𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍┊𝘆𝘂𝘅𝗶𝗮𝗼 - 𝘁𝗮𝗲𝗵𝘆𝘂𝗰𝗸.

c i n c o.

Dejun ya no se sentía tan seguro de lo que hacía, al menos no como antes. Él sabía, bueno, él presentía en su pequeño corazoncito que había hecho sentir mal a Yuta por algo y no quería eso. Dejun deseaba que Yuta fuera feliz, no quería que terminara corriéndolo de su casa o dejando de darle los besos y mimitos que tanto le gustaban.

También quería seguir durmiendo en su cama. Oh sí, adoraba la cama de Yuta, pero por sobre todo, le gustaba acostarse sobre este y escuchar los latidos de su corazón. Por otro lado, el castaño olía muy bonito y eso se sentía bien, porque al olfatear a Yuta todo su cuerpo se relajaba, eso era bueno y se sentía correcto. O cuando Yuta lo besaba, definitivamente los besos y cariños del mayor eran la parte favorita de entre todas las nuevas experiencias de Dejun. Y él no quería acabar con eso por sus metidas de pata.

Por su pequeña mente pasaron tantas imágenes de Yuta echándolo de la casa, quizás su amigo Taeil le había dicho algo como que Dejun era feo o que tenía piojos. Él no tenía piojos, lo sabía porque además de vivir en la calle por un tiempo, cuidaba mucho su cabello, ya que eran lo único bonito que encontraba en su anormal forma.

O tal vez… Tal vez Yuta ya no lo quería por ser diferente. Lo diferente es raro, lo raro es feo y lo feo no le gusta a nadie, así lo entendía Dejun.

🐾

Una vez Taeil se fue de la casa, quedaron solo Yuta y su gatito en el sofá, el mayor estaba algo sorprendido porque Dejun no había querido sentarse en sus piernas cuando lo llamó, siendo que desde el día anterior era lo que más hacía, tampoco le había sonreído en todo el tiempo que Taeil estaba ahí, pero eso no era lo importante, seguro fue causado por lo mismo, por la presencia de alguien que simplemente no era de la confianza del pequeño niño y por ello se sentía un poco incómodo.

Cuando él al fin se sentó en el sofá y con la casa completamente sola, jaló con cuidado a Dejun del brazo y lo sentó a horcajadas sobre sus piernas, logrando que el gatito lo mire algo confundido, hasta que Yuta atrapó sus labios en un profundo beso al cual el menor no dudo ni dos segundos en corresponderle.

Dejun amaba con locura a Yuta, simplemente por salvarlo y mimarlo, pero Yuta era extraño y la mente del minino no lograba comprender la mayoría de acciones de su dueño.

¿Entonces Yuta no estaba enojado? Porque ahora lo besaba, y lo estaba haciendo muy bien. Dejun dejó libre a su cola para menearse y sus orejas sacudirse debido a los estremecimientos de todo su cuerpo.

La lengua de Yuta se movía ya de manera experta por toda su cavidad bocal, por cada rincón de esta, escuchando sus pequeños jadeos, sintiendo las vibraciones de su cuerpo y, si se atrevía a entreabrir los ojos, podía observar con claridad el temblar de las cejas del pequeño. Tan hermoso, tan precioso, tan malditamente sexy y frágil.

—Ñam —un pequeño maullido salió de los labios de Dejun una vez colocó una de sus manos en el pecho de Yuta, alejándolo un poco para poder respirar.

Las mejillas del menor estaban rojas, ni siquiera rosadas, simplemente rojas, mientras este tenía la punta de la lengua fuera y jadeaba ante la mirada llena de lujuria de Yuta. Dejun ya sentía su entrepierna molestándolo de nuevo y sabía y comprendía, por los ojos ahora almendrado oscuro del mayor, que esta vez esto sería diferente que todas las otras veces.

No alcanzó respirar por demasiado tiempo porque antes de siquiera esperarlo, ya Yuta volvió a cazar sus labios con hambre y el felino se derritió por completo, dejándose llevar.

—Respira por la nariz, amor —le dijo el más alto cuándo se separó únicamente para mordisquear su labio inferior y tras un asentimiento de este, lo besó otra vez, dejando que sus manos bajen hasta el pequeño y duro trasero de Dejun, acercándolo más a su cuerpo.