sweetie • 𝐕𝐌𝐈𝐍

sweetie

Entonces, nos encontramos otra vez en la misma situación. Incluso, si nos hacemos creer a nosotros mismos que sera la ultima vez.

¿Cuanto tiempo pasara para que vuelvas a llamarme? Y yo, tonto y enamorado, respondere la llamada, con aquella tonta sonrisa ilucionada en mis labios.

Vendré corriendo hacia tus brazos.
Dejaré que beses mí cuerpo a tu gusto.
Tocaras cada rincón de mi piel.

Las caricias vuelan en aquellas pequeñas y baratas habitaciones de hotel, no es lo suyo, pero a pesar de eso se mantienen en el acto. Firmes, y sin dar un paso atrás, con una mano que sostiene su cuerpo, con dos brazos que lo atraen hacia él.

No es miedo lo que ve en sus ojos, tampoco es amor, solo es placer confuso. Momentáneo y escaso. Esa mirada que simplemente no aumenta su ego, ni estimula sus sentidos, simplemente está ahí, cuestionando de tantas formas lo que esta sucediendo.

Saben porque se confunde, las palabras que dictaron en un pasado no tan lejano se esfuman en gemidos presentes, en caricias actuales.

Ambos saben que intentar es la intención, que cumplir es eso un requisito más, que ninguno de los dos puede cumplir.

Uno por enamorado y otro por caprichoso.

—Jimin, estoy cerca –Susurros en su oído que tal vez recuerde por mucho tiempo, o hasta el siguiente llamado, ese que atiende con tanta euforia.

Los choques se vuelven más fuertes y salvajes, mordidas que viajan sobre su cuello, manos que aprietan con inconsciencia su cintura, suaves susurros que nacen de la boca de Kim. Y luego, todo lo de TaeHyung está dentro. Y todo lo de Jimin está fuera.

Taehyung ríe, esa risa culpable que siempre sale al final del acto. Sus manos se alejan con cuidado, como si temiera romperlo de repente. Como si no hubiera arrancado su piel con los dientes, ni martillado en su interior durante tanto tiempo, como si aquellos moretones en sus cadera no existieran.

No hay palabras por unos momentos, es la angustia de caer nuevamente en sus pecado.
Son dos, pero no comparten esa culpa que se expande en el pecho de TaeHyung, ni la soledad que se abraza al corazón de jimin, tal vez porque ambas mentes estan tan distantes a sí mismas.

Es el momento, o eso le gusta creer.
Era hora de escupir todos aquellos sentimientos que son como un rosal en su corazón.

—TaeHyung –Después de tanto silencio, busca en su diccionario tantas palabras que se acobardan de salir, no era él, son ellas las que tienen miedo.

—¿Si? –Es entonces donde todo se complica. Porque tu cuerpo se mueve entre las mantas hasta sostenerlo entre tus brazos.

Es ese TaeHyung que se recupera del pecado lentamente, que se perdona una vez más y busca volver a ensuciar su alma. Porque si no está sucio, sino está jugando, simplemente no es TaeHyung.

Es entonces, donde las palabras que había buscado en tan poco tiempo, se esfuman. Lo conoce, lo conoce tanto que tiene miedo de lo juguetón que es, de lo engañoso que puede ser.

Lo ama, pero él ama a otra persona, una persona que no sabe cuan manchada de pecado puede estar el alma y cuerpo de el hombre quien la abraza.
Pero Jimin sí, él conoce cada mancha oscura y cada camino lleno de terribles errores que TaeHyung jamás afrontaría.

TaeHyung lo abraza fuerte, invitándolo a continuar hablando. Tan suave y tan cálido que su corazón se siente volar, como en una estrella a mitad de la noche, titilando de alegría.

«No me abraces como si fuera algo precioso» quiere decir. Quiere gritarle tantas cosas que su garganta se cierra, y en su estomago hay un nudo de años esperando a ser nuevamente solo un hilo.

Entonces se acobarda una vez más.

—Tenemos que terminar con esto –Se contradice con acciones, se acerca a ser abrazado, se deja calentar entre los brazos de aquel hombre que no es suyo.

—Lo sé –Y siguiendo con su juego deja un simple beso en su hombro.

Él no era su tesoro, no era aquella joya que mantenía y mostraba al mundo simplemente porque él para el mundo era solo su mejor amigo. Un muy buen mejor amigo.

v e n u s y m i n