Segundo Encuentro (Parte Uno)

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"Cuando la magia se hace presente, el encuentro sucede; o al revés,

cuando el encuentro sucede, la magia se hace presente."

Jorge Bucay

Heechul POV


— Necesito un café, necesito un café...

Me estaciono en el primer espacio que encuentro, lo que es una suerte porque aquí siempre está lleno de autos a todas horas, por eso nunca vengo a esta cafetería.

— En realidad, sería mi día de suerte si al menos, mi celular dejara de sonar como loco.

Hoy me he tomado el tiempo de venir hasta acá por alguna razón que todavía no entiendo, como si algo me hubiera atraído a este lugar cuando debería estar en la oficina. Quizás me estoy dejando gobernar por mi necesidad de cafeína.

— Sí, eso debe ser. – trato de convencerme sin saber porque, sintiéndome extraño en este momento y en este lugar.

Sacudo esos pensamientos de mi cabeza y comienzo a contestar algunos mensajes en mi celular mientras entro en la cafetería sin prestar atención a nada más, necesito revisar mi correo y poner atención a alguna que otra noticia importante que circula por las redes. Mi trabajo es estar bien informado de lo que sucede porque cualquier noticia podría ser una ventaja.

Así que me formo en la fila de la caja y cuando llega mi turno continúo mirando mi celular.

— Un café con leche no muy caliente, por favor. – ordeno mi café mientras maniobro el celular y busco en mi cartera el dinero para pagar.
— Claro. Oh, eres tú.

Las palabras, esa voz, sin entender miro hacia los lados pensando que se han referido a otra persona y no a mí, sin embargo no hay nadie a mi alrededor. Por eso cuando mis ojos se posan en la persona detrás del mostrador, me sorprendo un poco al tener la mirada fija del chico de la caja, sonriéndome con una linda sonrisa.

El chico debe tener unos cinco o seis años menos que yo, si no es que más, se le ve joven. Y la ropa informal que trae en estos momentos junto al mandil color café que usan los empleados de la cafetería, no le ayudan mucho; o tal vez es su peinado, que por cierto, necesita urgentemente un nuevo corte.

Y a pesar de todo, su cara se me hace familiar, no entiendo por qué.

— Hola. – saluda amablemente, como si fuéramos conocidos, lo cual me sorprende un poco más.
— Hola.

Es entonces cuando comienzo a escuchar los susurros a mí alrededor, la mayoría son chicas sorprendidas que el chico frente a mí, esté hablando con mucha familiaridad conmigo.

Es algo incómodo, no necesito que ninguna mujer me mire, de modo que de nuevo meto mi nariz en el celular.

— ¿Tienes un cupón?
— No. – respondo cortante.
— Entonces, vas a obtener dos sellos por ser tan guapo. – escucho que me dice y lo vuelvo a mirar, sigue teniendo esa misma sonrisa boba del principio.
— Ok, gracias. – tomo el cupón que tiende sin tocar sus manos.
— Toma tú latte con leche.

Esta vez, al tomar el café de sus manos, nuestros dedos se rozan y el chico en lugar de soltarlo, lo retiene, alargando el momento.

— ¿Trabajas aquí cerca? – pregunta, no puedo creer su desfachatez, está coqueteando conmigo.
— No. – respondo sin decir más, mirándolo a los ojos, cosa que lo distrae y termino quitando el café de sus manos.

Entonces, me doy la vuelta e intento salir de la cafetería lo más rápido que puedo, queriendo evitar las atentas miradas de las mujeres que se encuentran atentas a lo que sucedía conmigo y el chico. Debe ser muy popular, caigo en la cuenta que la cafetería está llena, en su mayoría de mujeres.

Aunque sigo creyendo en que deberían meterse en sus propios asuntos, pienso algo molesto.

Termino de salir de la cafetería con pasos rápidos para alejarme del lugar en mi auto, sin embargo me detengo en mi huida, por fin creo recordar al chico que me ha atendido en la cafetería.

— ¡Aish, con que es ese chico! Al parecer los chicos en estos días son tan atrevidos. – sonrío al recordar nuestro primer encuentro, esa misma sonrisa y calidez en sus ojos mientras me miraba, es lo que más recuerdo.

Y ahora... El chico estaba más calmado que esa primera vez, y no solo él, mi corazón también.

Entonces, noto en mi café un corazón hecho con tinta roja dibujado en la tapa, sacándome otra sonrisa por lo cursi que es.

— Pero, él es lindo. – digo en voz alta, intentando justificar que me haya agradado su coqueteo.
Aunque, como justificar lo injustificable.

Encuentros... SiChulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora