Primer avance

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Dicen que la costumbre te hace prisionero en una jaula, sin conocer siquiera que la puerta se encuentra abierta.

Ya habian pasado 2 meses desde el accidente que la hija de la cada Monique sufrio a manos de su prometido el principe, situacion que solo era conocida por algunos.

La joven de cabellera plateada seguia su dia a dia como si nada hubiese sucedido, se encontraba centrada en sus estudios y en sus lecciones... bueno en su tiempo con su padre, el cual disfrutaba mas que nada en la vida.

El Marqués Monique tras conocer la situacion que su hija habia estado sufriendo a manos del principe heredero, trataba de prestarle mayor atención, bueno toda la que su posición le permitiera brindarle a su pequeña, recibiendo una valiosa ayuda no solo del personal de la casa, sino de todos los miembros del segundo escuadrón de cabelleros quienes de igual forma apreciaban a la heredera de casa con fervor.

- Aristia - llamo el Marqués, mirando a la menor recuperar el aliento tras el pequeño ejercicio realizado - ¿Como te sientes este dia? - pregunto.

- Mucho mejor papa - contesto la joven con una sonrisa en el rostro, la cual demostraba que su estado de animo era bueno - ¿Sucede algo? - pregunto la menor al notar a su padre un tanto contrariado por algo.

- El emperador - comenzo a hablar el mayor con un gesto de preocupacion latente en el rostro - Desea verte, quiere poder tomar el te contigo, si es que no te encuentras indispuesta- avanzo hasta llegar a su hija.

- No puedo negarme si es un pedido del emperador - comento la joven sin comprender el motivo por el cual su padre se veia tan preocupado - Me siento bien papa - dijo alegre regalando un hermosa sonrisa - No tienes de que preocuparte, servir el te a su majestad no es nada comparado a nuestras practicas.

- Muy bien - contesto el comandante del primer escuadron - En ese caso, deberias ir a prepararte, no debes hacer esperar al emperador.

- Si papa - fue todo lo que la menor dijo para asi abandonar la sala, dejando a su padre solo com una vistoda mirada de preocupacion.

El marques por su parte no estaba muy convencido de aquella visita, pues no deseaba que su pequeña se encontrara por casualidad con el principe heredero, en cierta forma ese muchacho jamas le agrado para ser el esposo de su hija, sin embargo tuvo que aceptar y callar debido al juramento que tenia con la corona y la profecía del oraculo. No obstante tras el accidente que el joven le provoco a su hija su aversion había crecido mas, si antes consideraba que el chico era poca cosa para su pequeña, a pesar de ser el futuro emperador de Castina, ahora lo consideraba indigno y estaba seguro que habia mejores hombres que el, bueno... posiblemente.

En el palacio la condicion del principe no habia mejorado mucho, pues luego de una semana mas con insomnio, pidio al medico real que le diera algun remedio para poder dormir tranquilamente, sin embargo dicho remedio aunque efectivo, le generaba ciertas alteraciones del sueño, haciendo que cayera dormido a mitad del dia, retrasando sus actividades.

- Su alteza ¿como se siente? - pregunto el consejero del principe, quien lo contemplaba bastante decaido.

- Afortunadamente puedo realizar mis deberes diarios Dimark - contesto el de cabellos azules, quien tenia bajo sus ojos una enorme linea oscura debido al descontrol de su tiempo para dormir.

- Llamare al medico real - comentó el rubio, asumiendo que dicha situación no podia seguir asi.

- No creo que haga ninguna mejoria - declaro el príncipe, mientras soltaba un suspiro y recargaba todo su peso en la silla.

El principe tras un breve momento de relajación se quedo profundamente dormido, sin poder evitarlo, siendo dejado en paz por su consejero, el cual se retiró del estudio del joven. Sin estar conciente de ello el de cabello azul, se adentró en el reino de los sueños.

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⏰ Última actualización: Apr 01, 2021 ⏰

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