Prólogo

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Autumn

Tres años atrás

—Ya se tiene que ir —ella se encoge de hombros incorporándose—. Ya hay demasiados chiquillos como para seguir alimentando a otra más.

—Pero acaba de cumplir tan solo dieciocho años—susurra la monja—. Es tan solo una niña.

—No. Como dijiste, ella ya tiene sus dieciocho años; por lo tanto, ya no es una niña. Por lo menos no...

Y ya no pude escuchar más. No quise escuchar más. Sí, odio estar en este lugar, pero es lo único que tengo, es lo único que conozco. ¿Conocen ese sentimiento en el que sabes que algo no te beneficia, sino que hace todo lo contrario, pero sigues allí porque es todo lo que tienes? Bueno, así me siento. Este orfanato es horrible y la idea de irme lejos ha llegado a mi mente más veces de las que puedo contar, pero tan rápido llega, así de rápido se va. Y no es por cobardía. Pero, ¿Cómo me iría de este lugar si no conozco nada ni a nadie? Este hospicio, aunque sea una basura, es una de las pocas cosas que tengo. O tenía.

De todas maneras, no sé para qué me lamento. Estoy preparada para lo peor. El problema es que siempre espero lo mejor. Ya sabía que este momento llegaría, pero, este golpe fue tan repentino, tan rápido, que no lo vi venir. Y vaya que dolió. Aunque siempre me he considerado una persona fuerte, no puedo no sentir nada respecto a esto. Odio los cambios y odio que mi monotonía se vea afectada. Pero, al igual que todas las demás veces, me levantaré y con el tiempo la marca del golpe desaparecerá. Bueno, eso espero.

Ahora, para ya no ser un estorbo al cual alimentar, yo sola me iré. Encima en el día de mi cumpleaños, cabe recalcar. Pero, no me iré con mis manos vacías, algo bueno tenía que sacar de esto. Y son los libros, los cuales tomaré prestado de la biblioteca. Sí, digo tomar prestado porque robar es una palabra muy fuerte.

Mientras elijo los libros que me llevaré, más me convenzo de que estoy tomando la mejor decisión. Prefiero irme por mi propia voluntad a que ellos me echen. Tomo mi maleta y salgo del hospicio. Cuando ya estoy a una distancia considerable, me detengo y doy media vuelta. Casi se me olvidaba.

— A pesar de todo, gracias —susurro.

Mentira.

— Púdranse, idiotas.

Y ahora sí, me voy.

10 minutos después

¿A donde se supone tengo que ir? Merda.

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⏰ Última actualización: Mar 29, 2021 ⏰

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