Por el corazón I

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Abrió los ojos e inmediatamente tuvo la reacción de levantarse a la mitad, como si hubiese sido llamado para la batalla una vez más, pero no, el panorama era tranquilo, solo había sido su instinto de shinobi el que lo había alertado.

— ¡Kakashi-sensei, qué alivio que estés bien! –escuchó la lacrimógena voz de Chouji a su lado. Luego frente a él apareció Choza, obstruyendo su vista hacia el paisaje destruido.

— ¿Cómo es posible? No tenías pulso –musitó el Akimichi mayor sorprendido.

—Ni yo sé qué es lo que pasó exactamente –Kakashi se levantó, siendo ayudado gentilmente por Chouji, aunque no necesitaba su ayuda, podía levantarse por sí mismo.

—Voy a buscar un ninja médico para que te revise, Kakashi-sensei.

—No es necesario, Chouji. Estoy bien, además... tengo el presentimiento de que Naruto me necesita. Ja ne... -se despidió tranquilamente, desapareciendo después tras una cortina de vapor.

— ¡Pero, Kakashi-sensei...!

— ¡Kakashi, eres un inhumano...!

Replicaron los Akimichi's sin poder evitar que el peliplateado se fuera de allí.

.

.

Por los alrededores de una casi destruida aldea, entre el bosque que no había sido dañado venía caminando un ninja de vestimenta naranja. Había dado lo mejor de sí mismo, había logrado controlar su odio, sus ganas de matar y cobrar venganza, gracias a los recuerdos de su maestro Jiraiya. Naruto empezaba a entender las enseñanzas de su maestro. El odio generaba cadenas de odio. La venganza no era la respuesta.

Y casi logra desatar su furia cuando la hirieron a ella. A punto estuvo de liberar las nueve colas del kyubi. A punto de ser igual que los otros ninjas y asesinar a los enemigos de Konoha. De repente sus pensamientos empezaban a volverse difusos, sus fuerzas estaban drenadas y sabía que no llegaría a Konoha, sabía que de un momento a otro iba a caer.

Y cayó. Pero algo lo detuvo. Una espalda que creyó no ver erguida nunca más.

— Buen trabajo –lo felicitó.

Instintivamente el rubio sonrió. Su maestro estaba vivo.

— Kakashi-sensei.

En gran parte del trayecto, Naruto iba en silencio. Aquello le parecía extraño a Kakashi, pero suponía que era debido al cansancio extremo en el que estaba el rubio.

— Hinata-chan está viva también, ¿ne? –inquirió Naruto de repente.

El peliplateado se quedó un poco confundido ante la pregunta.

— ¿Por qué no habría de estarlo?

—Ah, es verdad. Tú estabas inestable para cuando pasó lo de Hinata-chan.

— ¿Qué es lo que pasó con ella? –preguntó con curiosidad.

—Cuando llegué a enfrentarme a Pain, ella de alguna forma me salvó. Yo estaba perdiendo e inmovilizado. Hinata-chan se arriesgó a entrar en el campo de batalla y por unos minutos luchó contra Pain, incluso logró darle un golpe. Pero el poder de Pain era demasiado y... creo que acabó con ella. Eso me hizo enfadar.

— ¿Acabó con ella? ¿Pain acabo con Hinata-hime?

—Quiero pensar que ahora está bien. Nagato dio su vida por los demás. Si tú estás vivo, entonces Hinata-chan también lo está, ¿ne?

—No puedo asegurarlo, Naruto.

El silencio en el que se instaló Naruto dejó que Kakashi notara que algo más preocupaba a su alumno.

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