Un amor no confesado.
Ella era una artista, yo un simple admirador.
Sus poros emanaban sensualidad, yo estaba preso por su atracción.
Era la luz de mis días, yo siempre fui oscuridad.
Sublime ante mis ojos, cautivo por voluntad propia.
Te aclamé con parsimonia para no asustarte, pero me aterraba que no supieras de mi existencia.
Ella era pureza, yo era el mal hecho persona.
Tú eras el Yin, yo era el Yang.
A pesar de que no somos absolutos, que puede haber un punto medio, era imposible para mí creer que tenía una oportunidad contigo. No te merecía. Y siento que este pensamiento fue mi error, nunca lo intenté, siempre estuve en la sombra mientras tu brillabas.
En consecuencia, este amor enaltecedor y unilateral, nunca fue expresado, y esto es lo que más me dolió, porque no pensé en mí, tuve tantas oportunidades de confesarme, en algún punto pensé que me mirabas, pero nunca sabré si esto fue real o solo era mi imaginación creyendo que mi sueño se hacía realidad. Estaba loco.
En algún punto me aleje de ti, deje de observarte, anhelarte y desearte en la distancia, y seguí mi camino, y aunque ahora solo eres un recuerdo del pasado, pensé que mi malestar se debía a que nunca logré que estuviéramos juntos pero la realidad era que mi miedo fue mayor que mi audacia. No me consideraba suficiente.
- K.