Sabe que es bien entrada la noche cuando, nada más llegar, todas las luces están apagadas y parece que no hay ni un alma rondando en los pasillos. Satoru está cansado y por mucho que odie admitirlo porque soy el hechicero más fuerte, solo quiere dejarse caer sobre la cama y dormir al menos una hora, dos si tiene suerte. Pero antes, debe ver cómo sigue el chico al que los ancianos llaman El recipiente de Sukuna Ryomen. Chasquea la lengua al bajar las escaleras que dan al sótano del lugar; nadie sabe lo mucho que le jode y le hace hervir la sangre esa forma tan despectiva en la que se refieren a Yuuji. Ni siquiera él termina de comprender por qué, de entre todas las cosas y después de tantos años, el trato que se le da a un alumno de primero le cabrea tanto. Suspira y solo niega con la cabeza suavemente, no tiene ánimos para sobre pensar la situación ahora.
Cuando se encuentra frente a la puerta nota una luz filtrarse por las rendijas de esta antes de abrirla cuidadosamente; si el chico está dormido, lo último que quiere es despertarlo. El sueño es un placer que no se atrevería a arrebatarle solo por ser algo de lo que él no puede disfrutar; sin embargo, se sorprende un poco cuando la silueta de Yuuji sobresale entre el amplio sofá situado frente a la televisión que, generosamente, había mandado a poner específicamente para que el menor se entretuviera y practicara con su energía maldita. Una sonrisa sutil se dibuja en sus labios al verlo, Itadori tenía cierta facilidad para ponerlo de buen humor rápidamente.
Satoru continúa en cuidadosamente, acercándose lentamente para sorprenderlo tan solo un poco. Las voces que provienen de la pantalla cada vez son más entendibles a su oído, deduciendo que es una película dramática o algo así.
— Es bastante tarde ya, Gojou sensei. No creí que lo vería hoy, pero me alegra que así sea. —La voz del chico logra sorprenderlo una segunda vez antes de verlo girarse y sonreírle como solo Itadori puede hacerlo, la luz del televisor iluminando el contorno de su figura en la negra oscuridad, pero nunca brillando más que su sonrisa.
Acaba por inclinarse sobre el reposabrazos del sofá para que pueda verlo hacer pucheros y poder observarlo en su totalidad al mismo tiempo.— No pensé que lograrías notarme, Yuuji; pero bueno, solo quería ver si estabas bien. —Es entonces que nota ese peluche regordete de Yaga en las manos del chico, completamente dormido. Ha mejorado bastante últimamente y eso le llena el pecho de orgullo.
Itadori se hace a un lado para darle lugar a instalarle y Satoru le agradece sentándose junto a él rápidamente.— Es que sensei emite cierta vibra y eso me ayuda a saber cuándo está cerca. —¿Lo hacía?, la pregunta se quedó atascada en su mente mientras toda su atención estaba puesta en el pelirosa. Sabía que podía tener una presencia imponente, pero eso siempre había sido cuando la atención de los demás estaba puesta exclusivamente en él. ¿Debía suponer que Yuuji podía percibirlo solo porque sí o era acaso algo relacionado al rey de las maldiciones?— Y gracias por preocuparse por mí, estoy bien. ¿Qué tal la misión? —Itadori había ignorado intensionalmente el gesto confundido de Gojou y cambiado de tema de la forma más natural que pudo, no queriendo arriesgarse a tener que responder con la verdad, que era que lo tenía tan estudiado que cuando estaba cerca podía reconocer cada sonido que producía al moverse.
Satoru suspiró y se dejó caer despacio sobre Yuuji, no importándole en absoluto el espacio personal. La reacción del pelirosa fue mover el muñeco de su regazo y dejarle el lugar al mayor para que descansara la cabeza. Para Itadori siempre había sido curioso cómo el hechicero más fuerte siempre parecía tan cercano y confiado en su presencia, razón por la cual nunca se le había hecho difícil tratar con él. A sus ojos, Gojou era un ser humano con todos sus defectos y virtudes.— Estuvo bien como siempre, pero ahora me encantaría poder dormir un poco. —El tono cansado había salido a relucir más de lo que le hubiese gustado, pero no sentía la necesidad de fingir frente al menor. Lo pensaría mejor la próxima vez antes de lanzarse de cabeza a una misión de rango especial por casi un mes consecutivo; está seguro de que no tiene ni de cerca tres días de sueño en total.
— Sensei no duerme mucho, ¿no es así? —Itadori no estaba muy seguro de qué hacer con su mano derecha que seguía suspendida sobre la cabeza de Satoru. ¿Debería dejarla en el pequeño espacio entre el respaldo del sofá y el cuerpo de su maestro o saciar su deseo por acariciar el cabello albino frente a él? La respuesta que consiguió fue un simple asentimiento de cabeza y un gesto de labios fruncidos. Sí, a veces le parecía increíble que ese hombre fuese el proclamado hechicero más fuerte cuando en ocasiones como esas, podía comportarse tan dócil y tiernamente. Al final, decidió arriesgarse y dejar que su mano se deslizara suavemente sobre las hebras blanquecinas; era tan suave como siempre había creído.— ¿Por qué no duerme un rato? A la película le resta poco más de una hora y pienso terminarla hoy, así que puedo cuidarlo mientras descansa.
Itadori volvió a sonreír en el momento exacto en que la pantalla emitió luz suficiente para que Satoru pudiese ver cada detalle en ese bonito rostro que siempre desprendía amabilidad. Le resultaba surreal que, conociendo la enorme cantidad de maldad y oscuridad que acechaba el mundo, ese chico siguiera brillando con tanta naturalidad, más aún, sabiendo que estaba condenado a muerte. Rió internamente, sobre su cadáver tendrían que pasar primero antes de que le tocaran un solo cabello a Yuuji.— Entonces, ¿puedo dormir contigo esta noche? —Si bien aquello había salido en un tono burlesco, la reacción del chico le dejaba claro que debía medir sus palabras de ahora en adelante, porque era la primera vez que lo veía tan sonrojado. Lindo... Fue incapaz de contener el impulso de tocarlo mientras contemplaba a Yuuji a tan solo unos cuantos centímetros desde su posición, su mano alargándose hasta que pudo acunar la cálida mejilla izquierda entre la palma de su mano, rozando la piel suavemente con su pulgar. Avergonzar al menor a ese nivel no tenía por qué hacerlo sentir tan bien consigo mismo, pero lo hacía, y Dios, ten piedad de mi alma por lo que voy a hacer. Tomó el borde de la banda que le rodeaba la cabeza y tiró de ella hasta quitársela al tiempo se levantaba lo suficiente para estar al mismo nivel del rostro del menor. Y lo besó. Lo besó con la delicadeza que nunca había sentido la necesidad de transmitir porque quería que fuese bueno para Yuuji, y porque quería ser bueno para él. — Por favor, cuida de mí, Yuuji.
La forma en que ese par de ojos azul alucinante lo estaban observando, sumando a aquello que acababa de suceder, casi detuvo el pobre corazón del menor. Yuuji había esperado cualquier cosa excepto algo así, porque estaba seguro de que no era otro de sus sueños. Espera, ese fue mi primer beso... Le tomó un momento volver en sí y agradeció a cada Dios que existiese de que Sukuna no haya aparecido en algún rincón de su cuerpo con algún comentario ácido y fuera de lugar. Su cuerpo se estremeció brevemente cuando su mano derecha fue redirigida hacia la cabeza de Satoru, haciéndole saber que estaba más que gustoso de que le acariciara el cabello. Sus dedos no tardaron el volver a peinar las finas hebras claras con sumo cuidado y no se detuvieron incluso cuando el más alto se reacomodó sobre él. Estaba bien, todo estaba sumamente bien y le sonrió dulcemente antes de contestarle.— Déjemelo a mí.
Satoru confió fielmente en esas palabras y se permitió dormir finalmente, completamente extasiado por el aroma de Yuuji que estaba impregnado en toda la extensión del mueble y era muchísimo más fuerte en las prendas del chico. Así que fue lo suficientemente atrevido como para hundir su nariz en el torso del menor al tiempo que lo rodeaba firmemente. Para cuando despertó a la mañana siguiente y fue consciente de cierto cuerpo cálido que descansaba bajo su brazo, pensó que podía acostumbrarse a dormir así. El rostro calmado de Yuuji murmurando algo en sueños era demasiado adorable para su propio bien, y podía jurar que era la primera vez que dormía tan bien en tantos años.
*
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Llevaba no sé cuánto tiempo queriendo e intentando escribir algo sobre este par y parece que al fin lo he logrado. Honestamente, Satoru y Yuuji me inyectan miel en las venas porque sé que se prestarían para cuanta idiotez se le cruce en el camino, y eso me puede fuertemente.
Pero en fin, ojalá se presente (pronto) otra ocasión para sacarme del pecho las múltiples situaciones que se me ocurren de estos dos y espero que les guste tanto como a mí <3
Blue out!
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GoYuu [One Shots]
FanfictionMomentos Gojou x Itadori que quise sacarme del pecho. No tendrán un orden de lectura específico así que pueden leerlos como gusten. Advierto que algunos tendrán spoilers del manga (me encargaré de avisar con anterioridad) y otros puede que no tengan...