9.

3.5K 495 209
                                    

Estaba aterrado, nunca en su vida había estado ante tal situación.

El chico que le gusta estaba frente a él totalmente sonrojado y sin saber que hacer, acorralado podría ser una descripción adecuada.

Y él no se quedaba atrás, no sabía si Reki podía verlo desde donde estaba, pero rezaba porque no fuera así, parecería que Langa  le estaba haciendo competencia al cabello del contrario, en ese punto ya no sabía que hacer con tantas emociones juntas. Quería por un lado correr y simplemente abrazarlo hasta que se le acabaran las fuerzas, por otro quería seguir con el plan para sorprenderlo aún más, y sorprenderse a sí mismo al descubrir nuevas facetas de su existencia, sin embargo, en lo profundo de él, también estaba la sensación de querer correr y esconderse, pero sabía perfectamente que eso no es lo correcto.

Al ver como Reki se acercaba lentamente, literalmente temblando, Langa se levantó, se puso frente la mesa que estaba ahí, y extendió su brazo, abriendo su mano y acercándola a Reki dándole a entender que quería que éste hiciera lo mismo.

Reki por su parte, estaba temblando sin poder parar ni un microsegundo, ¿Cómo diablos había terminado así?, se le hacía eterno todo eso. Conforme se acercó lo suficiente para ver perfectamente a Langa, abrió totalmente los ojos como platos, Langa estaba rojo, era totalmente gracioso, y extremadamente adorable. Estaba vestido de forma un poco formal, a sus ojos, podía incluso compararlo con un príncipe. 

Acercó su mano a la de él, respiró profundo y la tomó. 

Sintió como el peliazul se movía, solo unos pasos para indicarle que se sentara, y éste obedeció. Langa tomó asiento de igual forma, volteó a ver a Kojiro, el cual juntó sus palmas, dando dos pequeños aplausos. En ese momento, se escuchó un carrito de comida avanzar. 

Reki no podía creer lo que estaba viendo, Miya vestido de mesero, se veía adorable en todo aspecto, aunque conociéndolo, no entendía por qué hacía estas cosas. Sin embargo, sus ideas fueron interrumpidas por un excelente aroma, era la cena, nada más y nada menos que pizza.

Claro, era de esperarse del mismísimo Joe. 

Olía delicioso, no era cualquier tipo de pizza, de eso estaba seguro.


Del otro lado de la mesa, Langa estaba más relajado, no sabía de qué forma, ni en qué momento, Reki, el pelirrojo con la sonrisa más linda de todo el bendito universo, se había convertido en todo lo que le importa en su vida. Si tenía algún sentimiento negativo, el solo verle, o hablarle, o mínimamente estar cerca de él, esfumaba todo tipo de sensación que no fuera, calma, y felicidad. Eso pasó en esos momentos, verlo en tal escenario romántico, solo pudo calmarlo, pero ni aún así se atrevió a decir algo coherente, al menos no aún.

-Disfrútenlo, par de tortolitos.

Tanto Langa como Reki se erizaron como si fuesen gatos al escuchar eso, era de suponer que Miya diría algo así.

- Yo... Bueno... -el peliazul no podía decir nada de forma fluida- Espero te guste esto, pensé en... quizá tengas hambre, espero... Que Miya no haya sido muy agresivo al traerte...- Eso fue lo último que dijo un Langa con voz temblorosa por miedo a decir algo equivocado antes de meterse una rebanada de pizza a la boca.

Reki se limitó a sonreír cálidamente antes de responderle.

- Sí, bueno, respecto a lo de Miya, no me sorprendió mucho su actitud, hasta ahora- Se aclaró la garganta- Y bueno... Todo esto es precioso sabes, nunca creí que harías algo así... Es increíble... Eres increíble...

Langa estaba derritiéndose en ese mismo instante, luchaba internamente por no atragantarse con la comida, creyó que iba a morir si Reki seguía hablando, pero se calmó un poco al ver que comenzó a comer.

Los minutos pasaron, y ambos habían terminado con todas las rebanadas de pizza que estaban ahí. Entonces, después de eso, Langa se levantó de forma tranquila, fué al fondo, donde estaban las demás mesas y de ahí, levantó un ramo de flores tanto rojas como azules. Regresó a su lugar y sin sentarse, se las acercó a Reki. Nuevamente el rostro de ambos tenían un fuerte color rojo, casi tan profundo como el de las rosas del ramo.

Reki las aceptó, y antes de poder hablar, Langa se adelantó.


- Necesito decirte algo antes... Antes de que me digas algo...

Loverboy. (LangaxReki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora