Capítulo único

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Eyyyy hace muuucho tiempo que no subía algo. A este relato le tengo mucho cariño porque me demoré mucho en escribirlo jajaja y porque no sé, es el más largo y elaborado. Y... chan, pasan cosas inesperadas. Okay, no tanto, pero creo que representa muy bien la historia de Dereth y Ellette (de Leiriu) Yo creo que esto, este relato, hay que leerlo después de haber leído los anteriores o se va a entender poquísimo porque doy realmente pocas aclaraciones. 

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Sueños e Historias

Esto era su culpa. No podía dejar de repetírselo una y otra vez, mientras intentaba por todos los medios no acabar de perder los estribos. Cosa que era difícil porque su ausencia era diferente a cualquier otra ausencia vivida anteriormente. Esta vez no era solo la lejanía por sus objetivos, sino que por sus estúpidas aventuras. Las aventuras que se suponía solo debían vivir ellos, como secretos íntimos que nunca deben ser revelados… Y sin embargo, ahí estaba nuevamente solo, con los secretos vueltos públicos y con Ellette en peligro.

La respiración se había vuelto desacompasada y sentía los músculos contraídos. Sus pies seguían en contacto con la arena mojada de la orilla del mar. Su piel abrazada por el sol y brillante por el sudor. Su mente lejos, con ella. La odió y la quiso más. Se sintió más contradictorio que nunca y así como aumentaba ese sentimiento de culpa, desconocido pero de alguna manera inmediatamente aprehendido, también se acrecentaba su preocupación. El entendimiento del peligro que no puede ser eludido solo con su propio poder. La vulnerabilidad.

-¿Qué es la libertad Dereth? ¿La prefieres antes que a ella?- preguntó el hombre que se encontraba unos pasos más alejado de la costa, también sobre la arena, pero despreocupado. Una mirada suspicaz iluminaba sus ojos de tintes dorados como el whiskey añejo, mientras una sonrisa a medio terminar insistía en permanecer en su rostro. En sus manos, un laúd.

-No estoy de humor para estas cosas, no tengo nada que contar

-Claro que sí. Apuesto a que tienes mucho que contar.- Dereth ante sus palabras simplemente lo observó, desviando la mirada que hasta el momento había estado clavada en las sombras de un castillo perdido en el horizonte.

-Eso no importa.

-Claro que importa, sobre todo desde que yo tal vez podría ayudarte a recuperarla.- La mirada del elfo que antes había sido solo de reconocimiento se transformó en dagas buscando atravesar las defensas del otro. El bardo no sintió la amenaza ni cambió de actitud. De hecho, completó su sonrisa por fin.

-¿Qué quieres?

-Solo una historia- dijo comenzando a pasar sus dedos sobre las cuerdas del laúd.

-Bien –contestó luego de pensarlo un momento-, pero debes prometer que tu ayuda vendrá antes de que el día acabe. Sin trucos o lo lamentarás.- Su rostro estaba volviéndose rojo y no por el sol, sino que producto de la frustración. Por el enojo de saberse inútil y también, simple y lisa y llanamente por la rabia contra los idiotas que habían osado meterse en su camino. Incluyendo al bardo.

-Lo juro.- Sus manos no se despegaron del instrumento musical. Las de Dereth habían comenzado a juguetear con una sandalia color lavanda.

-Bien, escucha bien porque solo te contaré esto una vez-advirtió tomando un respiro y sin despegar la vista esta vez de la pequeña prenda en su mano-. Todo partió con una promesa, como la mayoría de las tragedias.

Dereth no tenía la otra sandalia, aunque claro, ese no era exactamente el problema.

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⏰ Última actualización: Feb 19, 2015 ⏰

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