Yaman vuelve a Seher

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Creí que podría hacerlo y alejarme de ti, alejarnos de ti, pero a los pies del barco he tenido que dar media vuelta porque notaba mi alma abandonando mi cuerpo. Mi corazón no habría subido a ese barco tampoco porque a mi partida, él habría corrido a refugiarse latiendo a tus pies. Si me hubiera ido tus recuerdos me habrían acechado volviéndome loco, drenándome la vida y robándome el aire. Lo he intentado y no he podido. He pasado días planeando crédulamente dejarte en tierra. Pobre idiota...

Como si la distancia sirviera para borrar el verde de tus ojos de los míos, como si tu risa fuera a dejar de sonar en mis oídos o como si tu olor a vainilla pudiera no llegarme surcando el viento. Vuelvo a ti, a tu bondad, a tu generosidad y a tu compasión. Necesito todo lo que eres en mi vida aunque yo solo recoja migajas de ti porque no merezco nada entero.

Estos días en la casa de madera nos vimos obligados a fingir ser una pareja, ser padres... ¿Quién diablos fingía? Tuve que disfrazar mis miradas mil veces; tuve que ocultar el temblor de mi mano sobre la tuya; tuve que resistir tus cuidados en mis heridas cuando lo que verdaderamente me sangraba era el alma por no poder abrazarte. ¿Simular que no fui feliz procurando comida, refugio, calor o seguridad a las dos personas que más amo?... Simular y a la vez tratar de convencerme que debía huir al extranjero. Días de momentos hermosos y pensamientos cobardes. Pero esos días fluyeron a un instante a los pies de un barco y ahí... ahí tuve que dar la vuelta. Volviste a vencerme sin hacer nada. Siempre ganas y ni siquiera lo sabes.

Cuentan que Ulises resistió el canto de las sirenas. Mi canto es tu cabello pero mi fuerza de voluntad no es la del héroe griego. Tus ondas castañas podrían ser nudos de marinero de lo fuerte que me tienen atrapado. Y es que a él también vuelvo, a tu pelo que me tienta varias veces al día captando mi atención. Te confieso que a veces he dejado de escuchar lo que me decías porque mis ojos han vagado a tu cabello. Y me he quedado segundos mirándolo e imaginando que sentiría al acariciarlo, al retirarlo de tu cara para dejarlo caer por tu espalda.

Te lo apartas y me llega su aroma, te lo peinas y me hiere su brillo. A veces te lo cubres con un pañuelo... y he de callar mi lamento. No lo cubras, no lo tapes, no me prives de mirarlo e imaginarlo extendido sobre mi pecho desnudo... porque sólo tengo eso. El imaginar, el soñar.

Es un sueño loco, imposible, inalcanzable de tenerte en mis brazos un día sin nada entre nosotros. Sin problemas, sin malos entendidos, sin rencores, sin miedos... sin ropa. Solos tú y yo bajo las sábanas negras, piel con piel, moviéndonos juntos, sudando, gimiendo, suspirando, tocando, saboreando, besando y muriéndonos de placer y amor el uno en el otro.

He vuelto a ti y mañana nos volveremos a encontrar en el pasillo, te miraré en silencio, te amaré en silencio pero aun así ¿verás en mis negros ojos retazos de mis sueños? 

Yaman vuelve a Seher (Capítulos 50-51)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora