☆Invitación☆

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A la mañana siguiente, Horacio llegó justo a tiempo al estudio mas feliz y animado de lo normal, no entendia bien por que pero parecia que el haber hablado durante horas con alguien sobre sus cosas favoritas en medio de uno de los museos más famosos del mundo le habia subido el animo más de lo que pensaba.

Pero la confusión también se instaló en su cuerpo cuando vio a Greco y un par de personas más correr y caminar rápido de un lado a otro en el lugar, al parecer guardando o cubriendo pinturas y otras cosas.

–Greco, ¿Que esta pasando?–Preguntó confundido.

–Nos acaban de llamar que quedaron unas exhibiciones sin traer ayer y tenemos que ir por que no saben cuales son, Volkov y Collins nos esperan afuera–Informó rápido para luego tomar su bolso y indicarle al de cresta que tomara unas hojas con la información de lo que tendrían que traer.

Feliz de volver a encontrarse con el de piel pálida, Horacio busco lo que se le fue indicado y corrió detras de su amigo, viendo como este subía de inmediato a los asientos traseros de un camión, siguiéndole el paso subió también a la parte trasera, cerrando la puerta a su paso.

–Hola–Saludo casi en un jadeo, mientras miraba a los asientos delanteros, viendo por el espejo retrovisor directamente a los ojos grisáceos.

Los corazones de la estrella y del humano se estremecieron en sincronía cuando ambos conectaron miradas a través del cristal reflectivo, iba a ser un buen día.

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Fueron recibidos rápidamente al llegar y los guiaron a un gran galpón lleno de cajas de múltiples formas y tamaños, algunas apiladas, otras acumulada en un rincón, otras abiertas y muchas más aun embueltas en papel de burbuja, recién llegadas al lugar.

Horacio le dio la mitad de las hojas que habia traído a Greco y este se fue con Collins, seria más rápido si se separaban y buscaban cosas predeterminadas, como por ejemplo ahora, Horacio y Volkov buscaban unas antiguas esculturas protectoras llamadas "Lamassu" o, mas conocidas como, Toros alados.

–Joder, me encantaría que pusiera más información–Soltó Horacio de golpe una vez se encontraron de frente a la próxima exhibición.

–¿A que te refieres?.

–No se, algo como su historia, donde fue encontrado...–Refunfuño mientras miraba la hoja en la que estaba la información necesaria, el peso, tamaño y la pieza de arte dentro.

Volkov trataba de no mirarlo, por que sabia que si lo hacía iba a terminar cediendo a la tentación de contarle hasta la historia del primer ser humano en la tierra, pero a pesar de eso, no pudo evitar ver la tierna expresión que el moreno ponía.

–Son guardianes.

–¿Eh?

–Los Toros Alados son una divinidad protectora, algo asi como un ser híbrido legendario de la mitología asiria–Continuó–, los ponían en las entradas de los palacios o ciudades generalmente en pareja. Decían que mataban a todos los que se acercaran al lugar con malas intenciones, y a los puramente buenos los dejaban pasar.

Volteo inconscientemente para ver la expresión del chico, viendo el brillo que vio la primera vez cuando lo encontró al lado de la mismisima representación de la belleza esculpida en mármol hace siglos, por segunda vez cuando ambos se quedaron un largo tiempo hablando sobre el autor que casualmente ambos tenian en común y ahora lo volvía a ver, y lo mejor era que él había causado eso.

–¿Como sabes eso?–Preguntó fascinado el chico.

–...Soy de viajar mucho, me gusta conocer culturas o esas cosas–Dijo simplemente mientras llegaban con una grúa para poder trasladar una de las próximas exhibiciones que estarían en la tercera puerta del Louvre

–A mi también –Coincido mientras apretaba–, es como un hambre infinita–Rió mientras buscaba la última entrega que tenían que llevar.

Mientras tanto, Volkov miraba como ni la sonrisa ni el brillo en sus ojos que él había causado habian desaparecido en ningún momento, incluso parecía aumentar e impregnarse en su corazón, brindándole un destello que era incluso más grande que el corazon de una estrella agonizante, era una luz que incluso podría llegar a alumbrar con claridad y bondad cada rincón del cosmos, dejando pura y benevolente el alma de todos los seres vivos y por existir.

No sabia el nombre de ese brillo nuevo, pero le encantaba.

–Oye.

–¿Si?.

–¿Quieres ir a por un café luego?.


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❝𝙎𝙩𝙖𝙧𝙢𝙖𝙣❞┊𝐕𝐨𝐥𝐤𝐚𝐜𝐢𝐨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora