Bokuto Koutarou

286 32 17
                                    

Koutarou era un niño feliz.

Tenía una familia que lo amaba mucho. Siempre tuvo juguetes nuevos, comida en la mesa, amigos por todos lados y nunca le faltó nada. Su casa era tan grande que en las fiestas sus amigos se perdían en los pasillos, su madre siempre le preparaba su comida favorita cuando llegaba con un nuevo logro de la escuela, su padre siempre lo arropaba al dormir y le prometía jugar mucho después del trabajo. Cuando se unió al club de voleibol su familia estuvo allí todo el tiempo para apoyarlo y gritar con cada punto que hacía.

Tenía todo lo que la gente deseaba.

Entonces, cuando todo eso se esfumó Koutarou no pudo soportarlo.

Tenía diez años cuando ocurrió. Era un día como cualquier otro, una tormenta había azotado en Tokio con torrenciales lluvias, el agua había creado charcos en su patio y debido a la intensidad le habían prohibido salir. Cuando se encontraban sentados para tomar su almuerzo, su padre había recibido una llamada que pedía que fuera de inmediato a la oficina en su día libre debido a una emergencia del trabajo. Sin nada que pudiera hacer, y teniendo en cuenta que la lluvia se había calmado, se cambió y se despidió de su madre con un beso y de él con una mano sobre su cabello.

Koutarou y su madre se habían quedado en la entrada de la casa diciendo adiós desde allí, Koutarou agarrado de la mano de su madre con una sonrisa, ninguno de los dos podía saber que ese día sería el último que lo verían.

Un accidente automovilístico, eso fue lo que ocurrió. Debido a las calles inundadas, un conductor que iba a exceso de velocidad patino en la carretera perdiendo el control y estrellándose contra otro auto de enfrente. El auto fue el de Bokuto Kinsuke, padre de Koutarou.

Los médicos habían dicho que fue una muerte instantánea, su cráneo había golpeado con demasiada fuerza el volante y los cristales se incrustaron profundamente en su rostro. Le aseguraron a su madre que no hubo dolor, pero Koutarou pensaba ¿Realmente había muerto sin dolor? ¿Con la cara llena de trozos de vidrio? ¿Con un impacto como ese?

Era un niño, pero solo podía preguntarse una y otra vez que fue lo ultimo que su padre pensó en ese momento, viendo el auto destrozado en fotos de un noticiero. Su madre llorándole a un ataúd lo llevó a tomar su mano con fuerza para decirle que él estaba allí. Tenía solo diez años y debía ser fuerte por su madre que estaba tan destrozada.

El causante del accidente había quedado con heridas graves, pero sobrevivió. La demanda de su madre logro sacarle dinero al hombre, pero no lo suficiente y pronto tuvieron que mudarse a una casa más pequeña.

Desde allí todo fue cuesta abajo.

Koutarou tenía ese deporte que amaba, el voleibol, y desde la muerte de su padre enfoco todas sus energías en eso deseando poder olvidar por un momento en los llantos de su madre que escuchaba cada noche cuando ella creía que él estaba durmiendo. Fue duro y llevo su cuerpo al límite, muchas veces los entrenadores que tuvo le advirtieron que solo terminaría herido si seguía tercamente con su rutina. No fue sorpresa cuando un día el cansancio lo abatió y en medio de un salto cayó. La caída había terminado en un choque con un compañero y el golpe en su pierna había causado mucho dolor, Koutarou lloró todo el camino al hospital.

A los once años le dijeron a Koutarou que no podría volver a jugar voleibol como antes porque la lesión causo graves efectos en su pie. Ahora cada que intentaba saltar para rematar un balón sentía un intenso dolor que lo llevaba a caer y gritar. Sus compañeros siempre hicieron una mueca y trataban de consolarlo sin mucho éxito, su entrenador más tarde le dio una charla para animarlo, pero solo termino con él abandonando el club.

Lloró por días en su habitación, su única salida arrebatada de sus manos, sus sueños de evolucionar en el deporte se habían esfumado.

Fue en esa época que sus amigos comenzaron a alejarse, como un niño de once años no comprendió porque todas las personas que antes se reían y lo acompañaban ahora susurraban y le daban la espalda. Cuando creció comprendió que fue porque había perdido todo lo que ellos querían, dinero y conexiones. Además de que nadie quería estar con un niño que constantemente estaba triste.

About those days (when I was happy) | BokuAkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora