Introspección.

Una vieja amiga.

Han pasado ya dos semanas desde que le di un beso a Amy, nos hemos sentido muy bien, la he llevado a muchos lados, no nos interesa estudiar, me tiene hechizado. Ignacio estas semanas ha estado raro, no sé qué le pasa,  él si ha estado estudiando, una vez me preguntó por qué despreocupé tanto la universidad, que ya no me reconocía, igual tiene razón pero es que Amy Martin se ha merecido todo mi tiempo. En mi casa igual están preocupados, mi madre me dice que no sabe lo que me está pasando, mi padre igual me ha dicho cosas, la otra vez escuché que había dicho que no pensaba seguir gastando dinero en algo que no ocupaba. Me sentí mal por ello, así que tuve que contarles que estaba con alguien, de esa forma me iban a poder entender, pero fue una muy mala idea, querían conocerla, pero yo no quería que ella los conociera, que se involucre en mi casa y esté a merced de constantes riñas, pero ya no hay opción,  hasta  me pusieron fecha, siento que harán un festín en el cual  mi padre hablará de sus hazañas y mi madre sacará el álbum familiar, en donde la mitad de las fotos son mías recién nacido, horrible.

Cuando le conté a Amy le encantó la idea, pero yo le dije que la odiaba.

- Oscar va a ser una buena posibilidad de que nos sigamos conociendo, me encantaría conocer a tu familia, ya sabes luego de eso nuestro asunto se pone más serio.

- Está bien Amy,  haré lo que digas. Cambiando de tema necesito hablar contigo de algo muy importante, debemos separar los tiempos para poder estudiar, estamos dejando de lado la universidad, yo sé que podemos convivir con eso, ¿Te parece?

- Si Oscar, en mi casa he tenido muchos problemas por eso mismo, debemos hacer el intento.

Durante las semanas siguientes estuvimos muy bien con los tiempos, yo ya estaba volviendo a ser el de antes y Amy se veía más interesada en la carrera, pero con Ignacio ya no era lo mismo, andaba siempre con Eduardo un compañero que teníamos, ya no hablábamos mucho y sentía que era desde que estaba con Amy. No le he preguntado de verdad que es lo que le pasa pero me apena verlo así, sin embargo se aproxima el cumpleaños de  Dania y hará una fiesta, aprovecharé esa ocasión para preguntarle que le sucede. Por ahora volveré a lo mío, mis libros y mi Amy, son lo que más me interesa en este momento. Estas semanas he estado planeando y aprendiendo del libro Shinobi, y me di cuenta que debería meterme en alguna clase de artes marciales, pero no sería lo mismo, así que decidí arreglármelas por mi cuenta, de verdad quiero aprender ese arte maravilloso del libro. Pensaba que primero debería ponerme en forma, salir a correr y hacer mucha actividad física, por lo tanto tendría que hacerme un calendario con horas para regular los estudios, el tiempo con Amy y mi shinobi.

Hoy es el día en donde mis padres quieren que Amy vaya a la casa, como dije hicieron un gran festín, en donde prácticamente ya sé que me avergonzaré por algo. Amy parece tranquila, siento que está impaciente por conocerlos, no sé porque aquello me produce tanta desconfianza, siento que algo trama no puede ser todo color de rosa, pero estoy siendo injusto,  son rollos míos y de mi cabeza que nunca deja de hablarme, iremos a mi casa con Amy luego de la universidad, hoy es viernes y quizás se quede en mi casa, por cierto yo aún no conozco la suya, y tampoco tengo deseos de hacerlo. Vengo en el tren y sigo pensando en lo que pude estar tramando Amy, quizás de verdad me ama demasiado y ganarse a mis padres sería una ventaja considerable, en el sentido de que se hace parte de mi vida personal y familiar, pero bueno solo dejaré que todo fluya, tampoco puedo andar especulando por la vida como lo hacen los religiosos en las calles, aunque nunca pare de especular, ¡Oh vaya! Eso me hace parecido a los predicadores, en vez de andar predicando  la palabra de Dios, yo ando predicando sobre mi vida pero dentro de mi cabeza, soy una maravilla de ser humano. Ya no puedo más menos mal que me bajo en esta estación, hay una señora con un olor insoportable, no sé si se echó crema o azufre.