme una mano
Kabuto tragó saliva, había fantaseado con esto muchas veces. Reprimió el impulso de pellizcar para asegurar que no era un sueño
Soy tu hombre de confianza, sabes que estoy a tu disposicion-dijo kabuto, cambiando su semblante dudoso por uno decidido y sonriendo levemente.
Se levantó, y miro a su lord a los ojos, esos ojos amarillos que tanto le gustaban, en contraste con su pelo azabache, y esas marcas que tenía a los lados de sus mejillas que se acentuaban cuando sonreía, dándole un aspecto aún más malévolo. Como le encantaba.
Se acercó y rompió la distancia entre ellos con un beso, dejando a Orochimaru sorprendido por su iniciativa. Empezaron una lucha de lenguas, es obvio quién la ganó.
Mientras tanto, kabuto iba acariciando el cuerpo del otro, pellizcando levemente sus pezones y ensalivado sus dedos antes de hacerlo para aumentar el placer. No tenía apenas experiencia, pero como ninja medico conocía perfectamente los puntos del cuerpo.
Continuó bajando y agarró su miembro fuertemente, mientras empezaba un lento vaivén
-ahhh es tan bueno... lo extrañaba tanto..gemía orochimaru
Mientras tanto, kabuto estaba embelesado con la expresión de placer de su amo, sus ojos entrecerrados, su boca abierta y su cadera moviéndose rogando por más
Y así fue, Kabuto aumento el ritmo de su mano, y cuando sintió que casi iba a venir, paro
-Q-que haces acaso quieres que te mate? Pregunto confuso el rey de las serpientes
-Quiero darte algo mejor, le susurró kabuto
Se agachó y empezó a lamer su erección para meterse un buen pedazo en la boca. Orochimaru estaba al límite, pero aguantaba cómo podía. Mientras que guiaba la cabeza del albino, este se dejaba hacer mientras iba preparando su entrada. A veces casi le daban arcadas, pero no importaba, era. Lo más delicioso que había probado nunca.
Se levantó, y ambos fueron al cuarto de kabuto, por ser el más cercano
Tumbese señor-le dijo amablemente
Este lo hizo, y kabuto empezó a sacarse su traje de una sola pieza despacio, dejando ver su pecho levemente definido, con unos pezones rosados contrastando con su blanca piel que hicieron que orochimaru tuviese perversas fantasías.
Cuando acabó, se puso encima de su amo y empezó a bajar, metiéndose poco a poco todo su miembro. Dolía, pero se soportaba bien. Se alegraba de haber agregado dedos a sus sesiones nocturnas de masturbación, en las que pensaba en orochimaru embistiendolo hasta dejarlo inconsciente.
En cuanto se acostumbro, echo el peso hacia atrás, sujetándose con las manos sobre el colchón mientras daba ligeros saltos
-hmm, justo ahí..mm que bueno -gimio cuando encontró su punto dulce
-dioses...me matas ..muévete más rápido por favor
Sentía las embestidas que le daba orochimaru, mientras el subía el ritmo y sus pezones estaban siendo acariciados, y su cuello sufriendo mordeduras considerables, pero no importaba, era demasiada estimulación