CAPÍTULO 1

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Pov. Xiao Zhan

Caminaba por el campus del Instituto y me disponía a ir directo a mi nueva habitación, cuando escucho ese irritante sonido de nuevo... El celular. Me quité la mochila y busqué dentro, hasta que lo encontré.

Una sonrisa apareció en mi rostro al ver de quién se trataba, mi mamá. Contesté mientras seguía mi camino.   

—Hola, Mamá... Sí, ya conocí al profesor Jiyang Song, además tengo una nueva habitación en el mismo dormitorio... Por qué Zhuo tiene problemas de nuevo... Lo sé, lo sé, pero es un buen amigo, Mamá... —Ya iba subiendo las escaleras, para llegar al tercer piso, que es donde se supone estaría mi nueva habitación —¿Yo, esconderte algo? Claro que no... Eres muy lista, no podría engañarte... Sí, pero quiero que sepas que estoy muy contento por haberme cambiado de habitación, Mamá —Iba pasando por el pasillo de mi antigua habitación cuando una de las puertas se abrió de repente.

Y claro, era Zhuo.

Él se pegó a la pared al lado de la puerta en cuanto me vio, y de ella salió aquel lindo peluche que una vez le había regalado Meng, seguido de un marco, que al tocar el piso se rompió en mil pedazos... Eso era tan... Típico.

La puerta se cerró de repente... Mejor dicho la azotaron. Al momento, Zhuo se tiró de rodillas en el piso para comenzar a llorar, como últimamente era su costumbre.

—¡No! No puedo, por favor... No me hagas esto —Decía lloriqueando mientras se jalaba los cabellos con ambas manos. Tomó el cuadro del piso y lo abrazó contra su pecho.

Levantó un poco la mirada hacia mí —Mamá, tengo que colgar, te hablo luego —Dije. Me arrodillé frente a él y lo abracé contra mi pecho.

Genial. Ahora mi camisa acabaría llena de lágrimas y mocos.

Después del gran sermón que le di de que esa idiota no merecía sus lágrimas, y bueno, esas mierdas; me dirigí a mi nueva habitación, esperando que nadie interrumpiera esta vez mi maravillosa entrada a mi nuevo santuario... Tardé tanto hablando con Zhuo que probablemente mi nuevo compañero de habitación llegó antes que yo.

Entré, y aún no había ninguna maleta, ni señal de algún ser viviente allí dentro, así que me puse a sacar la ropa de mi maleta.

Después fui al baño y pegué en el espejo un cartel que había hecho a computador la noche anterior "ENCANTADO DE CONOCERTE"... Quería darle una buena primera impresión al compañero y recibirlo como se merecía.

Prendí la televisión y lo esperé por un rato. No había nada nuevo y él estaba tardando demasiado, así que me dispuse a tomar un baño. Uno corto, por si él venía antes y como costumbre mía, me puse a cantar la canción que sale en el comercial de aquel nuevo celular...

Pov. Wang Yibo

Tardé mínimo unas 2 horas en encontrar la puta habitación. Diablos, la escuela de verdad parece un laberinto, me dijeron que mi compañero me mostraría la escuela después, para que no me volviera a perder.

Pero al final la encontré... entré sigilosamente, pues lo más seguro era que él ya estuviera allí y creo que no me equivoqué.

Escuché una melodiosa voz cantando... ¿La canción de los comerciales de un teléfono?... Bueno, al menos debo decir que canta lindo, ¿no?

Miré al piso y había una maleta abierta, que traía... ¿Bóxer? Oh, no, estaban regados cuál chiquero, debe ser algo desordenado.

Ahora se escuchaba una puerta abrir, miré de donde provenía y lo que observé fue a un niño de unos 16 máximos, a juzgar solo por su cara, puesto que todo lo demás... Eh, olvídenlo.

Ofrecí una sonrisa, es decir, ¿Qué más podía hacer?... Entonces sentí algo caminar en mis pies, baje la mirada y allí había una cucaracha. Genial. ¿Qué más me podía pasar hoy?

Hice lo mismo que mis instintos de macho pecho peludo que se respeta me ordenaron... Sí, gritar e ir corriendo con el chico, del cual ni su nombre sabía y, literalmente, subirme en él. 

El chico comenzó a moverse como gusanito en sal, pero, Dios. Realmente me asustan los insectos, claro que no lo soltaré.

Caí al piso cuando sentí algo huesudo en mis huevos. El chico me había golpeado con su rodilla... Ahora sí, ¿Qué más podía pasar?, dolía horrible.

—¡No te acerques! No! —Gritó sujetando la única toalla que me evitaba ver su intimidad como si en ello se le fuera la vida.

—¡Eres tú el que no debería de acercarse a mis pelotas! —Respondí aún en el piso —Espera... Ah, ¡me duele mucho! —Creo que cuando se pasa el enojo llega más dolor... Ahora sí, apuesto lo que sea a que nada duele más que esto.

Él se quedó parado allí, viéndome sin decir nada.

—¿No te vas a disculpar?

—¿Por qué? ¡Todo fue tu culpa! Apareciendo así de repente en mi habitación y ¡subiéndoteme encima! —Él seguía gritando.

—¿Es que no viste esa maldita cucaracha? Además, esta es MI habitación.

—Oh, ¿Tu habitación? —Dijo haciendo el tono más burlesco que he oído en toda mi vida. Yo solo asentí, de verdad no quería pelear con él sin siquiera saber su nombre. Eso es totalmente estúpido.

Se golpeó con la mano derecha la cabeza —Oh mierda... —Susurró —He huido de un deprimido para encontrarme, ¡con un pelado marica que le teme a las cucarachas! —Gritó.

Dios, eso sí, me enfadó.

—Eh, no, no, no, ¡espera! ¡Seré de todo menos marica! —Grité aún más fuerte levantándome del piso.

—¡Ja! Claro que no eres marica —Otra vez ese tono sarcástico. Si no fuera tan lindo. Juro que le rompo la cara a golpes —¡¿Quién más se sube encima de un chico sin siquiera conocerlo solo por una puta cucaracha?! —Pero bueno, si iba a vivir con él tendría que decirle la verdad de una buena vez, ya que estamos enojados no será tan grave a que sí lo digo después.

—Sabes, hay una gran diferencia entre un marica y gay, ¿de acuerdo? —Dije cruzándome de brazos... El chico abrió los ojos como nunca he visto a alguien más abrirlos, ¡vamos! ¡Eso no es tan raro!

—¡Oh! ¿Así que eres gay? —Dijo de nuevo con ese maldito tono burlón. Se cruzó de brazos imitándome, asintió enojado un par de veces. Para luego caminar, pisando fuertemente de nuevo al baño, pasándome de largo.

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¿Cómo están gente bella?

El primer capítulo es corto, pero espero que lo disfruten.

No olviden comentar y votar. Nos leeremos el día de mañana.

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