El muelle, él y yo

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Nunca me consideré una persona cariñosa, al contrario, siempre fui de reservar mis sentimientos. Solía estar siempre en mi mundo, o muy metida en el mundo ficticio del libro que estuviera leyendo; andaba con la cabeza gacha, muy dependiente del que dirán y tímida ante cualquier situación. La lectura y la musica eran mi escape de la realidad, mi distracción, mi mundo, hasta que conci a ESA persona, la que te revoluciona el mundo, la que te hace sentir especial y segura, encontré al amor...
Nuestra historia es un poco cliché de los cuentos de amor adolescente, pero por más que suene gracioso, así fue como sucedió. Era un lunes común y corriente, todo mi día continuaba igual que siempre, lo único que había cambiado, era que yo había decidido salir de mi departamento a tomar aire e ir a leer al muelle, con la brisa refrescante del mar en mi cara. Ni bien puse un pie en el muelle, un perro enorme (a lo cual le tengo terror) me salió a correr, tras que soy poco atleta, no se me ocurrió mejor idea que salir corriendo tratando de huir, ¿no hace falta aclarar lo que paso no?, como era de esperarse me tropecé y el perro me empezó a lamer toda la cara, al punto de hacerme cosquillas, era un cachorro que solo quería jugar, asi que entre risas logre sacarmelo de encima. Fue en cuestión de segundos, que una voz gruesa pero dulce y manos grandes de pianista me ofrecieran ayuda, al levantar mi vista quede anonadada, era simplemente arte por donde lo miraras; no era de creer en el amor a primera vista como en los cuentos que leía, hasta que me paso.
Me enamoré desde un primer momento, era muy alto, tierno, con una sonrisa encantadora y ojos verdes, como me imaginé, con una voz tan linda era cantante y por su acento deduje que no era nativo. Todas esas cosas pasaron por mi mente en una secuencia de segundos. Cuando logre incorporarme, me pregunto si estaba bien y si iba seguido a ese lugar porque nunca me había visto antes, hablamos durante largo rato, hasta que se tuvo que ir.
Volvi a mi casa embobada, y al otro día regresé al muelle, ese día descubrí que era Inglés y que estaba viviendo en la Argentina hacia dos años, por eso su acento eran tan particular. Y así pasaron los meses, conociéndonos cada día un poquito más, resulta que tenemos un montón de cosas en común, como dije, como todo cliché no terminamos enamorando, y hoy se cumplen tres años desde que estamos juntos.
Pero bueno, volviendo al aquí y ahora, semanas atrás Edward tomó un barco de paseo con sus amigos, viajaban por dos semanas, así que fui a despedirlo al muelle, lugar donde nos conocimos, nuestro lugar; y ahí fue donde lo vi por última vez. Él partió a las 13:00 y a las 14:30 una noticia desgarradora toco mi puerta, su barbo había chocado con otro y nadie había sobrevivido.
Mi persona en la tierra, ya no estaba conmigo, había perdido a mi todo, a mi cable a la realidad, las últimas semanas sin el fueron horribles, todas mis inseguridades habían vuelto y me sentía muchísimo pero que antes de conocerlo.
Hoy 23/05/2011 no doy más, no puedo seguir viviendo sin él, la vida me enseñó que el amor te puede poner todo de cabeza, que el amor verdadero, a primera vista y para toda la vida, existe, y el mío fue Edward. Y en demostración de nuestro amor y para que nuestra historia se conozca, dejo esta carta de despedida.
Allá voy amor, a encontrarnos eternamente en nuestro lugar, donde con solo una palabra pudiste convertirme en la mujer más feliz del mundo, en donde la nubes, tu barco y el mar, forman el muelle que nos va a unir para siempre, allá voy amor, a quedarme siempre a tu lado.
Te amo.
                      Diana Montgomery 29/08/1985 - 23/05/2011

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