Cuando mis padres se divorciaron, mi hermana decidió abandonarnos por su millonario prometido y en mi escuela decidieron hacerme la vida imposible, nada podía ir peor. Excepto cuando una brillante luz aparece en medio de tú habitación y una diosa de...
Los Suzumiya tuvieron descendientes hábiles y capaces por generaciones, mis bisabuelos, grandes feudales, mantuvieron las tierras fértiles por muchos años, amados por los campesinos y admirados por los grandes almirantes. Tiempo después criaron a mis abuelos, increíbles en sus profesiones, ampliaron sus horizontes y vivieron con decencia y pulcritud en la ciudad.
Mis padres, por su parte, se conocieron jóvenes en la universidad, una historia romántica tan antigua como duradera que nunca llegaron a contarnos por completo. ¿Sus hijos? Dos. Una niña, la mayor y su hijo mejor, un pequeño llamado Ike.
—Ike-chan... Sabes que no hago esto porque los odie—susurraba su hermana mientras acariciaba su lacio cabello en el pasillo de su hogar. Los Suzumiya siempre vivieron en casa antiguas al estilo japonés, era algo a lo que se habían acostumbrado y les agradaba.
—¿Qué piensas de papá y mamá?—preguntó por primera vez. Al pelinegro no le interesaba la explicación de su hermana detrás de su traición, pero su familia parecía caerse abajo y deseaba saber que no era el único que pensaba así.
—Creo que es una decisión que ellos tomaron desde hace mucho, Ike.—aclaró la pelinegra entre suspiros—No somos quiénes para reprochárselos.
El joven apretó los dientes con furia retenida—Somos sus hijos, sus malditos hijos—amenazó claramente herido.—Aunque tal parece que yo soy el único desgraciado aquí.
Esta generación de Suzumiya's no podía defraudar a sus antepasados, o eso era la idea hasta que la "romántica" historia de sus padres se terminó, hasta que su hija mayor decidió dejarlos en bancarrota y abandonarlos por su prometido.
Hasta que los Suzumiya se resumió en un joven Ike, acostado en su cama, soportando el dolor de constantes pérdidas y escuchando cómo se llevaban las cosas de su, ahora antigua, casa por un embargo.
—¿Qué se supone que haré solo?—murmuró el joven pelinegro mientras apretada los puños soportando la cólera.
—Ike. Ya eres un adulto, tienes dieciocho años, a tú edad ya tenía un empleo de medio tiempo—exclamó su padre totalmente irritado mientras firmaba los papeles que aceptaban el embargo.
Los orbes negros del chico recorrieron su habitación vacía, los posters arrancados con agresión y las marcas de su inexistente cama en el suelo. Su corazón latía con lentitud, la calma que mantenía en esa situación era simplemente asombroso, ni él mismo se explicaba el por qué, pero algo era claro: Saldría de aquella situación, por su cuenta, como siempre había hecho.
"Héroe, te he encontrado".
Aquella voz, casi celestial, se extendió por toda su habitación, las puertas totalmente abiertas y el viento rodeando el lugar de forma cada vez más mágica dieron paso a una luz cegadora. Un trazo extraño, como un jeroglífico del museo, se creó bajo sus pies y destelló un rayo que desconectó su mente por instantes que parecieron minutos.
En una habitación completamente blanca, con un trono en el centro y una dama de belleza exorbitante, fue lo que apareció ante él luego de recuperar la conciencia. ¿Dónde se encontraba? ¿Había muerto de la ira, de la tristeza? ¿Esto era un sueño para escapar de su trágica realidad?
Lo único claro era que aquella hermosa doncella le debía muchas explicaciones.
Paneles tomados de: Tokyo Ghoul:re (capítulo 159); Mahoutsukai no Yome. (Anime, episodio 1), respectivamente.
[--Nota de la Autora--]
¡Espero que este prólogo haya sido de su agrado! Personalmente soy una gran fanática de los mangas/manhwas Isekai, cliché de reencarnaciones, invocaciones, mago y héroes, entre otros tópicos generales.
Por lo cual, decidí iniciar mi propia historia luego de todas las aventuras que logré presenciar gracias a los mangas. ¡Deseo que lo disfruten y dejen su comentario (eviten las negativas NO constructivas) para mejorar la obra poco a poco!