—No pude evitar que te condenaran como adulta, lo siento.
—No podré salir nunca de aquí, ¿verdad?
—Es posible que consideren la pena de muerte. Podrás apelar en veinte años—Otro abogado que ya no volverá a ver, otro inútil que la hundió más.
—Me defendí de una persona mala.
—Hacerte la víctima ya no funciona, deja de fingir—Se pone de pie dispuesto a irse.
—Tenga cuidado, cuide a su familia.
—¿Es una amenaza, muchacha?
—Para nada. ¿Qué podría hacerle una mocosa de quince años?
—Nada porque te pudrirás en prisión—Sale molesto.
Seulgi sonríe. Si por ella fuera esta no sería la última vez que lo vería. Para la próxima le arrancará los dedos, uno por uno.
Si la prisión de menores es un infierno, la de mayores es peor, no tiene nombre, es como la zona VIP del infierno, donde celebran las peores atrocidades.
Los rumores dicen que masacro a su familia y que se comió a su madre, pero son solo rumores, lo cierto es que tiene apenas quince años, para las pedófilas y las violadoras es la presa perfecta, más sabiendo que es intersexual, es el blanco perfecto para las necesitadas de un buen sexo.
Apenas pisó su celda fue obligada a bajarse los pantalones, no fue la primera mamada pero sí la primera donde recibió golpes. Hubiera preferido que aquella guarda siguiera obligándole y no una criminal violenta que abusó de ella a la primera.
No lloró, de hecho nunca lo hizo, su tristeza se convierte en odio que oculta en su interior y que por momentos deja libre provocando escenas sangrientas de las cuales quisiera no pensar.
Apenas en su primer año fue abusada por al menos veinte reclusas, algunas repetían sin cansarse de ella, pudo lidiar con eso, incluso lo convirtió en una ventaja que utilizó en su segundo año. Dar servicios sexuales a cambio de dinero, pero primero tuvo que darse a respetar para que la tomaran en serio. No fue fácil, su primer asesinato en prisión fue a sus dieciséis, ahí descubrió su amor por la sangre y la razón del por qué lo hace.
Odia que crean que es una asesina más entre tantos. Los psiquiatras llegaban a conclusiones estúpidas, ninguno daba con el punto y a ella no le importó explicarles, ¿para qué perder el tiempo? Nunca nadie la entendería.
A sus veinte años sus víctimas van en aumento, entre ellos reclusas y guardas, llegó un punto donde ya nadie soportó su comportamiento, le temen tanto que incluso ni siquiera la miran por temor a que les arranque la garganta con sus dientes, así de salvaje suele ser. Golpes recibió, golpes es lo único que sabe dar.
—Mató a su compañera de celda, andan buscando a una valiente que quiera hacerse su esclava sexual—Comenta entre el grupo de chismosas de la prisión.
—Yo iría pero a veces se pone bipolar, no quiero que me arranque algo ahí abajo—A todas les da escalofríos de tan solo pensarlo.
—¿Cómo se llama?—Esta es nueva.
—Seulgi—A lo lejos dentro del mismo recinto la observan hablar con otras dos reclusas—Si eres fea tampoco te salvas, le gusta ver como otras tienen sexo. Está enferma.
—Ah y jamás digas esta palabra—La primera que contó el chisme se acerca a su oído para decirlo.
—¿Y por qué no puedo decirlo?
—Porque sería tu pase a la tumba. Nadie tiene idea del por qué odia esa palabra, solo no la digas, la harías enfurecer. Una vez alguien se lo dijo cuando estaban en la cama, Seulgi le arrancó un pezón.
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Prisionera /Seulrene/
FanfictionElla es liberada de prision para ayudar a resolver un crimen, lo cual parece ser mala idea tomando en cuenta lo retorcida que es su mente Liberar a una bestia para atrapar a un animal podría ser desastroso ⚠️Contenido no apto para sensibles⚠️ Esta...