No Gustabo no era tonto y jamás lo fue. Cuando era niño y veía los trapicheos de su padre con gente que no conocía, él nunca tuvo un pelo de tonto. Gustabo sabía, él sabía que vivía en una casa de muñecas, era consciente que no estaba destinado a seguir los pasos de su padre. Lo sabía.
Pero siempre se peca de incocente, de confianzudo. Tal vez la gilipollez de confiar en alguien le pasó porque era su familia, sangre de su puta sangre, pero ya veía que las cosas no iban a ser tan vanilla. Porque en la primera que se distrajo comió suelo.
Vendido como un jodido cuadro de Monet al mejor postor.
Y como si al puto universo de los cojones le gustara ser pesado, acabó preñado en menos de lo que canta un gallo. Nada estuvo en su voluntad, porque si de eso hubiera sido todo, Gustabo no habría pasado por nada y seguiría dentro de su casa de muñecas.
Estaba a puntito de dar a luz al hijo de un tío que le doblabla la edad y quién solo no le reventaba la cara porque mataba al crío.
¿Y su padre? Pues a saberse dónde estaba ese tío, porque Gustabo no le había visto la cara desde que lo vendió sin ningún pudor.
Gustabo solo no había dado a luz porque se prohibía a sí mismo sacar de su ser a la única razón por la que no estaba desangrado en el pavimento. Porque ese bebé, aunque haya sido concebido con dolor, era lo único que lo protegía de la muerte.
Sólo necesitaba tiempo para poder escapar.
Y ya se ha dicho, Gustabo no tiene un solo pelo de tonto. Eso estaba en el arma en sus manos, la había robado con muchísima suerte de algún cajón, habiendo prestado atención por semanas a los movimientos a la gente en la casa.
Su plan era sencillo, se iba a escapar de la casa en la madrugada, cuando los seguratas están más embolados y las de limpieza no pasaban por ninguna parte. Por el tío que lo dejó en cinta no se preocupaba, le iba a dar un buen tiro con el silenciador para crobrarse todos los coñazos que le había metido, luego se piraba por el jardín trasero, que era la parte con menos seguridad.
El día entero estuvo viendo el cielo, contando las horas para desarrollar su plan maestro.
Luego de cenar, un guarda le escoltó a su habitación, dejando al capo de la casa en la mesa del comedor, revisando unos documentos, como cada noche.
En su habitación, antes de que el segurata preguntara si necesitaba algo más, Gustabo dió el mejor espectáculo sobre un dolor en el vientre, atrayendo al tío, que lo sostuvo el tiempo que duraron los quejidos del embarazado.
"¿Se encuentra bien?" Questiono preocupado el hombre.
Gustabo le restó importancia y lo relacionó con lo cerca que estaba del parto.
Sin pensárselo más lo dejó solo.
Y Gustabo blandía en sus manos las llaves generales de la casa.
...
A las tres de la mañana abrió la puerta de su habitación con sutileza, caminó por todo el pasillo y de su cintura sacó la pistola. Era pesada y Gustabo rogaba porque el culatazo no fuera demasiado fuerte como para no ser capaz de sostenerla.
Con cuidado un avance milimétrico entró en la habitación del viejo y desagradable hombre que era padre de su hijo, se quedó estático junto a su cama mirándole dormir, sin saber que un ángel de la muerte estaba velando sus sueños. Gustabo le apuntó, con ambas manos empuñaba fuertemente la pieza de metal y sin titubear pegó el frío cañón del arma entre ceja y ceja del tío, quién abrió los ojos demasiado tarde, cuando el gatillo fue disparado.
![](https://img.wattpad.com/cover/249547712-288-k913512.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Schizzi | Intenabo
RandomMini historias al azar relacionadas con el Intenabo y solo con los personajes. El rol no se toma en cuenta para nada. Esta historia es Intenabo a partir de hoy 02/02/2021 no quiero nada relacionado a los streamers, haré uso de los personajes de rol...