❝𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐋𝐀𝐂𝐄 𝐎𝐅 𝐀 𝐓𝐇𝐎𝐔𝐒𝐀𝐍𝐃 𝐓𝐑𝐀𝐆𝐄𝐃𝐈𝐄𝐒❞

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Aún recuerdo... Como papá me levantó del suelo y me dijo que me vistiera, como cada mañana... Pero había sequedad en su voz ese día.

Recuerdo como me hizo cambiarme el uniforme de la escuela. Tenía sentido por lo manchado que estaba.

Aún guardo el vestido celeste que me llevé conmigo ese día. Aún conservo al único recuerdo feliz que mamá dejaba en mi cama todas las noches para que abrazara mientras dormía. Auqnue no lo muestro a nadie... ¿Quién tiene un oso de peluche en sus 23 años ya?

Recuerdo como papá dijo que cambiaría de escuela, no me emocioné mucho, extrañaría a la hermana Rosa.

Es bueno saber que aún tengo a alguien en el pueblo que me recuerda por lo que fui y que por lo que soy, me sigue teniendo el mismo cariño que le tenía a esa niña impuntual.

Quisiera no haberme emocionado al ver lo hermoso del lugar por fuera. Quisiera no haber entrado con tanta ilusión. Quisiera... Nisiquiera haber pisado aquel jardín.

Tengo bien en mente como la mujer me tomó de la mano para llevarme dentro, recuerdo las miradas vacías de los niños dentro del lugar. Recuerdo a Isabelle emocionarse...

Quisiera no haberla conocido... me duele recordar su inocente mirada.

Recuerdo que... Ese fue el único día tranquilo que tuve en aquel lugar.

Aún siento la luz del sol entrar por mi ventana. No dormí tranquila, es cierto que ya no habían rasguños que me despertaran en plena noche para rezar, pero aún me duele la espalda de recordar lo jodidamente incómodos que eran esos colchones de mierda.

Juro que cuando me toque acostarme en uno así, lo prenderé en llamas de inmediato.

Creo que más que el sol, fue Isabelle quien me despertó saltando en mi cama. Ah, con más razón los colchones estaban tan mal.

Sé que me levanté con enojo, usualmente me tomarían como la típica amargada del lugar, pero la cosa estaba en que todos tenían esa mirada, más muerta que la mía.

No se me va a olvidar el sabor de la comida... Esa mierda nisiquiera era comida seguramente, recuerdo aún las náuseas que me dieron con solo meterme un bocado a la boca, con razón tantos niños ahí dentro estaban tan delgados.

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